El venezolano Armando Mundaraín llegó a Hungría por un intercambio estudiantil. Para ese momento, no sabía hablar el idioma; mucho menos sus costumbres. Cuando terminó esa experiencia retornó a Venezuela. Dos años más tarde regresó a Budapest.
Desde entonces, se dedicó a terminar sus estudios de administración hotelera y gastronomía. Aprendió bien a hablar húngaro y, cuando tuvo la oportunidad, se inscribió en la versión Master Chef. Poco después, se alzaría con el triunfo.
Esto significó, entre otras cosas, la oportunidad de recibir una remuneración en metálico que le permitirá, más adelante, tener su negocio propio. «Fue muy emocionante convertirme en el primer extranjero, no solo latino, en ganar. Nunca alguien no nacido en Hungría había ganado», comentó.
Aseguró que el secreto para «enamorar» a los jueces del reality radicó «en la mezcla de sabores. Por supuesto que la base del asado fue la receta familiar, venezolana, pero le di un toque con la comida de aquí. En Hungría se comen muchos platos parecidos, que ellos llaman estofados. Así que solo tuve que hacer unos ajustes para la exacta mezcla de sabores. El resultado ya lo vieron», agregó.
El idioma fue el escollo más difícil que ha tenido que vencer hasta ahora. Enfrentarse a los medios no, porque su abuela y su papá son especialistas del área audiovisual. Dijo que su compatriota Gaby Spanic, quien participa en un reality de baile, «es una superestrella».
A sus 26 años de edad, Armando Mundaraín está consciente de que todavía le falta mucho. Tener un restaurant propio, amplio, es una de sus metas. «Mientras, me conformo con mi pequeño refugio. Soy chef de una reconocida cadena de hoteles y así voy, avanzando, porque esta historia no quiero que termine aquí. Mi equipo de producción (mi hermano y mi mamá) trabajan para otros proyectos futuros», aseguró.
No olvide ver nuestros reportajes en: www.hispanopost.com
