Alonso Moleiro: Si es posible salir de la Venezuela “incivil” en la que estamos viviendo

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El 27 de febrero de 1989 se suscitó en Venezuela una serie de protestas, disturbios y saqueos que comenzaron en Guarenas, estado Miranda, y según algunos historiadores, se dieron en rechazo a las medidas económicas anunciadas por el gobierno de Carlos Andrés Pérez, las cuales incluían el aumento del precio de la gasolina y también del costo del transporte urbano y suburbano.

En los días subsiguientes los cuerpos policiales y militares del país fueron desplegados en todo el territorio nacional para controlar las protestas. Desde Miraflores se activó el Plan Ávila, el cual confería al ejército la custodia de las principales ciudades, habilitándolos para el uso de armas de guerra al momento de contener el motín, las protestas y los saqueos.

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32 años después, el Comité de Afectados por las Víctimas del Caracazo (Cofavic) asegura que se han identificado 380 personas fallecidas por la represión de ese momento. Sin embargo, insiste en que esta cifra es parcial, ya que se mantienen un importante número de ciudadanos con el estatus de desaparecidos.

Luego de los disturbios se suscitaron durante varios meses múltiples discusiones entre los sectores políticos, económicos y sociales del país, los cuales se preguntaban cómo hechos tan violentos pudieron presentarse en Venezuela. Esto llevó a plantear la hipótesis de que dichas protestas pudieron haber sido provocadas.

Ante este escenario que marcó la historia contemporánea de Venezuela, el periodista, escritor y columnista, Alonso Moleiro, realizó un trabajo de investigación que transformó en un libro llamado “La Nación Incivil”, el cual busca plasmar los daños colaterales que generó el Caracazo y cómo estos sucesos causaron una profunda herida al sistema democrático nacional, que posteriormente Hugo Chávez supo aprovechar.

HispanoPost conversó con el periodista, quien además es columnista de la casa, para ahondar un poco más sobre el libro que, desde este miércoles 15 de septiembre, podrá ser adquirido en las principales librerías de la ciudad de Caracas.

-¿Qué lo motivó a realizar este trabajo de investigación y cuánto tiempo le llevó culminar el libro?

Este libro comenzó porque básicamente esa Venezuela amable, estable e inclusiva que uno vivió en su juventud empezó a descomponerse y a desconfigurarse para dar paso al país violento, con un impacto político como el que tenemos ahora, que se ha convertido en un sistema totalmente anarquizado. Ubiqué en el 27 de febrero de 1989 el momento en que se descompuso el acuerdo social y la relación con la autoridad cambió por completo, es decir, se abrieron unos caminos que llevaron a Venezuela al tránsito de la democracia al chavismo y eso se llevó a cabo luego del Caracazo del 89.

Este evento hirió el entusiasmo popular de la democracia, se cometieron violaciones de derechos humanos muy graves en el país y las élites venezolanas no interpretaron correctamente la situación. Hubo un punto ciego y naturalizaron un poco la barbarie y sobre esas circunstancias Hugo Chávez construyó una narrativa que apuntaló una de sus palancas de conflictividad. El Caracazo llega al poder con Chávez y se transforma en una especie de factibilidad permanente, una de las palancas de asedio de la conflictividad de clases del chavismo para dar paso a esta nueva Venezuela.

La democracia no le dio ninguna narrativa al Caracazo y llegó Chávez y le construyó una. En cuanto al tiempo que me llevó terminar el libro, fueron un poco más de tres años de trabajo, incluso quedó un poco más largo de lo que esperaba, pero ya está publicado y es una satisfacción poder narrar un poco de lo que ha sucedido desde el Caracazo hasta nuestros días.

-¿El Caracazo hirió de muerte a la democracia venezolana?

El Caracazo fue un arponazo al ideal democrático, lastimó seriamente unas reformas políticas y económicas que la democracia estaba adelantando. Ese mismo año el Congreso de la República, impulsado por Carlos Andrés Pérez, había aprobado la elección uninominal del voto legislativo, la figura del alcalde, la elección directa de los gobernadores. Nada de eso existía antes, Venezuela era un país muy centralizado, los gobernadores los designaba el presidente y así fue durante un buen tiempo durante la democracia.

