La fe de algunos venezolanos está en el «Árbol de los peluches»

    0
    1048

    Quienes habitan en el 23 de Enero de Caracas, ya saben cómo hacer su ofrenda: le llevan un peluche al amigo Héctor Gustavo Carmona, quien lo cuelga en alguna rama, y después a esperar con paciencia a que ocurra el milagro. 

    Se llamaba Plaza de la H, pero desde hace 20 años se llama el Árbol de los Peluches. Más que plazoleta es una isla triangular que queda en la calle Libertad en la vía hacia Sierra Maestra. Más que una isla es un punto de encuentro de la comunidad del 23 de Enero, uno de los sectores populares de mayor tradición en Caracas. Exbastión del chavismo.

    “Por mala paga. Por mala paga jodí (golpeé) al Negro Palacios”, dice con molestia Gustavo. Sigue trabajando el motor de un vehículo que tiene que entregar al día siguiente. El es un mecánico que vive a pocos metros del Árbol de los Peluches; tiene su taller en frente de su casa y es fundador del ícono sin haberlo deseado. 

    “Le había hecho un trabajo y después no me quiso pagar, el desgraciado. Entonces como él era así un negro, mono, conseguí un peluche de mono y lo guindé ahí con el en el árbol para que se burlaran de Palacios, por sapo y mala paga”, comenta. “Ahora, todos me traen peluches para que yo los guinde. Este sitio se volvió famoso y todo por una joda”. 

    Muchas personas tienen fe en ese árbol y aseguran que es milagroso, actualmente no había tantos peluches porque los vecinos de la zona lo han quitado. El problema es que la gente sigue llegando con peluches y pidiendo el favor a Gustavo para que se los guinde.