Las organizaciones no gubernamentales, conocidas por sus siglas ONG, en los últimos años se han convertido en un pilar de democracia. Su trabajo tiene como objetivo la defensa y promoción de los derechos de los ciudadanos que viven en la sociedad. Se dedican a proteger a grupos vulnerables, a elevar sus denuncias, y a promover causas justas como la protección de las libertades de los individuos, sin distinción alguna.
En el caso venezolano, la labor de las ONG juega un papel de peso en la lucha por la defensa de los derechos que durante años han sido socavados, el rescate de la democracia, la libertad e igualdad. En su seno, permiten la organización de las personas en una misma causa, denuncian las injusticias cometidas por el Estado y realizan campañas para mejorar la calidad de vida de todos. Su trabajo de ayuda a los venezolanos en estado de vulnerabilidad ha sido clave para visibilizar los abusos, e incluso, aliviar la profunda emergencia humanitaria compleja que padecemos.
Sin embargo, como toda organización que se atreve a hacerle frente a quienes vulneran los derechos fundamentales, las ONG en Venezuela han sufrido toda clase de amenazas y persecución. Defensores y activistas han sido víctimas del amedrentamiento por parte de funcionarios del Estado, algunos llegando a ser privados injustamente de su libertad. Con su persecución, el régimen demuestra que solo entiende de violencia y obediencia ciega. No les conviene que los ciudadanos unidos y organizados puedan denunciar las deplorables condiciones en las que nos han sumergido con su modelo corrupto y desigual. Por si fuera poco, deben hacer frente a la falta de recursos para su funcionamiento. El régimen se ha encargado de dificultar el acceso a su financiamiento y han puesto miles de trabas con las que buscan ilegalizar a aquellas que visibilizan las injusticias a las que son sometidos los ciudadanos.
Si continúa el hostigamiento y persecución en su contra, los venezolanos seremos las principales víctimas de esto, ya que dejaríamos de contar con la ayuda y asistencia que estas organizaciones nos brindan. El ataque contra las ONG significa profundizar la crisis. No es suficiente para ellos haber causado la pesadilla que vivimos, también agreden a quienes tratan de solventar la situación.
La amplia mayoría de los venezolanos entendemos que se requieren espacios de discusión y de acción cívica para revertir este terrible momento que enfrentamos día tras día. Las ONG del país están comprometidas con la democracia y la defensa de nuestros derechos y no se rinden ni se dejan atropellar por las acciones de ningún Estado opresor.
Venezuela ha atravesado dos largas décadas de injusticias y corrupción. Durante todo ese tiempo hemos dado la batalla al autoritarismo del régimen, nos hemos organizado en cada espacio posible y hemos luchado unidos para lograr una mejor nación. Las ONG que trabajan en el país son parte de esta lucha, son ejemplo de resistencia cívica y de la fuerza de un pueblo que se niega a dejar de dar pelea por causas justas. Ayudemos a salvar su trabajo y sigamos defendiendo y conquistando espacios en pro de la democracia, el respeto y la libertad de todos.