El viernes pasado, previo al encuentro de cuartos de final del mundial Quatar 2022, entre Argentina y Holanda, la cita de HispanoPost era con Carlos Ocariz, el dirigente político y miembro fundador del partido Primero Justicia. Conocido, y reconocido, por ser alcalde del municipio Sucre en dos oportunidades, donde se encuentra una de las barriadas más densas de la capital venezolana; así como también candidato a la Gobernación de Miranda en otro par de oportunidades.
Aunque la expectativa era conseguir a un político en todo su estado natural, nos encontramos con un hombre humano, fanático de la hinchada albiceleste –la misma que logró ganar la contienda y asegurar su pase a la semifinal- que no solo nos abrió las puertas de su hogar, sino que habló abiertamente de su posición política de cara a la contienda interna de la oposición, a la que desea sumarse, para poner su nombre a la orden en las próximas elecciones primarias del país como abanderado de la tolda aurinegra. Pero donde, además, de antemano se sabe competirá contra sus compañeros de lucha Henrique Capriles y Juan Pablo Guanipa, por solo mencionar los nombres más sonados.
Con total naturalidad, Ocariz habló de política. De las críticas que ha recibido, incluso, de miembros de su partido de estar, supuestamente, jugando a la “antipolítica”. Habló, largo y tendido, de sus propuestas como posible candidato; las cuales, según él, van más allá de la mera política y que tienen que ver con invitar a los venezolanos a soñar con un país de propietarios, una inversión a la democracia directa, en incluir al sector privado en el manejo de los servicios públicos y en lograr una educación de primera financiada por el Estado.
Mientras contaba los minutos para gritar a viva voz cada gol de la selección que suele apoyar desde la infancia y, como dijo, mientras se le da la oportunidad de apoyar a la Vinotinto; también habló del dolor que siente de tener que separarse de sus hijos porque el país por que tanto ha luchado y por el que trabaja no le brinda las oportunidades que necesitan; sin dejar de lado, el acto de mea culpa, por lo que lo hace sentir una persona “egoísta”, ya que, según dijo, no solo el político lleva el peso de la política, sino también sus familiares.
Mea culpa para crecer
Reconocer los errores es lo que cree Ocariz necesita la oposición para que la visión de la sociedad cambie a favor de los dirigentes políticos y se refleje en los comicios sucesivos.
–¿Considera que hay apoyo de parte de Primero Justicia, como miembro fundador, en su candidatura a las primarias?
-Una de las ventajas que tiene Primero Justicia es que hay mucha variedad de liderazgos municipal, regional y nacional, que quizás otros partidos no tienen. Tenemos buenos liderazgos y hay buenos nombres en general. En mi caso, lo que estoy intentando es generar propuestas que no vayan nada más dentro del partido, sino afuera, al país. Creo que 90% de las personas no forman parte de los partidos, si solo le hablamos a nuestra gente, nos estamos hablando al ombligo.
Lo que estoy construyendo son propuestas que le hablen a todo el gran país, pero estoy absolutamente claro de la situación que está pasando en el país, de la gente que está en contra de la política, de la dirigencia y creo que tienen razón para sentirse así. Creo que nosotros hemos fallado mucho, porque el tema no es fracasar, sino seguir adelante como si no hubiera pasado lo que pasó.
Hemos fracasado y creo que tenemos que admitirlo. Decir que hemos metido la pata, por esto y esto, y aprender de estos errores. A veces siento que la dirigencia está como en automático y piensa que automáticamente nos van a apoyar, pero eso no es así. Creo que esa mea culpa tiene que estar en nuestro partido y en general en toda la política.
–En algún momento resonaron algunas críticas en tu contra, incluso de miembros de su mismo partido, que aseguraban que estaba, supuestamente, abogando por la antipolítica, siendo político. Llegaron también a decir que eras “un poco hipócrita, ¿qué piensa de eso?
