La Fundación Hijos de la Unión tiene 118 años ofreciendo ayuda alimenticia, médica y educativa a la comunidad de Los Teques

Ciento dieciocho años tiene la fundación de carácter benéfico los Hijos de la Unión, que está al servicio de los más necesitados de la ciudad de Los Teques en el estado Miranda. Desde soluciones alimenticias y de medicamentos, hasta consultas médicas gratuitas y clases académicas, se extienden los alcances de estos hombres y mujeres que afirman que están para servir.

María Milagros Bandez, presidenta de la fundación, detalló que se trata de una sociedad sin fines de lucro, con personalidad jurídica al servicio de los más necesitados: “Es una institución que cuenta con 118 años de fundada. Cuando el 11 de julio de 1903 llega un joven de nombre Salvador Mejías López era un bachiller de la República. Tenía 19 años y vino a vivir a Los Teques porque sufría de tuberculosis”.

Contó que para la época se consideraba que “el clima de Los Teques ayudaba mucho a los pacientes de tuberculosis a curarse en el Padre Cadenas. Estaba internado ahí, le daban permiso para que saliera y fue a caminar a la ciudad de Los Teques y comenzó a hacer amistades cerca del cementerio”.

Bandez indicó que de acuerdo a la leyenda en esas salidas permisadas por los médicos comenzó a interactuar con las personas que trabajaban en el campo santo. Mejías López se percató de la falta de sensibilidad y humanidad a las personas que fallecían a causa de la peste bubónica o peste negra que atacó a Venezuela en 1908. Se trataba de una infección en el sistema linfático producida por la mordedura de una pulga infectada.

Francisco Ramírez, encargado de la contraloría de la Sociedad Benéfica Hijos de la Unión, aseguró que todo comenzó “cuando se presentó la peste negra. La peste bubónica jugó un papel muy importante para aquellos momentos. La Fundación Hijos de la Unión estuvo al servicio comunitario. Ya que nuestro secretario fundador Salvador Díaz percibió que, motivado a la pandemia se veían los fallecidos en las calles, tomaron la iniciativa de brindar la ayuda que el pueblo necesitaba”.

“Seguimos ayudando”

Bandez reiteró que la intención es ayudar, pese a las dificultades: “Hoy en día es un poco más difícil la ayuda porque nosotros no escapamos de la situación económica que vive el país, sin embargo, la mantenemos. Solo que si antes le dábamos a 10, ahora le damos a dos nada más. Esa cantidad de ayuda para una operación no te alcanza para nada”.

Insistió en que esa es la labor de llegar al prójimo en la comunidad. Nosotros hemos tenido becados, un programa de niños protegidos. El primer niño que nace después del cañonazo, ese lo mantienen los Hijos de la Unión todo el año. Tenemos consulta pediátrica y de adultos completamente gratis. Somos patrocinadores de un centro de capacitación y estudio de aprendizaje”.

Ramírez agregó que como la fundación nació en medio de una pandemia, en esta oportunidad frente a la aparición de la COVID-19, no han cambiado sus objetivos: “Nosotros indiferentemente de las reglas que ha exigido esta nueva pandemia, en realidad hemos estado paralizando las actividades colectivas, porque es de conocimiento público que la fundación tiene actividades en beneficio a las comunidades”.

Aseguró que mantienen las ayudas alimenticias y algunas medicinas que se recogen a través del colectivo, “de los amigos y socios de la fundación que siempre están prestos a la colaboración”.

Fundación y museo

Ramírez, quien se muestra orgulloso de formar parte de una fundación contó que el espacio físico desde donde despachan, puede ser considerado una especie de museo en la capital mirandina: “Tenemos el edificio de los Hijos de la Unión y tenemos esta casa que cariñosamente le dicen ‘la casa vieja’, que se ha convertido en una especie de museo porque todavía conserva algunos accesorios y aparatos que en un momento dado estuvieron al servicio de la fundación”.

Entre los equipos que adornan el sitio enumeró algunos. “Hay muchos objetos que a lo mejor son desconocidos por las nuevas generaciones, pero que nosotros los conservamos. Hay retroproyectores de películas de 12 milímetros, muebles de hace 100 años, lámparas de cuando se creó la fundación. Vemos con satisfacción que es del agrado de muchos de los visitantes de Los Teques cuando vienen acá. Se respira un ambiente de mucha armonía, además que les permite recordar e imaginar cuando sus papás o sus abuelos pasaron por acá”.

Dijo que la intención es enviar un «mensaje de armonía, de amistad, de solidaridad. Un mensaje sobre que todos somos importantes y necesitamos de todos. Siempre van a tener por generación, como lo hemos hecho hasta el momento, a unas personas amigas y que de corazón van a estar para apoyar a las nuevas generaciones. Tenemos clases de inglés, de matemáticas, una escuelita de canto. Tenemos representación en un programa especial, a través de la escuela de artes y oficios, de los Hijos de la Unión”.