“En los últimos años se impuso en el país una narrativa que nos hablaba de la inutilidad de luchar y de la necesidad de acomodarnos; de adaptarnos para sobrevivir. De hecho, en la encuesta de opinión pública del CEPyG-Ucab realizada con Delphos se llegó a tener un 45% de la población que creía que no se puede hacer nada, porcentaje que en el primer semestre de este año bajó a 30%. Y del 20% de personas que afirmaban que la opción era irse del país, disminuyó a 8% “.
Así lo señaló Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG) de la Universidad Católica Andrés Bello, durante su presentación en el Foro Taller de Narrativa ciudadana realizado el pasado viernes seis de julio.
Advirtió que la narrativa oficialista había instalado la desesperanza en la población. “Pero ahora eso se está revirtiendo. Necesitamos un retornar a la esperanza que empodere a la gente para que asuman que si nos unimos sí se pueden cambiar las cosas”.
Alarcón explicó que el término narrativa política es usado para describir la forma en que a través del lenguaje se puede dar forma a los hechos e impactar en la comprensión de la realidad.
“El regalado echó a perder al país”
La encuesta del CEPyG Ucab también reveló que el venezolano se percibe como resistente, emprendedor, que no se ha dejado al abandono y además se autocalifica de familiar, respetuoso, amigable y que tiene calor humano. Los consultados señalaron que “el regalado” fue lo que echó a perder al país. En ese sentido, consideran que el gobierno convirtió a muchos ciudadanos en dependientes, además logró separar a las familias cuyos miembros están buscando oportunidades en otros países. “Mientras más joven es la gente hay menos arraigo en el país porque no ven un futuro aquí”, señaló Félix Seijas, director de la firma encuestadora.
Según dicho sondeo de opinión, en estos momentos en la población prevalece una sensación de añoranza, de que “la Venezuela de antes era mejor. Los servicios públicos, el seguro social, los liceos y los hospitales funcionaban mejor”.
Por eso, 85,2% considera necesario un cambio político. Los venezolanos sienten que son ellos mismos quienes tienen la capacidad de lograr ese cambio y se plantean la vía electoral como el camino principal para conseguir la Venezuela deseada.
“Hoy en día, al suspender la primaria no se estaría bloqueando a los políticos sino a los ciudadanos. Hacerlo tiene un costo, lo que no quiere decir que no lo hagan”, afirmó Seijas durante su participación en el foro.
Aprovechó la oportunidad para señalar cuál ha sido la tendencia con respecto a la primaria entre la ciudadanía. En noviembre de 2022, 25,8% de los encuestados se ubicaba entre una posibilidad alta o moderada de participar mientras que en junio de 2023 subió a 30,4%. Adicionalmente, 34,5% de los encuestados se mostró dispuesto a protestar si el gobierno impide la primaria y 34% estaría dispuesto a protestar si se inhabilita al candidato ganador.
Peraza: la oposición no ha conectado con la población
El padre Arturo Peraza S.J, rector de la UCAB, al hacer una revisión de lo que ha sido la narrativa en la historia venezolana, destacó cuatro momentos muy marcados. El primero, el de la Venezuela Heroica en el siglo XX. Dijo que luego de la Independencia, había una búsqueda de identidad. Se sentía que seguían las guerras, las batallas, pero al final se impuso el hecho de que “somos capaces igual que ellos”.
Luego viene el hombre fuerte. Cuando Juan Vicente Gómez estaba en el poder y surge el petróleo, se presenta el Estado como ente ordenador para lograr el desarrollo del país. “Pero las narrativas se van sumando como capas. Venimos de héroes y luego necesitamos un orden impuesto por el hombre fuerte. Y esto ha dejado huellas en la forma como nos comprendemos y entendemos”.
Posteriormente surge la tercera, la de la generación del 28, cuya mejor expresión es Doña Bárbara. “Venezuela está sometida por unos bárbaros que la tienen sumida en la pobreza y surgen unos jóvenes universitarios, que están llamados a sacar a Barbarita de la barbarie y llevarla a Altamira. Esa es una narrativa compartida”.
La última es la de Chávez, señaló el Rector. Allí se hizo énfasis en que los venezolanos venimos de los indígenas que sufren al imperio español, los negros esclavizados y los héroes que insurgen. Esos líderes fueron traicionados por la élite imperial, lo que hace que la población se someta hasta que llega Chávez a liberar a los oprimidos de sus opresores para crear una sociedad civil.
Pero, advierte, que esto solo duró mientras Chávez estuvo vivo. “Hoy en día nadie cree que Maduro nos va a librar de ningún opresor”.
En estos momentos, señaló el padre Peraza, la oposición no ha sido capaz de crear esos mensajes que entusiasmen y muestren un nuevo horizonte, pero está surgiendo una nueva narrativa desde el ciudadano.