-No, yo en la antipolítica nunca he creído; lo que pasa es que hay mucha susceptibilidad. ¿Decir que nos hemos equivocado es hablar de antipolítica? No, es hablar de antipolítica. ¿Hacer propuestas es abonar a la antipolítica? No lo creo y, ojo, yo me meto en los errores. No es que yo estoy diciendo: ‘Ellos se equivocaron’. No, yo también formo parte de eso. Creo que en ser humilde o actuar con humildad, porque creo que estoy actuando con humildad al reconocer, admitir y avanzar. Pero siempre he estado en contra de la antipolítica.
–En esa posición de autocrítica, debo preguntar: ¿cuál considera que ha sido el peor error que ha cometido la oposición en esta contienda de años contra el chavismo?
-Creo que muchos. Uno de ellos es pensar que la gente nos iba a seguir automáticamente, ir de error en error y no aprender, no admitir las fallas o el fracaso. No avanzar aprendiendo de esos errores; pero, sin duda, creo que es eso, pensar que la gente nos iba a seguir automáticamente y cuando eso no sucede, vemos que el mundo se nos viene abajo. Pero creo que estamos a tiempo aún.
Por ejemplo, las primarias son un buen paso. El año pasado parte de los errores que cometimos es que no fuimos a primarias, por lo que creo que esas primarias deben ser abiertas. Donde se le dé la oportunidad a todo el mundo de participar, ya si decide participar o no, es otra cosa. Creo que más que un error concreto es como el fondo. En la oposición hemos tenido mucha prepotencia y nos hace falta humildad.
-Muchas de las críticas que suele hacer la sociedad civil es que sienten que de este lado de la política hay mucho “oscurantismo”, que es lo que desde la dirigencia opositora se le critica al chavismo.
-Sí, como lo acabo de decir, creo que ha habido mucha prepotencia, soberbia y poca humildad. Ojo, también estamos enfrentando a una dictadura, donde no hay poderes. Donde no hay reglas claras, donde nos persiguen, nos intimidan, donde los poderes públicos son dominados por un solo poder, que es el Ejecutivo. y manda sobre todos los demás; ese contexto es real. Pero, a pesar, de ese contexto, nosotros hemos hecho cosas buenas, pero las malas no las hemos explicado y eso es parte de los errores.
Política más allá de la coyuntura
Para Ocariz, la política nacional debe salir de la coyuntura y reconocerse en las necesidades reales de la sociedad.
–Con ese archivo de los errores cometidos, ¿cómo ve el entusiasmo o las ganas de la gente de participar, en principio, en un proceso de primarias y, posteriormente, en unas elecciones presidenciales?
-80% de la gente quiere cambiar, pero también ese 80% cree que no vamos a cambiar. Ese 80% piensa: ‘Estos tipos no van a sacar a Maduro de ahí’. Yo sí siento que hay un ambiente procambio, pero escéptico al cambio. El papel nuestro, del liderazgo, es escuchar eso y cambiar el creer en querer. Que la gente diga: ‘Quiero y creo que sí se puede’, además, yo creo mucho en la unidad. La he practicado, el año pasado me retiré porque creo en la unidad, fui el único que se retiró en el país y de acuerdo conlos números que teníamos, íbamos adelante, pero más allá de eso, la unidad por sí sola no es suficiente.
La unidad debe tener contenido, con una unidad sin contenido, no vamos a conectar con el pobre. Lo que estoy intentando es, y creo que está funcionando, decir: ‘Yo creo en la unidad, pero con contenido’. Vamos a hablar de propuestas, vamos a hablar de propiedad, de democracia directa, de servicios públicos, de sueldos y salarios; porque la política ahorita es pura coyuntura: viene México, todo el mundo habla de México. Pasan las lluvias en Tejerías, todo el mundo habla de Tejerías, la selva de Panamá. Pero, qué pone a la gente a soñar, a aspirar. Porque en el fondo tú sigues a alguien si te pone a soñar y aspirar a que tú vas a estar mejor. Si ese líder llega, eso es lo que estamos tratando de hacer y de construir.
