El contundente triunfo de Donald Trump para convertirse en el presidente número 47 de Estados Unidos abre un nuevo capítulo para la política internacional del planeta, en momentos en los que se están produciendo dos conflictos de enorme magnitud en el Medio Oriente y entre Rusia y Ucrania.
Hacer vaticinios de lo que serán los próximos cuatro años de gobierno puede ser una trampa, pues al ser Trump una figura impredecible lo más seguro es que haga lo que le dé la gana con todo el poder absoluto que ejercerá sin control alguno, se señala en el semanario Exclusivas Económica.
Con seguridad veremos a un mandatario que tomará represalias contra todos aquellos que hicieron más difícil su ascenso al poder y a lo interno será una administración mucho más conservadora en cuanto a principios, pero también mucho más pragmática a la hora de conseguir sus objetivos.
Sin lugar a duda, el tema migratorio será de los primeros en atacar, pues le ha asegurado una victoria absoluta dentro de una nación que tomó el rumbo de apoyar en menor medida a un sistema basado en libertadores democráticas, para apoyar a una presidencia cuyo mensaje se basó en la xenofobia, el racismo y la migración.
¿Qué pasará con Venezuela? Dos Escenarios
Escenario 1. La revancha
Habiendo sido imposible lograr el objetivo de debilitar a Nicolás Maduro durante su primer mandato con la estrategia trazada por John Bolton, entre otros, Trump podría sentirse tentado nuevamente a ejercer una política de máxima presión sin importar que esta no haya funcionado en el pasado. De esta manera, se mostraría como un hombre duro e intransitable que busca dejar a un lado cualquier negociación con Maduro.
Asimismo, cumpliría los deseos de los venezolanos y cubanos que apoyaron su candidatura en Florida y que exigen una línea más dura hacia su país de nacimiento. En estas circunstancias, la licencia otorgada a Chevron podría ser revocada para presionar así al gobierno de Venezuela a liberar a los prisioneros estadounidenses.
Lo que sí no vemos es que nuevamente Trump decida apoyar y reconocer un gobierno en el exilio liderado por Edmundo González Urrutia, en vista de los pésimos resultados que obtuvo el apoyo al gobierno interino de Juan Guaidó.
El escenario de la revancha presenta una dificultad que tiene que ver con la cantidad de venezolanos ilegales en ese país. Dentro de su discurso siempre ha dicho que “Venezuela es el país más seguro” porque los delincuentes migraron hacia Estados Unidos gracias a las políticas migratorias de Joe Biden.
Aun cuando cierre la frontera y dificulte el paso por el Darién, no solucionaría el problema de la ilegalidad que necesita una acción concreta como las deportaciones que estén a la vista de la opinión pública porque en la política las imágenes importan.
Escenario 2. El transaccional
No hay que esperar un discurso amigable de Donald Trump hacia Venezuela al menos en los inicios de su gobierno. Podría incluso ser mucho más agresivo que durante la campaña, pero como dentro de sus objetivos principales está el tema migratorio, no es de extrañar que llegue a un acuerdo con Nicolás Maduro para deportar venezolanos a cambio de nuevas licencias y/o liberación de rehenes estadounidenses.
Pensar en esto podría parecer naive ante el apoyo que ha recibido de los inmigrantes venezolanos en Florida. Sin embargo, a Trump no le importa en este momento de su carrera política la carrera de nadie más. De allí que figuras como Marco Rubio ya no son necesarias para él y mucho menos la estrategia de este republicano hacia países como Cuba y Venezuela.
En palabras del propio JD Vance (refiriéndose a China): “Hemos construido una política exterior de intimidar, moralizar y dar sermones a los países que no tiene nada que ver con ella. Los chinos tienen una política exterior de construir carreteras, puentes y alimentar a los pobres”.
El tema Citgo, sin duda, entrará en una negociación que podría incluso devolverle el control del activo a Maduro a cambio de un suministro petrolero seguro, en detrimento de las relaciones de Venezuela con Irán (que es fundamental para Trump en este momento) y con China.
Todo esto podría negociarse en secreto y sin escandalo dando así pie a que en el mediano plazo las relaciones diplomáticas se reconstruyan sin necesidad de fotos ni apretón de manos. No hay que olvidar que en este escenario la relación Rusia-Venezuela tiene un peso y ya es casi una realidad el hecho de que Trump apoyará a Putin en el conflicto contra Ucrania.
Sobre las supuestas presiones que Trump podría recibir por parte de republicanos que buscan aprobar la Ley de Promoción de Libertades, Oportunidades y Derechos en Venezuela (Valor), en este escenario no descartamos que se apruebe, pero con seguridad será un mecanismo de negociación utilizado por Trump más para su beneficio que de los impulsores de la ley.
De hecho, su aprobación no significaría su inmediata aplicación, entre otras cosas porque Trump hará lo que le dé la gana en este su segundo mandato como 47 presidente de Estados Unidos.