Gambito de Torres: Gleyber vuelve a carburar como segunda base de los Yankees

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La torre es una pieza mayor de ajedrez, empleada generalmente en la fase final del juego debido a su valor estratégico y táctico. Su valor puede variar en función de su posición en las filas o columnas abiertas, o formaciones estratégicas.

Es algo que podemos aplicar como símil, aprovechando el apellido del jugador y la importancia que esté puede tener para su equipo, dependiendo de la forma en que sea utilizado dentro del terreno de juego por su estratega, o en este caso su mánager Aaron Boone.

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Después de un 2019 que daba para soñar, las siguientes dos temporadas fueron un verdadero tormento para Gleyber Torres, al punto de llegar a perder la titularidad y ser fuertemente cuestionado por su bajo rendimiento, tanto en labores defensivas como con el madero.

Pese a ser su posición natural, el caraqueño no fue capaz de encontrarse jugando en el campocorto de los Yankees de Nueva York. Tales fueron sus problemas a finales de 2021, que Aaron Boone decidió darle la posición al colombiano Gio Urshela, para quitarle peso al criollo que vio una leve mejora en su regreso a la intermedia.

Gleyber David subió a Grandes Ligas en 2018, en un momento de contingencia que pasaban los ‘Mulos’. Sin embargo, fue tan explosivo su desempeño en el segundo cojín y sobre todo como bateador, que llegó para quedarse, con un primer año en el que largó 24 estacazos y produjo 77 rayitas.

En 2019, Torres tenía maravillado a todos en el Bronx, con una temporada en la que coqueteó fuertemente con los 40 jonrones (38) y las 100 impulsadas (90); además, pisó el plato en otras 96 ocasiones.

Sin embargo, 2020 fue un año fatídico en el que el caraqueño jamás encontró el ritmo de juego, su promedio bajó estrepitosamente hasta .243, cuando en los dos años anteriores había ligado por encima de los .270, y solo pudo sacar tres cuadrangulares y remolcar a 16 compañeros.

En 2021 la cosa no mejoró para el infielder de 25 años, ya que su promedio estuvo en torno a los 250 puntos, los batazos de largo alcance no superaron la decena –de hecho, la velocidad de salida de sus batazos llegó a dar mucho de qué hablar, por lo débiles de sus conexiones– y fletó 51 carreras solamente.

Eso sin contar con lo cuestionada que fue su titularidad en la posición seis del Yankee Stadium, siendo uno de los peores torpederos de la liga, llegando a cometer 18 pifias, para un porcentaje de fildeo de .952; además, Torres tuvo la mala fortuna de que, los pecados que cometió en las paradas cortas fueron determinantes en algunos resultados adversos para el equipo.

La preocupación en el Bronx era latente, ante tan bajo rendimiento, e incluso la afición comenzó a pedir que el venezolano fuera cambiado de posición o de equipo. El mánager Aaron Boone siempre brindó su confianza a GT y para quitarle presión lo devolvió a la segunda base, donde terminó la temporada con alguna leve mejoría.

Esta temporada, en su regreso oficial a la intermedia, el ‘De Caracas’ tuvo un inicio más bien lento a la ofensiva, bastante similar a lo que hizo la temporada pasada. No obstante, el jugador ha ido mostrando un despertar que permite a los aficionados recuperar la ilusión de 2019, que se perdió en un camino obstruido por la pandemia y otros factores.

Durante el primer mes de temporada, el ‘25’ de los Yankees solo sacudió par de bambinazos y remolcó nueve carreras. Su promedio fue de .237 y su porcentaje de embasado de un triste .277; números poco alentadores para lo que se espera de él.

Pero en mayo, la cosa ha sido notablemente distinta. El caraqueño ya ha despachado siete jonrones, que sumados a los dos que dio en abril, iguala la totalidad de los que tuvo al finalizar la temporada 2021. También ha enviado a 14 corredores a la registradora y ha respondido en momentos oportunos, recuperando un poco del ‘clutch’ que había perdido.

El infielder ha recuperado la confianza en labores defensivas

De momento, los dobles siguen sin dejarse ver con frecuencia, pues solo ha conectado cinco en lo que va de temporada. En cuanto al promedio, esto sigue siendo una asignatura pendiente para Gleyber, bateando .243, se espera que mejore sus números en este departamento.

Entre tanto, su porcentaje de embasado ha subido (.282), pero sigue lejos de sus mejores versiones, por lo que todavía queda trabajo por hacer y la temporada aun es joven.

Por otro lado, con el guante y defendiendo el lado derecho de la segunda almohadilla, el venezolano se ha visto cómodo, confiado y sobre todo solvente. Ha cometido dos errores, pero su porcentaje de fildeo (.987) habla bien de sí.

Como decíamos, la temporada aun es joven y el camino por recorrer es largo, con solo dos meses de calendario jugados, quedan poco más de cuatro por delante. Pero vale la pena destacar el trabajo de Torres y reconocerle el fruto de su trabajo; lo que venga de aquí en adelante será ganancia.

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