–¿Cuáles son las propuestas en concreto que está ofreciendo Carlos Ocariz a sus seguidores y quienes seguramente está buscando captar como nuevos adeptos?
-La propiedad. Siempre he sido defensor de la propiedad, es fundamental. El ser humano tiene derecho a tres cosas: la vida, la libertad y la propiedad. Aquí en Venezuela, 85% de la gente no es dueña de su casa. Vivimos en un país de pisatarios y no de propietarios.
Vas a cualquier barrio y la gente vive ahí, pero no es dueña de su casa. Igual en las zonas agrícolas, la gente que trabaja en esas zonas, tiene derecho a producir, pero no es dueña de sus tierras. La Misión Vivienda asigna apartamentos, pero no les da el título de propiedad. Entonces, es un país completamente de pisatarios y no de propietarios.
En un país de altísima inequidad, donde los pobres son más pobres y los ricos son más ricos. Hay que darles propiedad, pero incorporar a la gente a la economía formal. La propiedad es importante porque tu casa vale mucho más, tienes posibilidades de emprender negocios poniendo como garantía tu vivienda y pedir un crédito. Y, por último, lo puedes dejar de herencia a tu familia, lo que es algo muy humano. La primera lucha, y mi primera bandera, sería un país de propietarios.
La segunda bandera tiene que ver con la democracia directa, yo creo profundamente en eso. La democracia directa no es lo que han intentado hacer estos tipos, porque ellos han condicionado la participación a un color político. La democracia directa es que los recursos lleguen directamente a la comunidad, sin alcabalas, sin burocracia. De esa manera, las obras se hacen mucho más rápidas, mucho mejor, se transforman mentalidades y parte de un concepto político básico.
Para el chavismo, el poder es concentrar poder. Para nosotros el poder es transferir el poder a la gente y eso no lo hablo desde la teoría sino desde la práctica. En Petare, nosotros hacíamos 8.000 obras al año, cuando fui alcalde, con las comunidades. Sin ningún caso de corrupción y sin mirar color político y si la comunidad decía que era con el consejo comunal, pues era con el consejo comunal, pero si decían que era con la asociación de vecinos o con un grupo cultural o deportivo, se hacía con ellos. No condicionábamos la participación.
De esta manera, una de las propuestas es que un tercio de la inversión si va directamente a la democracia directa. Se pueden hacer miles de obras en poco tiempo, generar más de 500.000 empleos directos, pero no solamente en obras sino también en el manejo de las escuelas públicas, por ejemplo.
Que el mantenimiento de las plantas físicas de las escuelas estén en las manos de las comunidades educativas, de los padres y representantes, las canchas y ambulatorios, los servicios en general o programas sociales. Es decir, es darle realmente peso a la gente sin condicionar, que es lo que ha prostituido el oficialismo.
El tercer punto tiene que ver con los servicios públicos, que es una calamidad y creo que hay que dar un debate. Hay que meter al empresario privado en el manejo de los servicios públicos. El sector privado está mejor que el Estado y, por eso, una de las propuestas que estamos haciendo es que metamos al sector privado en el manejo de los servicios públicos. No en monopolio o exclusividad, pero sí que formen parte del manejo de los servicios públicos, y estoy seguro que serán de mucha mejor calidad.
Es que el servicio público más caro es el ineficiente. Si a tu casa no llega el agua, tienes que alquilar cisternas. En estos días estaba en Margarita y cada cisterna cuesta 30 dólares. Más o menos una familia de cinco personas son dos o tres cisternas, estamos hablando de 60 a 80 dólares en cisternas. En Nueva York pagas 30 dólares por agua al mes. Es decir, que alquilar cisternas en Margarita es el doble que en Nueva York o que en Singapur, porque tienes que buscar el agua.
