El decreto emitido por la gobernación del estado Miranda, en el que establece un plan por número de cédula para la compra de alimentos, ha dejado más interrogantes sobre si las medidas en medio de la cuarentena responden al cuidado de la salud o al control político y social.
Las medidas no tienen ningún sentido epidemiológico. Puede ser que algún país se equivoque en las medidas, pasó en Inglaterra, pero rectificaron por una evaluación médica, dijo a HispanoPost el profesor Alexander Campos, miembro del Centro de Investigaciones Populares (CIP).
Lo que estamos viendo es que aquí no priva ningún tipo de criterio médico. En vez de procurar el distanciamiento, buscan el agrupamiento. En vez de facilitarle a la gente la estadía en la casa, lo que provoca es que la gente tenga que necesariamente salir de la casa. En vez de favorecer medios de transporte con la mayor cantidad de opciones, provocan lo contrario con pocos medios de transporte donde la gente tiene que ir apretada, añadió.
Campos considera que las medidas parecieran tener una orientación política de búsqueda de mayor control y sumisión de la gente. El fin político inmediato es llegar a cualquier proceso electoral en condiciones de cuarentena, con falta de libertad y autonomía. Un estado de dependencia total. Esas son las elecciones que ellos quieren, refirió.
El discurso lo que busca es provocar pánico, no busca conciencia de la situación. Por donde se analicen las medidas usted se da cuenta que todas ellas lo que hacen es tener una orientación política, aseguró.
Campos señaló que, en general, el comportamiento social durante la cuarentena viene marcado por una progresiva desconfianza hacia toda la información y los datos oficiales. Ya habíamos llegado a la pandemia con una base de desconfianza muy grande; sin embargo, como a nivel internacional era de acuerdo común que había una realidad a la que había que atenerse, al inicio hubo cierto recelo, pero acatamiento, acotó.
La gente no sabe a qué atenerse. Sabe que hay una realidad, pero no sabe cómo medirla. El desconcierto priva, la sociedad no tiene herramientas para actuar. Cada quien está actuando según lo que la dinámica diaria le vaya estableciendo, cada quien tiene que resolvérselas como pueda, sostuvo.
Al ser consultado sobre qué puede hacer la sociedad para protegerse ante el férreo control, Campos indicó: Lamentablemente las herramientas tradicionales de protesta y reacción son muy limitadas. Hay que afianzar más la comunicación entre los ciudadanos para informarnos, organizarnos y buscar la orientación del liderazgo para educarnos y para evitar que la información manipulada sea la que impere.
En el último informe de la Organización No Gubernamental (ONG), Trasparencia Venezuela, denominado ¿Aislamiento social como anillo al dedo?, se señala que una de las características principales de la actual cuarentena es que se trata de un aislamiento donde no se le garantizan los derechos a la ciudadanía y con control social, donde los venezolanos no tienen garantizados los servicios públicos, la alimentación ni las medicinas.
Se destaca que la implementación de la cuarentena llevó a la ya convulsa dinámica social del país a un escenario de mayor incertidumbre, en el que las acciones y medidas tomadas por el Ejecutivo han incrementado el control social, siendo una de estas la aplicación del sistema de bonos.
Desiré González, coordinadora del observatorio de programas sociales de Transparencia Venezuela, explicó que existen denuncias sobre las autoridades civiles o policiales que han vulnerado los derechos a la libertad personal y el libre tránsito en medio de esta tragedia. Con el paso de los días el control de la movilidad ha sido más férreo. Gobernadores, alcaldes y en algunos casos militares han comenzado a dictar decretos y normas diversas con fundamento a lo anunciado por Maduro, agregó.
Resaltó los tratos humillantes a los que se somete a algunas personas que salen a la calle, personas a las que además se les aplican castigos y son expuestas al escarnio público.