Danny Golindano: Si mi paciente se cura, yo me curo

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    A  sus 31 años, Danny Golindano asegura que tiene muchas cicatrices que le dejan los pacientes que atiende en su consulta, que en ocasiones  ven complicada su situación – y hasta mueren-  por las carencias del sistema de salud venezolano.

    En el hospital José María Vargas, en una barriada al noroeste de la capital, el joven hematólogo enfrenta el dolor de pacientes con diagnósticos implacables, en medio de la falta de medicamentos e insumos.

    Golindano es el único médico de su familia. Estudió con libros prestados y con el esfuerzo de su familia en la Universidad de Oriente.

    Hoy su vocación lo empuja a ayudar a los más necesitados desde uno de los centros asistenciales que muestra los signos de la crisis que atraviesa de Venezuela y donde no se admite la presencia de la prensa por parte de grupos civiles que ejercen el control de la zona. Comparte los gastos de alquiler en la capital con uno de sus colegas, trabaja más de 10 horas diarias por un salario muy bajo, pero muestra fervor por lo que hace. «SI mi paciente se cura, yo me curo», afirma.

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