El Caracazo, sin duda, es el hecho que consolidó la antipolítica como un fenómeno social, el desconfiar de los políticos, que todos los políticos son corruptos, que el empresariado es honesto, que los militares son una clase superior. Esto abrió una caja de pandora y volvieron los fantasmas del pasado. Yo la llamo la nación incivil, porque no es la nación necesariamente militar, el país está muy militarizado, pero antes teníamos una República civil y ahora tenemos una República que está dispuesta a saquear.

-Además de la narrativa construida, ¿cómo se benefició Hugo Chávez del Caracazo?

El Caracazo al ser atendido de esa manera tan torpe donde el gobierno dejó que los saqueos y los disturbios continuaran luego del 27 de febrero, con un ejercicio represivo brutal, sobre el cual no hubo una contraloría. El 90% de las víctimas del Caracazo mueren en sus casas, con disparos de fuego cruzado en barriadas y zonas populares. Yo creo que esos hechos, más el asedio de Hugo Chávez al gobierno de Pérez y que adelantaron Rafael Caldera y Arturo Uslar Pietri contra la partidocracia, lo que se llamaba la guanábana porque en Venezuela todo el mundo era adeco o copeyano, eso después del 27 de febrero se acabó y esa crisis del 89 al 92 le abre a Chávez el momento perfecto para realizar su intentona militar que fracasó en lo militar pero que carburó en una parte importante del país.

La democracia dejó ese episodio así. El gran miedo que tenía el país político de entonces era si el Caracazo se iba a repetir o no, era un terror que todo el mundo tenía. Es más, se daba por descontado que venía otro Caracazo, y yo creo que sobre ese pánico y ese llamado de venganza de Chávez construyó una narrativa adulterada, la cual señalaba que los disturbios fueron porque un pueblo se alzó contra los grandes capitales, contra el neoliberalismo. Todos unos propósitos postizos que no estaban ese día, pero que engañaron y confundieron a muchos periodistas internacionales y a muchos intelectuales con respecto a la vedad de lo que había pasado en Venezuela. Eso no fue un alzamiento ni contra el Fondo Monetario Internacional, ni contra los capitales, ni contra los bancos. Una de las cosas que yo coloco en el libro es que ni los bancos, ni los clubes ni Fedecámaras fueron saqueados durante el Caracazo.

-A su juicio, ¿cuáles fueron esos daños colaterales del Caracazo y de las dos intentonas golpistas en Venezuela?

Todo el país le estaba pidiendo la renuncia al presidente electo y pidiendo que soltaran a Chávez, ese es el primer absurdo y lo viví teniendo 18 años. Luego yo creo que el Caracazo desabotonó las primeras tentativas de violencia, el hampa empezó a crecer. Después del Caracazo fue que comenzamos a ver que las urbanizaciones comenzaban a cerrar sus calles para no dejar pasar a nadie. Empezó la desconfianza, además hubo una ruptura interclasista, eso empezó a cambiar. Vimos también el primer gran salto que tuvo la delincuencia en Venezuela, la circulación de armas fue después del Caracazo y se instauró además un desorden que rompió la cohesión social del país.

La Venezuela del siglo XX fue casi toda una Venezuela estable, con moneda fuerte, la gente se venía a vivir para acá. Era un país donde se podía vivir y había falla en los servicios públicos, pero no como los actuales. Entonces podemos concluir que el Caracazo rompió el ideal democrático, la convivencia política, la convivencia social, que eran todos los escenarios que Hugo Chávez estaba buscando. Era la confrontación de clases, la confrontación política y crear un régimen político que es la Venezuela bolivariana sin pacto democrático. Chávez no pacta con la oposición y jura diciendo que va a derrumbar la Constitución moribunda. Él, en ese momento, simplemente le dijo a la oposición ustedes pueden existir y aquí vamos a convivir, pero ustedes no van a llegar al gobierno más nunca y es el mismo discurso que llevan más de 20 años diciendo. Yo creo que todo esto ha sido posible gracias al grave error cometido por la propia democracia, por la propia sociedad nacional luego del Caracazo, es decir, las cosas que no se atendieron, los discursos que no se dijeron y los vacíos que no se llenaron en ese momento.

