El zika y la microcefalia: dos temores que regresan a Brasil

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    El período invernal dio sosiego al número de casos registrados por el virus zika, lo que incluso hizo levantar la alarma sanitaria declarada por la Organización Mundial de la Salud. Pero, con la llegada del verano a Brasil y la proliferación del mosquito aedes aegipty en esta época del año puede disparar un nuevo brote de la pandemia.

    Los especialistas están atentos al discurrir de las primeras semanas de este período estival para comprobar si efectivamente han conseguido controlar el vector que el año pasado convirtió a Brasil en uno de los países con mayor número de casos por infección de virus zika.

    Aún así, el estado de Río, se ha convertido en la entidad con más casos probables de zika en 2016. Hasta el mes de septiembre se registraron más de 60.000. El estado de Bahía se ubica en segundo lugar, seguido por Minas Gerais y Alagoas, al norte del país.

    De momento, en el Instituto del Cerebro Paulo Niemeyer de Río de Janeiro, visitado por HispanoPost, siguen trabajando con los casos de microcefalia, muchos de ellos en relación directa con el virus zika. Una anomalía del cerebro registrada en aquellos bebés cuyas madres han sido diagnosticadas con el virus zika durante el período de gestación.

    Hasta ahora el tamaño del cráneo era determinante para detectar dicha anomalía, pero hoy en día se ha descubierto una nueva fase de la enfermedad “la microcefalia tardía”, en aquellos casos donde el perímetro del cráneo es normal, pero donde puede existir también anomalías en el cerebro que pueden comprometer la visión, audición o movilidad. Esto puede hacer que el diagnóstico no sea tan precoz, lo que puede derivar en un tratamiento tardío de la enfermedad.

    En el Instituto del Cerebro Paulo Niemeyer estudian ambos casos y dan atendimiento a los bebés para ayudarle a mejorar algunas funciones motoras y aquellas otras alteraciones derivadas de la enfermedad. Aún así, los especialistas aclaran que el virus zika está en continúo estudio, es una nueva enfermedad y aún es difícil determinar su evolución.

    En la mayoría de los casos, los padres de bebés con microcefalia relatan las dificultades por las que pasan  y la ausencia de ayudas recibidas por parte del Estado para poder hacer frente a los gastos de pruebas y exámenes por las que deben pasar sus hijos.