En 2020 un equipo de ingenieros en Mérida observó cómo el páramo estaba siendo afectado por la necesidad de obtener leña para cocinar. Una opción que lejos de ser beneficiosa para el ambiente y la salud, era la realizada ante la falta de electricidad y gas en las casas. Frente al problema, plantearon una solución que recientemente obtuvo el primer lugar de Innovation Eco, programa de incubación para emprendimientos ecosociales del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y realizado por Impact Hub Caracas.
Se trata de estufas microgasificadoras que permiten una combustión limpia al utilizar materia vegetal con alto contenido de carbono, como son las cortezas y ramas, para generar energía mientras también se produce biocarbón. Y sin exponer a las personas al humo de cocinar a leña.
“La razón que nos motivó a construir estufas fue el grave problema que se vive en Venezuela por la deforestación”, dice Daniel Velásquez, cofundador y presidente de Fundación Senderos, desarrolladora de este proyecto llamado Momoy Soluciones Energéticas.
Cuando el equipo se percató de esta realidad, trabajaba en el desarrollo de módulos prefabricados de tierra apisonada. “Pero en vista de la pandemia y la crisis energética comenzamos a notar la afectación en la vegetación del páramo debido a la carga ambiental por extracción de leña y el aumento de alternativas para cocinar comenzó a notarse en el mercado del pueblo, donde veíamos cocinas de gasoil, cocinas cohete, estufas de ladrillo, fogones de fuego abierto, entre otros”, describe el ingeniero electricista de 38 años de edad.
Las primeras Pisé Momoy Stove
Fue entonces y con el apoyo del Instituto de Diseño de Caracas (IDC), a través de libros, documentos y recursos, que el grupo comenzó a desarrollar los prototipos de estufas prefabricadas a partir de tierra apisonada y las bautizó Pisé Momoy Stove.
Velásquez explica que las primeras estufas las diseñaron en Mucuchíes, Mérida. “A mediados de 2020, en plena pandemia de COVID-19, ya teníamos algunos prototipos de prueba. Y durante ese año construimos un total de siete modelos de la Pisé Momoy Stove”.
En la actualidad, la primera estufa se encuentra en el taller de Isnardy Paredes, herrero y cocreador de los prototipos, y fue transformada por él mismo en una fragua para hacer herrería antigua. Mientras que dos fueron entregadas a organizaciones.
“Una de estas estufas fue donada a la organización Cáritas Mucuchíes, en Mérida, y otra a Protección Civil de Michelena, en Táchira. Ambas fueron reportadas en el marco del Plan de Respuesta Humanitaria Venezuela 2021, gracias a la coordinación del Cluster de Alojamiento Energía y Enseres liderado por Acnur. Al día de hoy y gracias a nuestros socios de la Organización Venezolana de Jóvenes para la Naciones Unidas (Ovjnu), estamos planificando la donación de dos estufas en el estado Táchira en el marco del proyecto de la Escuela Global de Energía que lidera Ovjnu”, destaca el Cofundador y Presidente de Fundación Senderos.
¿Cómo funcionan?
El ingeniero explica que estas estufas utilizan una tecnología, libre de patentes y creada en los años 80 por Paal Wendelbo y Tom Reed, que es la única que permite cocinar y a la vez producir biocarbón.
“La estufa microgasificadora funciona con un reactor que se carga por tandas, que en promedio dura entre 60 a 90 minutos continuos de cocción antes de necesitar una recarga. Pero como cada una consta de dos reactores, el proceso es continuo”, dice Velásquez, quien en 2012 egresó de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
El combustible es encendido desde la parte superior y consta de un flujo de aire ascendente. Velásquez acota que estas creaciones también son conocidas como estufas TLUD, la cual “permite que los gases volátiles se mezclen con la cantidad adecuada de oxígeno para su combustión limpia y controlada, justo debajo de la olla”.
Aunque los prototipos de Fundación Senderos hacen uso de ventilación natural, el equipo también trabaja en las estufas de ventilación forzada como la FabStove, y fue el plantemiento de producir estás últimas que los convirtió en ganadores del primer lugar de Innovation Eco.
“Hoy en día existen muchos modelos de estufas comerciales. Nosotros hemos conseguido importantes acuerdos para fabricar en Venezuela uno de los más eficientes del mercado mundial. Y durante el Pitch final de Innovation Eco propusimos un plan de masificación basado en el reactor de la FabStove, estufa de ventilación forzada desarrollada por Ekasy Energy en Suráfrica que ya ha sido probada por el Instituto de Ingeniería Térmica de la TU Graz, en Austria”, enfatiza en cocreador.