-¿Se pudiese pensar que en la actualidad pudiese ocurrir un nuevo Caracazo?

Yo diría que no porque el poder aprendió la lección, porque las televisoras aprendieron la lección. Las televisoras venezolanas jamás fueron las mismas luego del Caracazo, más nunca se transmitió un saqueo, es decir, hay que tener cuidado con lo que vas a poner, cómo atiendes el desorden. En 2017 podemos decir que hubo un Caracazo político, el país completo salió a tratar de zafarse de Maduro, pero él respondió esto de manera mucho más eficaz, intensa, progresiva, diferenciada, reprimió y mató a mucha gente, produjo grandes daños y sobre eso la historia se irá encargando de recoger. Pero la locura del Caracazo, esos saqueos que se produjeron sin que nadie interviniera difícilmente se podrán repetir en Venezuela.

-Luego de 21 años viviendo en una “sociedad incivil”, ¿se podría recuperar la democracia en Venezuela?

Yo lo pongo en el libro, lo afirmo casi que por devoción religiosa porque uno ama mucho a este país. Venezuela logró cosas muy importantes, aprendió a convivir, aprendió a alternar el poder, aprendió a no tenerle miedo al poder, tuvimos una sociedad desarmada, una moneda fuerte, la gente tenía dinero, la gente podía planificar su vida, podía entrar y salir, había libertad, era un país incompleto, subdesarrollado, con episodios institucionales impropios y con corrupción.

Eso es cierto, la democracia venezolana fracasó, pero yo siento y aunque nos va a costar, el país lo que necesita es una oportunidad para expresarse sin presiones. Lo que pasa es que se nos olvidó que es eso, que el poder te diga vota por quien tú quieras, no habrá puntos rojos, no pasará nada, eso es lo que hace falta. Nosotros vamos a tener muchas tentativas, complicaciones a futuro, pero estoy convencido que Venezuela es un país que tiene nostalgia de su pasado y que está listo para restaurar su pacto político.

Tenemos un problema grave que se llama chavismo impidiéndolo, porque ellos no quieren pactar, ellos no quieren acuerdo republicano, porque viven del recuerdo y de la leyenda del 27 de febrero y forma parte del pensamiento militar del país. Sin duda hay algunos obstáculos que lo van a dificultar, pero en el país la memoria democrática está viva.

-¿Cómo fue el proceso para recabar la información plasmada en el libro?

Te puedo decir que es un tránsito que he vivido muy de cerca, ha sido parte de mi trabajo todo este tiempo. Cuando el Caracazo revienta yo tenía 18 años y ni siquiera había entrado a la universidad, pero lo viví paso por paso, al igual que los golpes de Chávez. Eso lo viví con mucha intensidad. Después del diagnóstico del Caracazo me di cuenta que debía ilustrar los 20 años posteriores y escogí los hitos más importantes e hice unos relatos con bibliografía, chequeando prensa, y todo ese trabajo se hizo tratando de responder la pregunta de cuándo este país se deterioró de esta manera. 

-¿Dónde podemos adquirir el libro “La Nación Incivil”?

El libro lo pueden conseguir en físico en las principales librerías que quedan en Caracas, es decir Vizcaya, el Mundo del Libro, El Buscón, entre otras. Se consigue en Amazon, se consigue en Kindle y en la página de la editorial de Sergio Dahbar también lo pueden comprar.

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Juan Carlos Salas
Juan Carlos Salas
Editor Senior. Periodista de Política y Economía. Especializado en la fuente electoral. Locutor y amante de la tecnología. Más de 15 años de experiencia en medios de comunicación tanto impresos como digitales.

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