El desafío: rescatar a Venezuela
Por su parte, el periodista y consultor comunicacional Amado Fuguet, explicó que toda organización necesita una narrativa y un marco interpretativo para el logro de sus objetivos. Destacó que hay tres momentos clave en la narrativa: la situación (qué está pasando, por qué, qué consecuencias tiene y qué exige), la acción (qué se decide, qué se hace, quiénes lo hacen, cómo y cuándo) y el desenlace (para qué, qué, cómo, cómo se logra y con quienes).
Apuntó que la construcción de la narrativa ciudadana debe partir de un propósito como contar con una visión de futuro compartido e inclusivo de la sociedad venezolana; fortalecer el discurso político y ciudadano con base en una narrativa que parte de la cotidianidad y convicciones de la población y sobre esa base, contribuir a impulsar el cambio.
Todo esto ubicando al venezolano como protagonista basado en sus aspiraciones, orgullo y autoestima, participación ciudadana responsable, organización y movilización, pasado aspiracional y la unidad que debe estar presente en la narrativa que vincule al ciudadano en la solución de los problemas.
Tomando esto en cuenta, la narrativa -según Fuguet- se debe desarrollar en tres pilares: “los ciudadanos somos el gran factor de cambio; tenemos capacidad para que, unidos y movilizados, podamos lograr el cambio; e involucrándonos con responsabilidad en las soluciones, lograremos un país con igualdad de oportunidades para prosperar”.
Explicó que en estos momentos los tres grandes obstáculos a superar son: la idea del país desesperanzado, que el cambio depende de otros y que Venezuela no tiene rumbo. La tarea es que se asuma la situación del país como reto, que el cambio es responsabilidad de los ciudadanos y que el futuro debe construirse con la participación de todos los venezolanos, bajo un propósito común.
Es importante insistir, además, en que la verdadera riqueza la podemos generar con el trabajo de todos. “Con un modelo productivo sin dependencia del Estado, tendremos oportunidades para todos”.
Lo que fuimos capaces de hacer
En su análisis sobre el pasado y el presente, el periodista Alonso Moleiro advirtió que en las últimas dos décadas la hegemonía política que priva en el país “ha hecho un esfuerzo por construir un relato que justifique su presencia en el poder, un relato bastante distorsionado, especie de caldo de medias verdades y mentiras; y eso ha distorsionado la percepción popular”.
Reconoció que, en un momento de la historia, en medio del fracaso del Pacto de Punto Fijo donde los líderes demócratas no fueron capaces de dar explicaciones, el país fue detrás de Hugo Chávez.
A su juicio, la democracia venezolana fracasó por no haber podido castigar la corrupción; “por no poder contener algunos diques de excesos con el asunto de la cosa pública y al final tuvimos una circunstancia que se tradujo en el derrumbe del único experimento liberal democrático auténtico que ha tenido Venezuela, para llegar ahora a esta situación. Primero tuvimos un populismo carismático, luego pasó a una autocracia y ahora técnicamente Venezuela vive en una dictadura, un modelo blando de dominación”.
Insistió en que la narrativa chavista tuvo una efectividad, hizo una interpretación muy gruesa, muy tendenciosa y manipulada de los hechos, pero la sociedad democrática, su liderazgo, eso que ahora llamamos oposición, no ha sido capaz de construir una interpretación de lo que fuimos capaces de hacer como país.
Y en ese aspecto, hizo énfasis en que es necesario reconocer que fuimos capaces de hacer cosas importantes. Sin caer en la idealización del pasado, recordó que llegamos a tener una democracia donde la alternabilidad parecía ya un logro, una conquista producto del 23 de enero de 1958.
Moleiro expresó que el país llegó a tener a una empresa que estuvo entre las primeras petroleras del mundo como es el caso de PDVSA, que fue la sociedad mercantil más poderosa de América Latina de acuerdo con datos de la revista América Economía. “Y eso fue producto de una gerencia pública; nunca fue privada, como de manera engañosa y a veces hasta ignorante cierta vocería revolucionaria doliente de la dictadura en la que estamos viviendo propala de manera indebida e incorrecta”.
Adicionalmente esa gerencia pública fue capaz de construir obras de infraestructura que llegaron a ser la envidia de América Latina, como es el nivel de carreteras asfaltadas más alto de la región. Además, Venezuela fue uno de los primeros países en electrificarse por completo a partir de los años 60 y 70 en América Latina. Se hizo un gran esfuerzo en construcción de represas como la de Guri, el puente sobre el río Orinoco y el puente sobre el lago de Maracaibo. A lo que hay que agregar una gran labor en materia de salud y educación, donde se destaca la gran cantidad de ambulatorios que se construyeron el país en los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni.