El 5 de abril -fecha en que el Ejecutivo designó la nueva directiva de Pdvsa Gas Comunal- se registró un accidente en un centro de llenado en el estado Bolívar, dejando seis personas heridas.
El tema de las condiciones inseguras en el área de la distribución del gas directo y en bombonas se ha vuelto crítico en la administración chavista-madurista, aseguraron fuentes del sector petrolero.
La situación se ha profundizado desde 2018 y hasta el presente los siniestros por explosiones e incendios suman más de 50 fallecidos y otras 140 personas heridas.
«La falta de mantenimiento y el incumplimiento de los protocolos y las normas Covenin (Comisión Venezolana de Normas Industriales) en el área del gas representan una bomba de tiempo», alertó José Bodas, directivo de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela.
El representante de la Futvp señaló en que los gasoductos del país presentan serios problemas de deterioro y corrosión debido al descuido de Petróleo de Venezuela (Pdvsa) en materia de mantenimiento predictivo, preventivo y correctivo.
La razón es que las inspecciones periódicas -cada dos y tres meses- del sistema de gasoductos no se realizan con el rigor requerido.
Bodas insistió que ese seguimiento es indispensable para garantizar el transporte del gas -combustible altamente inflamable- de forma segura y confiable.
Sin embargo, gran parte de las tuberías presentan fugas y corrosión además de válvulas y bridas defectuosas o vencidas en su vida útil.
Otro problema es que no se efectúan las revisiones de los gasoductos con equipos de detección y rayos X.
«En Pdvsa se ha hecho costumbre hacer la corrección cuando ocurre el accidente», expresó el sindicalista.
El caos de las bombonas
Bodas advirtió que la situación con las bombonas de gas licuado de petróleo (GLP) es mucho más grave, debido al mal estado en que se encuentran la mayoría de los cilindros.
De 7 millones de hogares venezolanos, 78% utiliza el gas de bombona para cocinar. El restante 22% usa gas directo por tubería y electricidad.
Estudios elaborados por expertos sobre las condiciones del mercado interno de los combustibles arrojan que solo 20% de 15 millones de bombonas que circulan en Venezuela llena las condiciones de calidad y seguridad requeridas para su uso.
De hecho, gran parte de las bombonas cumplieron su vida útil, pero están circulando durante 20 o más años.
Recipientes oxidados y con abolladuras son la constante en las plantas de llenado y en los camiones que llevan el gas. Esto es motivo de múltiples quejas por parte de los usuarios de las comunidades, en su preocupación de que se presenten accidentes en el hogar.
Vecinos de varias parroquias de Caracas que solicitaron guardar sus nombres en reserva, denunciaron que cuando llega el camión hay un fuerte olor a gas desprendido de las bombonas.
«La respuesta del repartidor es: ‘Señora, su bombona está muy llena, abra la válvula y sáquele el gas’. Como si eso no fuera peligroso», contó una adulta mayor en San José.
Habitantes de Propatria, así como de otras zonas de Caracas, denunciaron que ellos tuvieron que comprar en la ferretería gomitas y válvulas para sustituir esos componentes que estaban dañado en sus bombonas.
«Cuando le dije al repartidor que eso le tocaba a Pdvsa me respondió que en la planta de llenado no hay repuestos», narró un afectado.
«Mis bombonas estaban nuevas, pero me las cambiaron por otras todas oxidadas. El del camión me dijo que fuera a reclamar en la planta en Guatire, pero ahí tampoco me han hecho caso», dijo un usuario en Petare.
Ni pruebas ni revisión
Bodas insistió en que garantizar la seguridad en el transporte y distribución del gas, así como el buen estado de las bombonas, es responsabilidad exclusiva de Pdvsa.
Fuentes del mercado interno que pidieron el anonimato alertaron que las pruebas hidrostáticas periódicas de cada siete años a las bombonas no se efectúan desde 2008.
Dicha prueba consiste en escoger al azar una bombona de un lote de 50 cilindros, la cual se somete a condiciones extremas de presión.
«Si la bombona no pasa la prueba, se retira todo el lote sustituyéndolo por cilindros nuevos», explicó un consultado.
Bodas indicó que el personal encargado de transportar las bombonas en cada camión, así como los repartidores al público, carecen de la formación y adiestramiento adecuados para esa actividad.
«Esa falta de adiestramiento se evidencia cuando los repartidores entrechocan o lanzan las bombonas», recalcó el sindicalista.
Agregó que los vehículos encargados de llevar el gas a las comunidades presentan muchas veces desperfectos mecánicos y cauchos lisos, lo cual incrementa la potencialidad de accidentes de gran magnitud debido a lo inflamable que es el gas.
Las fuentes destacaron que ha mejorado la entrega regular de las bombonas a los usuarios en Caracas y otras ciudades del país. En esto, precisaron, ha influido mucho el aumento del precio al público de las bombonas de GLP a partir de marzo.
Actualmente, los cilindros de 10 y 18 kilos cuestan 15 y 33 bolívares, respectivamente, mientras que los de 27 y 43 kilos se consiguen a 43 y 70 bolívares la unidad.