Las redes sociales se han encendido en los últimos días con el debate sobre si hay una recuperación de la economía en el país, debido a un mayor movimiento comercial en algunas zonas de las principales ciudades venezolanas. Están los que defienden ese impulso y los que sostienen que los venezolanos de a pie no se benefician con esa situación.
En el caso de Caracas, esa recuperación se presenta en el este, en lugares como Las Mercedes, La Castellana, El Hatillo y El Rosal.
«Es increíble como se ha recuperado el este. Los cines, restaurantes y otros locales de comida y bebidas cuentan con gran afluencia de clientes, además de que hay mayores compras de televisores, celulares, ropa y zapatos, etc», contó un consumidor en un centro comercial en el este caraqueño.
Un habitante de Candelaria y cuya familia devenga 500 dólares mensuales de ingreso contó: “El sábado fui con mi esposa a celebrar el aniversario en una pizzería en El Hatillo y el local estaba abarrotado de personas, pero ese es un lujo que no nos podemos dar siempre».
Economistas explicaron que el fenómeno es una percepción de una realidad que experimenta un pequeño porcentaje de la población, el cual cuenta con ingresos significativos y gasta en divisas, especialmente dólares.
Alicia Sepulveda, profesora de economía en las universidades Central de Venezuela y Humbolt y directora de Tributos a tu alcance, precisó que solo 10% de 26 millones de personas que viven en el país actualmente tienen el poder adquisitivo para acceder de manera frecuente a los establecimientos exclusivos del este.
«Estamos ante dos Caracas: una con gran movilidad comercial, llamémosla de élite, y otra donde los consumidores adquieren prácticamente los productos para la supervivencia», alertó.
Explicó que este tipo de situaciones se da en los regímenes totalitarios, los cuales parten inequitativamente a la población entre los que tienen mucho y los que tienen muy poco o no tienen.
No obstante, Sepulveda admitió que «algo de ese bienestar registrado en el este caraqueño se permea a las otras zonas de la ciudad”.
Asimismo, destacó que hay muchos comercios abiertos, como los bodegones en toda la capital, que se surten con las importaciones. En esos establecimientos, agregó, el grueso de la población realiza sus compras fundamentalmente de alimentos, pero de forma incompleta para satisfacer las necesidades básicas del grupo familiar.
«No es real asegurar que la economía está mejor porque pudiste comprar un televisor, hamburguesas tres veces al mes o hacer un viaje en un año», sostuvo Aaron Olmos, profesor invitado de Macroeconomía en el IESA.
Insistió en que la economía venezolana en lo global no se ha recuperado porque haya una matriz de indicios parcialidad y que no reflejan la distorsión económica existente en el país, el cual ya lleva 45 meses de hiperinflación.
Olmos recordó los resultados de la encuesta Encovi de la Universidad Católica Andrés Bello. Según el estudio, 76% y 93% de la población en Venezuela viven en pobreza crítica y generalizada, respectivamente.
«Darse un gusto lujoso de manera particular no significa que todos los venezolanos pueden hacerlo», dijo.
Ambos economistas insistieron en que la recuperación económica y el bienestar con una adecuada calidad de vida para todos pasa por corregir las distorsiones económicas existentes mediante políticas de reactivación del aparato productivo nacional.