El legado que dejará Lionel Messi es indiscutible con sus más de 30 títulos, más de 600 goles anotados y premios como mejor jugador del mundo. Sin embargo, su oscuro presente en el Barcelona les ha dado alas a sus detractores para hacer leña del árbol caído. Ya son cinco temporadas para el astro argentino sin conquistar la ansiada Champions League, que se han sumado a múltiples decepciones con la camiseta de la selección argentina.
La temporada convulsa del 10 tuvo su erupción definitiva tras la bochornosa derrota 2-8 contra el Bayern Munich. Mientras Gerard Piqué y Quique Setién salieron a declarar, el capitán no dio la cara y solo apareció 15 días después a través de un burofax (comunicación electrónica) que envió al club para anunciar su deseo de cambiar de aires.
La decisión del argentino se habría producido no solo por el mazazo del Bayern, sino por el hartazgo de sentirse solo en la cancha sin un equipo competitivo capaz de pelear contra los grandes de Europa. Messi pidió fichar a Neymar y nunca llegó. La directiva no lo complació y esto fue colmando la paciencia del crack.
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La llegada del nuevo técnico, Ronald Koeman, dicen, desde el entorno del argentino, fue la gota que rebasó el vaso. El estratega holandés notificó a Luis Suárez, mejor amigo de Messi, a través de una llamada telefónica que duró un minuto 50 segundos, que debía buscarse equipo porque no contaba con él.
Luego, el DT se reunió con Messi y, según la prensa catalana, le dijo que se acabaron los privilegios en el vestuario. Quiero gente que esté comprometida con el club, lo cual calentó más al argentino.
La respuesta del Barça fue tajante: Si Lionel Messi quiere abandonar el equipo, el club que lo pretenda debe pagar 700 millones de euros, que es la astronómica cifra para rescindir el contrato. Messi quería apoyarse en una cláusula que le permitía salir libre cuando él lo decidiera, pero no avisó a tiempo. Tenía como fecha tope el 30 de mayo.
Cuando todo parecía listo para que la estrella fichara por el Manchester City, el equipo inglés no realizó una oferta negociable que convenciera al Barcelona. La postura de Jorge Messi, padre y representante del jugador, cambió en horas. Antes de reunirse con la directiva del club, un periodista de la Cadena Cuatro le preguntó: ¿Messi se queda en el Barcelona?. A lo que respondió: Difícil, lo veo difícil. Tras salir del conclave, el progenitor respondió al mismo cuestionamiento: No sé.
Luego de tres semanas desaparecido, a pesar deportar la cinta de capitán, Messi entró en escena y en una entrevista exclusiva para Goal en español anunció que se quedaría. Hay una situación contractual complicada y he decidido que no voy a llevar a juicio al club que me dio todo, dijo. A la par, señaló que la situación familiar fue otro aspecto que pesó para permanecer en la entidad culé. El colegio de sus hijos y la vida que lleva su esposa en la ciudad condal también inclinaron la balanza.
Lo cierto es que a una semana de que inicie La Liga de España son pocas las cosas que han cambiado. Sí, llegó Koeman como nuevo técnico, pero su primer descarte, lucho Suárez, sigue en el equipo. ¿Habrá influido la decisión de Messi en frenar la partida de su partner in crime?.
A pesar de que el presidente del club, Josep María Bartomeu, anunció una limpieza, la base permanece. Piqué y Lenglet se perfilan como los centrales titulares, aunque se hayan comido ocho goles en su última presentación. En la mitad de la cancha solo la incorporación de Pjanic refresca la importante demarcación en el fútbol, mientras que en la delantera todo indica que Messi y Suárez mantendrán el control con un Antoine Griezzman en plan secundario y la joven promesa Ansu Fati intentando abrirse paso.
Tal como se vienen desarrollando los hechos en Can Barça, pareciera que la influencia de Messi vuelve a ganar el pulso en la confección de un equipo que, según dictan las normas, debe ser planificado desde la directiva, la gerencia deportiva y el cuerpo técnico.
¿Cuánto le costará al Barcelona, una de las instituciones más grandes del mundo, hipotecar su futuro al no renovar el equipo y entregarle otra vez las llaves del club a Messi?.
Mientras tanto, en la acera de enfrente, su archirrival, el Real Madrid, se frota las manos con la crisis culé. Los merengues celebran su título número 34 en La Liga y se jactan de conquistar cuatro Champions League en los últimos seis años.
