La peligrosa búsqueda del republicano Kevin McCarthy para convertirse en presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ingresó el viernes a su cuarto día, con una escala de disfunción en el Congreso que no se había visto desde antes de la Guerra Civil de Estados Unidos.
La Cámara tenía previsto volver a reunirse al mediodía, mientras los legisladores negociaban a puerta cerrada un posible acuerdo que los partidarios de McCarthy esperaban pudiera romper el atasco y finalmente permitirle tener éxito después de 11 votaciones fallidas desde el martes.
«Tenemos algunos progresos. Tenemos miembros hablando. Creo que tenemos un pequeño movimiento, así que ya veremos», dijo McCarthy a los periodistas.
Los 11 votos fallidos de esta semana marcaron el mayor número de votos para la presidencia desde fines de la década de 1850. Pero McCarthy rechazó una sugerencia que significaba que sería un líder débil si tenía éxito. «Al parecer, me gusta hacer historia», bromeó.
El republicano de California se enfrenta a una división del partido entre una abrumadora mayoría de republicanos de la Cámara que lo apoyan y 20 conservadores de línea dura que continúan oponiéndose a él, incluso después de que McCarthy se ofreció a frenar su propia influencia.
El mazo del orador le daría a McCarthy la autoridad para bloquear la agenda legislativa del presidente Joe Biden, forzar votos a favor de las prioridades republicanas en economía, energía e inmigración, y seguir adelante con las investigaciones de Biden y su administración.
Pero los reticentes quieren un acuerdo que facilite la expulsión del orador y les de una mayor influencia dentro de la bancada republicana de la Cámara y en los comités del Congreso.
Algunos de sus oponentes también dicen que no confían en él para montar la política arriesgada necesaria para contener la deuda federal e imponer recortes de gastos a Biden y al Senado controlado por los demócratas.
A última hora del miércoles, algunos republicanos tenían la esperanza de llegar a un acuerdo sobre la dirección del caucus del partido que pudiera persuadir al menos a algunos de sus oponentes a ceder.
«Creo que se está articulando bien», dijo el representante Patrick McHenry, un partidario de McCarthy que está a punto de encabezar un alto comité del Congreso.
McCarthy, quien contó con el respaldo del expresidente Donald Trump para el cargo, ofreció a los reticentes una serie de concesiones que debilitarían el papel del orador, que, según advirtieron los aliados políticos, dificultaría aún más el trabajo si lo conseguía. Un posible acuerdo también podría permitir una votación sobre los límites de mandato de los miembros del Congreso.
Pero no estaba claro cuántos reticentes serían persuadidos. Algunos republicanos creían que el acuerdo en discusión podría darle a McCarthy hasta 10 votos adicionales.
Debido a su incapacidad para elegir un líder, la Cámara de 435 escaños se ha vuelto impotente, incapaz incluso de jurar formalmente a los miembros recién elegidos y mucho menos celebrar audiencias, considerar la legislación o examinar a Biden y su administración.
Los republicanos ganaron una estrecha mayoría de 222 a 212 en la Cámara de Representantes en las elecciones intermedias de noviembre, lo que significa que McCarthy no puede darse el lujo de perder el apoyo de más de cuatro republicanos mientras los demócratas se unen en torno a su propio candidato.
Algunos de los oponentes de McCarthy no dieron señales de ceder.
“Esto termina de una de dos maneras: o Kevin McCarthy se retira de la contienda o construimos una camisa de fuerza que él no está dispuesto a evadir”, dijo el representante republicano Matt Gaetz, quien votó por Trump para presidente.
Fuente: Reuters