El cuarto punto importante es el tema del salario. El salario mínimo hay que eliminarlo. Eso es una utopía y es un pote de humo siempre de los presidentes que, por un decreto, de manera ficticia, ponen el salario mínimo. Eso tiene que ser producto del encuentro entre sindicatos, patronos y el empresariado. Creo en eso, en los países desarrollados eso es así y funciona. A estas alturas es una calamidad hablar de 130 bolívares de salario mínimo, cuando eso no es real.
En materia de educación, por ejemplo, hay que hacer un plan donde se patrocine un Plan Gran Mariscal de Ayacucho al revés. Este se basaba en financiar gente que estuviera afuera, hay que financiar a gente que estudie acá, gente que se regrese, a personas que estudien en universidades públicas y privadas financiadas por el Estado.
Estoy haciendo muchas propuestas que creo que son distintas y salen del confort de la política y son discusiones que hay que dar de manera de fondo.
Primarias que los incluya a todos
Ocariz dijo estar dispuesto a poner sus propuesta a la a la orden del nombre que sea electo en primarias, aunque no sea el suyo.
–El año pasado fue fuertemente criticado porque, supuestamente, esperó mucho para declinar su candidatura a la Gobernación de Miranda y mucho se dice ahora de esas posibles rencillas dentro del partido, porque cada quien tiene su propio candidato. Si el día que se realice la elección interna, su nombre no es el escogido, ¿Carlos Ocariz apoyará a otro justiciero o justiciera?
-El que quede en el proceso yo lo voy a apoyar con mis propuestas y mi trabajo. Sí, siento que hay un debate interno y me parece que es buenísimo, yo propongo que haya debates públicos, internamente y en la Plataforma Unitaria. Ser candidato es una oportunidad para hacer las cosas distintas, tanto en Primero Justicia como afuera.
Con respecto a lo del año pasado, eso fue un proceso muy duro, donde cometimos errores. Un error, por ejemplo, es no haber ido a primarias en todo el país. Desgraciadamente hubo partidos que se opusieron a eso. Creo que en Miranda cometimos el error de no haber ido a primarias, así fuera solo en Miranda, yo me opuse porque creía que debía ser en todo el país y eso fue un error. Ahora, al final cuando se acercaba la fecha había que tomar una decisión y yo sabía que esta gente no se iba a retirar bajo ningún concepto y las razones para mí son muy evidentes.
Había que dar un paso al costado cuando nadie lo dio. En ninguna parte del país, nadie se retiró. Aunque las encuestas nos apoyaban, no quisimos hacerle el juego al oficialismo y dimos un paso al costado. Me retiré en los plazos reglamentarios. Obviamente, no fue el primer día porque estaba luchando ser el candidato y que este tipo se retirara. Al ver que no se iba a retirar, yo conformé un grupo de altísimos garantes para lograr eso y no se pudo, yo me retiré; pero como todo en la vida y en la política cuando sales del confort es polémico y a mí me gusta siempre hacer polémica.
–Ante esta actitud del pasado, ¿cómo evalúa la participación de ese sector de la oposición en las primarias?
-Creo que tienen que entrar. Es muy absurdo decir: ‘Los que podemos competir somos nosotros nada más’. A todo el mundo hay que darle la oportunidad de que compita. Ahora, si tú decides no competir se te ven las costuras. Si tú decides competir y no aceptas los resultados, peor aún. No hay ninguna excusa de que no me dejaron competir. Vaya, participe y gane. Si usted ganó, hay que apoyarlo.
Lo que pasó en Barinas fue una unidad monolítica, a pesar de que no fue por primarias y se lanzó Claudio Fermín aparte, pero no sacó nada. Ganamos por más de 20 puntos en contra de todo el staff. Hoy en día la política no es estructura, la política es mensaje. Hace 30 años, en la época de Alfaro Ucero, sí; pero eso cambió.
Hoy la política es mensaje. Si no tienes un mensaje que conecte con la gente, tengas lo que tengas eso se vuelve pura paja. En esta oportunidad de primarias, hay que abrirle paso a todo el mundo y que todo el mundo entre. Hay algunos que no van a entrar porque claramente juegan con el gobierno. Se les verán las costuras y serán los ‘Claudios Fermínes’ de Barinas, pero es importante que la gente pueda votar y votar por quien considera mejor.
