¿Cuáles son las consecuencias de perseguir a toda costa el sueño americano, en medio de la desesperación que significa huir de la crisis sociopolítica y económica que atraviesa Venezuela?
La respuesta a esta pregunta puede tener traducirse en infinitas anécdotas y experiencias que, muy seguramente, desean olvidar los miles de migrantes que se han aventurado en esta travesía dejando todo atrás, en algunos casos hasta la vida, con el fin de cumplir sus sueños.
Tal como y sucedió el pasado 3 de julio, cuando Eduar Antonio Leal Hernández, de 26 años de edad, perdió la vida intentando cruzar el río Bravo. Era oriundo de Carache, estado Trujillo y mantenía una relación sentimental con la venezolana Jaimar Oviedo, de 20 años de edad y nacida en el estado Mérida, con quien tuvo una hija de un año y siete meses.
Daiyelin Leal, una de las cuatro hermanas de Eduar, quien era el único hombre de los cinco hermanos, vive en Estados Unidos y contó a HispanoPost parte de lo vivido por él en su recorrido pocos días antes de perder la vida.
Narró que esta era la segunda migración de Eduar, pues hace tres años decidió residenciarse en Ecuador: «Ahí estuvo trabajando como encargado de descargar camiones de verduras». Fue allí también donde conoció a su pareja y madre de su hija.
La hermana recordó que los compañeros de trabajo le propusieron migrar a Estados Unidos, en la búsqueda de mejores condiciones de vida. «En vista de que muchos compañeros de trabajo decían que era mejor en Estados Unidos, a él también se le metió la idea en la cabeza y nadie se la sacaba».
De acuerdo con lo dicho en otros medios por su pareja, Eduar no tenía nada seguro en Estados Unidos, ni alguna propuesta laboral que valiera el riesgo; sin embargo, animado por un grupo de conocidos decidió emprender la cruzada que acabó con sus sueños.
¿Sueño o pesadilla?
Daiyelin, quien uno meses antes había logrado llegar a la ciudad de Chicago en Estados Unidos, sería la encargada de recibir y brindar alojo a su hermano hasta que lograra independizarse, pero no logró llegar.
Refirió que Eduar salió de Ecuador el 1 de junio rumbo a Colombia: «Ahí se estuvo quedando unos cinco días en Necoclí, aproximadamente». Necoclí es uno de los 11 municipio de Antioquia en Colombia, una de las vías para cruzar a Panamá.
Eduar tuvo que esperar a que «pudieran pasarlo en lancha por mar abierto, junto a las 15 personas que iban en ese grupo con mi hermano, todos venezolanos. Al llegar a Capurgana, eso ya sería costa colombiana, se dirigieron caminando hasta Panamá, por la selva de Darién».
Este trayecto Daiyelin lo vivió a través de los ojos y cuentos de su hermano, quien la mantenía al tanto de su recorrido a través de la selva, también conocida como el Tapón del Darién.
«Luego de eso pasaron cuatro días más caminando. Él me contó vio muchas cosas que nunca en su vida había visto. Dice que violaron niñas y unos padres se mataron (…) Un tigre se comió a unas personas, lo robaron (…) Dice que fue horrible».
El llamado gobierno interino de Juan Guaidó ha bautizado esta travesía como «el cruce de la muerte» y fue el 28 de julio pasado cuando Orlando Viera-Blanco, designado embajador ante Canadá, informó que para esa fecha se estimaba que 28.079 venezolanos se han aventurado a cruzar el Tapón del Darién, en lo que va de 2022, datos que también fueron notificados por el gobierno de Panamá.
El aumento de venezolanos que han atravesado la peligrosa selva se ha multiplicado exponencialmente durante los años. En 2019 se estimó que solo 38 venezolanos usaron este paso fronterizo; mientras que Migración Panamá reportó el paso de 2.819 venezolanos por la selva en 2021, es decir, diez veces menos de la cantidad que hicieron el recorrido en el primer semestre del año.
La pesadilla continuó
Eduar recorrió Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México. En este último país «las autoridades migración lo detienen en Chiapas, pero le dieron un permiso para andar en México. Esas 15 personas todas se fueron dispersando y solo quedaron cuatro personas con quienes iba a cruzar el río Bravo».
Esa fue la última vez que ella tuvo información de Eduar de viva voz. Supo de la muerte de su hermano a través de terceros: «Me entero de lo sucedido con mi hermano por el primo de la mujer de mi hermano que llamó y dijo lo sucedido. Que el río estaba muy fuerte y vio cuando otro chico murió ahogado, Antonio Lima, pero a Eduar no lo vieron más».
Daiyelin también recordó que la persona que le informó la desaparicion de su hermano aprovechó de perdirle un favor: «Eduar tenía unos documentos del primo de su mujer y me dijo que si Eduar apareciera que le dijera de sus documentos. En vista de que ese día Eduar no apareció, yo al día siguiente me comuniqué con un fiscal de México para notificar que mi hermano estaba desaparecido desde el día 3 de julio por Piedras Negras».
Daiyelin relató que el fiscal le dijo que habían encontrado un cuerpo con las característica de las fotos y videos «que yo había mandado de mi hermano y me confirmaron que era Eduar. El cuerpo de mi hermano lo trasladaron a Laredo-Texas, Estado Unidos».
Aunque se conoció la ubicación de su cadáver, aún los familiares de Eduar se mantienen a la espera de respuesta por parte de las autoridades para reconfirmar que en efecto se trata de él y poder cumplir con los homenajes fúnebres. «A la fecha de hoy estamos sus familiares esperando respuesta de las huellas dactilares, porque yo aún no he visto nada de mi hermano y ya ha pasado un mes. Solo desde la morgue nos han dicho que ellos se comunicaran con el consulado de mi país».
Como migrante y familiar de una víctima mortal, Daiyelin envió un mensaje a aquellos venezolanos que desean migrar, buscando mejores oportunidades. «El consejo para toda la nación es que muchas personas han perdido a sus familiares a mitad de camino, de la travesía del «sueño americano». No se crean más poderosos que la naturaleza por más que sepas nadar, por más que sean atleta, por más que le eches ganas. La naturaleza jugará por tu vida».