El 22 de agosto, el ministro de Industrias y Producción Nacional, Hipólito Abreu, reinauguró la tienda de la Corporación Venezuela Productiva ubicada en la avenida Urdaneta en Caracas.
El establecimiento vende artículos como electrodomésticos a precios competitivos y desde su reapertura registra gran afluencia de público.
Sin embargo, ese volumen de personas no es un indicador de que la situación venezolana está mejorando, según aseguraron fuentes del sector económico y comercial que solicitaron guardar sus nombres en reserva.
«La gente que va comprar allí representa un porcentaje mínimo de la población», sostuvo un consultado.
Destacó que la iniciativa gubernamental tiene un objetivo propagandístico del «buen gobierno» cuando lo cierto es que con el escaso poder adquisitivo de los salarios es cuesta arriba comprar en la tienda.
«Pedí prestado a mi familia 200 dólares para comprar la lavadora. Desde hace cuatro años estábamos lavando a mano porque el aparato que teníamos se dañó definitivamente», contó este sábado un trabajador de una empresa privada.
Precisó que «con las utilidades y un trabajito extra pagaré lo que me prestaron».
En la puerta de la tienda, un ama de casa -quien estaba a la espera del camión que contrató para trasladar una nevera a su hogar- narró que su familia en el exterior le envió 500 dólares de remesa y con ese dinero adquirió el artefacto.
Dentro de la tienda, un pensionado preguntó sobre la forma de pago. Un empleado le dijo que es cash (al contado) en dólares o bolívares a la tasa de cambio del día fijada por el Banco Central de Venezuela.
Lista y nostalgia
En una vidriera de la tienda que da a la calle está el listado con 72 rubros y los precios en dólares.
En la puerta del negocio un empleado explicaba a un interesado: «Esta es la última lavadora, de este modelo, que queda pero van a traer más».
Los precios de las lavadoras de 7 y 12 kilos de capacidad se ubican entre 151 y 220 dólares, mientras que las neveras de 16 y 19 pies cúbicos se consiguen a 466 y 517 dólares.
Los televisores de 40 y 43 pulgadas están en 160 y 180 dólares. Los precios de las cocinas a gas -tope y completa- son 120 y 256 dólares, mientras que los aparatos de aire acondicionado y las licuadoras cuestan 185 y 35 dólares, respectivamente.
En lo que a los teléfonos celulares se refiere, el establecimiento tiene los de la marca gubernamental Orinoquia -entre 18 y 50 dólares, cada uno- incluyendo el sencillo modelo «Vergatario».
La tienda también ofrece artículos para la salud como sillas de ruedas, bastones y colchones antiescaras a 205, 33 y 107 dólares, respectivamente.
Asimismo, en el listado hay tanques de agua cónicos y bicicletas a 167 y entre 237 y 257 dólares, además de juguetes económicos a 5 dólares y toppers para viandas a 2 dólares.
En los alrededores de la tienda, algunos transeúntes echaron en falta los comercios de artículos del hogar en el centro de Caracas, los cuales han cerrado y que hace unos años vendían a crédito.
«La tienda en la avenida San Martín donde compré por partes la lavadora cerró después del Dakazo. Es ahora y pidiendo prestado que pude comprar un aparato nuevo en la tienda porque el que teníamos colapsó», expresó un motorizado.
En noviembre de 2013 se registró el fenómeno conocido como el Dakazo, medida tomada por el gobierno de Nicolás Maduro que obligó a las tiendas de electrodomésticos a bajar los precios. Esto ocasionó el cierre de muchos negocios, especialmente los pequeños, que no pudieron soportar vender a pérdida.
Empleados públicos excluidos
Servando Carbone, directivo de la Federación Nacional de Trabajadores del Sector Público, sostuvo que con los sueldos tan bajos en la administración pública «es imposible comprar los electrodomésticos de la tienda».
«No es que estemos en contra de este tipo de tienda sino del uso político de la misma por parte de Maduro haciendo ver que Venezuela se arregló. Nada más lejos de la realidad», precisó.
El representante de Fentrasep indicó que el ingreso mensual de los empleados públicos no llega cien dólares, mientras que el sector privado paga a sus trabajadores entre 200 y 400 dólares al mes.
«Aún con sacrificio, un trabajador de la empresa privada puede acceder a comprar los artículos de la tienda pero los empleados públicos no», destacó Carbone.
Señaló que las cajas de ahorro de los organismos del Estado están imposibilitadas -no tienen fondos suficientes- de financiar a los trabajadores para que adquieran los electrodomésticos de la tienda.
La razón, agregó, es que los organismos no depositan desde hace dos años sus aportes a las cajas de ahorro.
El sindicalista explicó que el aporte de los trabajadores es descontado en la nómina pero no se transfiere a las cajas de ahorro.
«Los tres meses de aguinaldos -pagados en bolívares y cuya primera parte la van a cancelar en octubre, en vez de septiembre- no alcanzan para adquirir los electrodomésticos», dijo Carbone.