–¿Dónde cree que debe poner el acento ese candidato electo en primarias durante su campaña para que pueda ser electo en 2024?
-En lo social. En poner a la gente a soñar en un país con progreso, donde el sector empresarial tenga un espacio importante. Hay que eliminar esos complejos de hace 20 años de retroceso. La gente tiene que ser propietaria, que haya democracia directa. Que la gente debe tener mejores servicios públicos, mejores sueldos y la única manera de que eso pase es que haya un cambio político. Cuando haya un cambio político, habrá mejores ingresos y vamos a poder ganar mejor. De esa manera el país va a progresar, a mejorar. Va a haber confianza, inversión, emprendimiento, crédito y eso va a ser bueno para Venezuela, yo creo en eso. La tarea del líder que sea electo en primarias es poder transformar el creer en querer.
–¿Cree que, en esta oportunidad, sí hay posibilidades de ganar?
-Creo que sí. Va a ser muy duro, muy difícil, pero sí siento que si conectamos abajo, nadie nos para. Si conectamos con ese corazón y ese pueblo que quiere cambio, nadie nos va a parar; pero para eso tenemos que conectar y para conectar hay que hacer propuestas que la gente sienta que si nosotros llegamos, ellos llegan también.
Humanizando al político
Del fanático de la selección argentina, al hombre que ha tenido que enfrentar duros golpes como la enfermedad de su hijo y el exilio de su hija.
–¿Cómo lucha un político por las realidades comunes del venezolano, por ejemplo, el desprenderse de sus hijos?
-Es muy duro. Mi hija se fue ayer y mi hijo tiene tiempo afuera, pero ellos van y vienen. Es muy duro acostumbrarse a las despedidas. Eso no lo entiende sino quien lo vive. Para mí ha sido difícil, me he sentido egoísta porque el político es egoísta porque todos los que están alrededor tuyo lo sufren. Tu pareja, tus hijos, tus padres; pero tú lo haces por el país y cuando actúas por el pais, abandonas a quien más amas.
Para mí ha sido duro, pero gracias a Dios mis hijos lo han entendido. Sin embargo, me han tocado momentos muy duros, como la enfermedad de Pablo, pero lo he sabido llevar, creo yo, con golpes y con aprendizajes, siendo honesto conmigo y con lo que yo quiero y lo que siento, que no es fácil.
–Dice: «Uno se siente egoísta, pero lo haces por el país», aunque muchas veces el país no lo agradece ¿Cómo se lucha con esa sensación de que el país no te retribuye el esfuerzo?
-Sí, es un poco de frustración, pero uno se queda con la otra parte del país que sí lo valora, porque la política sube y baja, no todo es arriba o abajo. Yo creo mucho en la constancia, si tú eres constante y coherente entre lo que crees y haces, eso tiene sus efectos y son positivos. Eso es lo que siempre he hecho y he querido hacer. Es lo que he intentado inculcarle a mis hijos. El mundo es de los constantes, de los que creen y luchan por eso.
–¿Cree que debe haber un Carlos Ocariz político y un Carlos Ocariz humano?
-Creo que siempre debo ser el mismo, creo que esas falsas hipocresías la gente lo nota. Al verte a los ojos lo percibe. Por eso en mis redes sociales, que es lo que uno maneja, intento siempre tener coherencia entre lo que digo, lo hago, lo que creo y lo que siento. Lo más difícil es saber y decir lo que sientes, en general es difícil.
En este momento, yo estoy siendo coherente. No solamente en la politica sino en mi vida en general, porque creo profundamente en lo que estoy diciendo y haciendo. Hoy estoy de hecho y sentimiento y me estoy disfrutando lo que estoy haciendo.
–¿En este momento hay algo que detenga a Carlos Ocariz?
No, voy con todo.
Foto: Raúl Romero