Como el personaje de Al Pacino en Carlitos Way (1993) de Brian de Palma, Jhon Jeiver Yei Yei (Juan Pablo Raba) retoma su vida tratando de dejar atrás su pasado y expiar sus pecados. La historia sobre el guerrillero que escapa de la selva tras la firma del tratado de paz colombiano prosigue con un tono mucho más crudo y haciendo alusiones directas a la realidad latinoamericana.
Esta nueva temporada de Distrito Salvaje (Netflix 2018-2019) es mucho más emocionante que la primera. Con una narración ágil que genera un desarrollo épico, el pasado mes de noviembre la plataforma de streaming estrenó diez nuevos capítulos que continúan el relato sobre violencia y corrupción en una Colombia imaginaria que posee muchos vestigios de realidad.
La fiscal (y ahora candidata) Daniela León (Cristina Umaña) y el guerrillero Jhon Jeiver esta vez se ven envueltos en circunstancias mucho más turbias que los obligarán a tomar medidas que cambiarán el futuro propio y el de terceros.
Desde su primer capítulo, la serie expone temas que pueden ser fácilmente reconocibles por el espectador, lo que genera un sentido de identificación inmediato. Parece evidente que su creador, Cristian Conti, se basó en circunstancias de las que tenemos noticia a diario en cualquier país de América Latina.
La trama combina a la perfección ficción y realidad. Es muy fácil que te sientas identificado con lo que ves en Distrito salvaje, sobre todo si vives en Colombia o en Venezuela. Dos países clave en el desarrollo de los acontecimientos.
Aunque la serie no se limita a ser un referente de la realidad. El giro de los acontecimientos tras cada capítulo nos permite disfrutar de una ficción que genera adrenalina y ansiedad por querer saber qué pasará en el siguiente episodio. Esto se debe al buen manejo del suspenso y a una puesta en escena que se enriquece con las actuaciones de los protagonistas.
No obstante, más que una ventana a la realidad, Distrito Salvaje recrea esos secretos a voces que todos repetimos en las cenas con amigos, reuniones y chats. Todo el mundo habla de la corrupción. Pocos se atreven a señalar claramente los motivos por los que se ha convertido en un cáncer para América Latina. Una enfermedad que ataca con furia y acaba con sueños, proyectos y vidas.
De Antihéroes
La serie profundiza en la psicología de los personajes, sobre todo de los dos principales, la candidata Daniela León y John Jeiver. Ambos están llenos de contradicciones, actúan por impulso y aunque saben la diferencia entre el bien y el mal, cruzan los límites sin inmutarse. Los dos están confundidos, les cuesta determinar lo que deben hacer. Precisamente por eso se asemejan mucho más a la realidad. Tomar decisiones es siempre difícil y mucho más cuando te juegas la vida.
Juan Pablo Raba nunca desentona al representar a su personaje, un hombre capaz de tener actitudes heroicas aunque no es precisamente un héroe convencional.
Por su parte Daniela León (Cristina Umaña) es el símbolo perfecto del juego en el que participan los políticos de la vida real, quienes al parecer se dejan llevar por la consigna «el fin justifica los medios. Su personaje se transforma en varias ocasiones, no sabremos que esperar de ella hasta el final.
¿Un final abierto para una tercera temporada?
Al igual que la primera temporada, el final de Distrito Salvaje deja más interrogantes que respuestas. Lo que nos lleva a pensar que probablemente Netflix apostará por una tercera temporada de esta serie sobre la locura que genera el poder, la corrupción, las mentiras y el dinero sucio.
Luisa Ugueto Liendo
@luisauguetol