FabStove de Ekasy Energy
El equipo prevé producir 4.000 de estas estufas anualmente, misión para la cual necesita 30.000 dólares. Además, estiman que para 2025 venderán 5.000 solamente en los estados Mérida y Táchira, cifra que señalan que corresponde a 5% de las familias en necesidad.
“Gracias a nuestro socio Paul Anderson, de Juntos Energy Solutions, en Estados Unidos, en este momento estamos tramitando las licencias por parte de Ekasy Energy para la fabricación del reactor de la FabStove en Venezuela y otras patentes importantes que nos permitan implementar la estrategia mundial conocida como WoodGas Impact, que busca la masificación de esta tecnología en beneficio del planeta y de las familias con necesidades humanitarias que cocinan diariamente con leña y sufren las consecuencias de vivir en hogares contaminados por humo”, añade Daniel Velásquez.
Con la respuesta obtenida por los primeros beneficiarios y con las alianzas internacionales con las que cuentan, “esperamos el apoyo de alguna agencia mayor que nos permita implementar el proyecto de masificación de esta tecnología en Venezuela porque tenemos nuevos diseños, sobre los cuales esperamos obtener el recurso necesario para llevarlos a cabo”, afirma.
La estufa microgasificadora por encima de una cocina eléctrica o de gas
Al pedirle al ingeniero eléctrico comparar la estufa microgasificadora con las cocinas eléctricas y las de Gas Licuado de Petróleo (GLP), lo primero que indica es que las tres son consideradas “modernas” por el Programa de Asistencia para la Gestión del Sector Energético (Esmap, 2016) del Banco Mundial.
“Desde la seguridad, la toxicidad, el costo y la disponibilidad del combustible, las tres pueden competir a la hora de cocinar. Sin embargo, desde el punto de vista climático ninguna tecnología de cocina limpia y moderna puede compararse a la estufa microgasificadora, porque evita emisiones futuras de gases de efecto invernadero y remueve dióxido de carbono de la atmósfera, beneficio que se obtiene al generar biocarbón, el cual resulta como un subproducto que favorece la agricultura regenerativa”, explica Velásquez.
Además, añade que es la única que podría aportar una ayuda para mantener la temperatura del planeta por debajo de los 1,5 grados Celsius establecidos por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
El problema de cocinar a leña
“Recordemos que 40% de la población mundial cocina con leña todos los días y esto representa el cuarto factor de riesgo de muertes, según la Organización Mundial de la Salud. Es decir, el humo de cocinar con leña en estufas ineficientes mata a las personas. Esta es nuestra primera razón para llamar a la acción: salvar vidas en el contexto de crisis humanitaria compleja que atraviesa Venezuela”, advierte Velásquez.
El ingeniero explica que ante este hecho también “están los problemas ambientales como consecuencia de la deforestación por el uso indiscriminado de los recursos forestales como fuente de energía para cocinar. Esto hace más intensos los trabajos del hogar, afectando principalmente a las mujeres y niñas que, en la mayoría de los casosdeben asumir las tareas domésticas, la recolección y corte de leña. Por último, la quema ineficiente de leña es causante de la emisión de Gases de Efecto Invernadero que acentúan los impactos negativos de la crisis climática mundial”.
Sin embargo, en Venezuela ante las fallas eléctricas y la escasez de gas, el consumo de leña como energía para alimentarse es cada vez más usual. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos 40,3% de los ciudadanos cocina con leña, de los cuales 55,5% la obtiene de árboles caídos, 20,4% la compra y 9% tala en su sector, señala una investigación realizada en 2021.
Ante esta realidad, el equipo de Fundación Senderos conformado por Daniel Velásquez, Sahec Pérez, Reny Colmenares, Alejandra Acuña, Mayra Cárdenas, Alejandro Rivas, Ismael Godoy y Noelis Quijada, trabajan por hacer de esta solución un hecho en el país.
“El coordinador nacional del PPD, Alexis Bermúdez, nos ha dicho: ´Ustedes no son proyectos cualquiera, están haciendo las cosas distintas, están cambiando el mundo´. Y este cambio es para los venezolanos, pero también para el planeta entero”, expresó Velásquez, para quien cuando se trata de no dañar el ambiente poco importan los regionalismos.
“El planeta es uno solo y estamos todos interconectados. Es el momento de sensibilizarnos y mirar más allá de las fronteras para hacer trabajo por el ambiente, en resguardo de la biodiversidad y en favor de la superación de la crisis climática mundial. Resueno con el lema: acciones locales, impactos globales, acuñado por el PPD a nivel mundial, sin dejar a un lado que la economía requiere de nuevos consumidores sensibilizados que estén dispuestos a cambiar sus hábitos en pro de una conciencia de armonía con el ambiente”, puntualiza.