El fútbol americano femenino cobra cada vez más adeptas en Brasil, pero aún así sigue siendo un deporte no tan conocido, al menos entre las mujeres. El Fluminense Cariocas de Fútbol Americano femenino, cabeza del campeonato brasileño en la actualidad, invictas durante dos temporadas consecutivas -excepto en 2016 que quedó en segundo lugar- nació de la unión de dos equipos, el Fluminense Guerreiras y el Botafogo Flames del fútbol arena.
Hoy día integrado por más de una veintena de jugadoras cuentan con el apoyo del Club Fluminense de fútbol que dona los uniformes. Pero, aún así las dificultades económicas del equipo son muchas. Las propias jugadoras se ven obligadas a financiar buena parte de los gastos para conseguir mantener activo el equipo, desde el alquiler del campo para los juegos, la pintura y el pago del arbitraje hasta los viajes y desplazamientos a la ciudad o local donde tienen lugar los partidos. Para ello, las integrantes del Fluminense Cariocas acuden a todo tipo de recursos, desde la hucha online, a las rifas o la búsqueda de patrocinios con tiendas de deportes para conseguir descuentos en la compra de equipamientos.
Aún así, gran parte de los gastos sale del bolsillo de las jugadoras, por eso no todas consiguen participar en los juegos. El próximo tendrá lugar en Sinop, en el Estado de Mato Grosso, a casi 2.500 km de distancia de Río de Janeiro. Buena parte de ellas no conseguirán llegar hasta allí por falta de recursos económicos. Pero, según palabras del entrenador, Guto Bayard, el corazón siempre manda incluso a la hora de las dificultades y ellas aman lo que hacen.
En los dos últimos juegos, el Fluminense Cariocas ha conseguido vencer a sus oponentes y esperan repetir resultado en el próximo enfrentamiento pese a las dificultades financieras.
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