Médico venezolano entre los mejores en trasplante capilar: “Me enorgullece”

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El doctor Carlos Bruces recibió hace pocos días una acreditación de la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración Capilar (Ishrs, por sus siglas en inglés), que lo convierte en el segundo médico venezolano en obtener este reconocimiento a sus investigaciones y el más joven en lograrlo.

Con 40 años de edad, estudios en Venezuela, Argentina, Brasil y Estados Unidos, Bruces obtuvo la certificación por correo, debido a la pandemia por el coronavirus COVID-19, luego de un proceso de tres meses por parte de la institución.

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La historia de Carlos Bruces empezó en Lara, donde nació, aunque su niñez, adolescencia y etapa universitaria transcurrieron en el estado Bolívar. Años después llegó a Caracas, donde en la actualidad se desempeña como médico adjunto del Servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva en el Hospital Pérez Carreño y ejerce su práctica privada en Ancapelli, su centro especializado en esta área. Su vida estuvo marcada por la decisión de ser médico y en HispanoPost lo entrevistamos.

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-¿Qué significado tiene recibir este reconocimiento de la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración Capilar?

-Poner la banderita, eso es lo más importante y lo que me enorgullece, poner la banderita en un lugar donde no estaba, aunque en la comunidad siempre se dice que los médicos venezolanos son buenos, pero cuando se logra hacer algo y cumplir un objetivo que además es reconocido por otras personas internacionalmente genera un valor, por lo menos personal.

-¿Cuándo supo que quería ser médico?

-Mi mamá es médico veterinario y mi papá ingeniero químico y a mí siempre me llamó la atención la medicina. Cuando estaba en octavo grado, el vecino de nuestra casa era médico y yo siempre lo observaba cuando salía a ver a sus pacientes y me llamaba mucho la atención el trabajo que hacía; y mientras yo ayudaba a mí mamá con sus perros y su gatos, pensaba en la labor que hacía él con las personas.

Creo que es definitivamente inevitable cuando alguien quiere ejercer esta profesión. Recuerdo que el día que llené la planilla del CNU (Consejo Nacional de Universidades) mi mamá me decía: “Hijo, por favor coloca ingeniería que es una carrera corta, en cinco años tú te gradúas de ingeniero y después comienzas a trabajar”. Pero yo estaba empeñado y concursé por la beca Gran Mariscal de Ayacucho en la Universidad de Oriente (UDO) y, al hacer la prueba de admisión, quedé de primero con la mejor nota del área de ciencias de la salud y pude comenzar a estudiar medicina. Luego de empezar el agrado fue mucho mayor y en el camino decides la especialización.

Hice cirugía general y, afortunadamente, quedé en un postgrado donde el servicio operaba muchos casos oncológicos y eran los oncólogos a quienes les tocaba hacer las reconstrucciones porque no había cirujano plástico. Yo estaba recién y me tocaba entrar con ellos y hacíamos las reconstrucciones. Ahí supe que eso era lo que quería hacer y concursé en Caracas y quedé en dos postgrados a la vez.

Cuando decidí que iba hacer cirugía plástica investigué dónde estudiar y recuerdo que dentro de los mejores del mundo estaba Brasil, Colombia y para mí sorpresa también Venezuela, y me dije: “¿Qué estoy buscando yo? yo me quedo en mi país, estudiando en mi país”.

-¿Hubo dificultades?

-Cuando vine a Caracas a hacer el postgrado en cirugía plástica yo no tenía los medios para estar en la capital, pero tuve la oportunidad de que personas me ayudaron para, literalmente, dormir en una colchoneta en el piso, pero pude dormir por tres meses en una colchoneta en el piso bajo un techo. Tuve que trabajar muchísimo porque tengo tres niños y yo nunca los he dejado de asistir. Trabajaba como médico de planta en guardias en clínicas durante mis tiempos libres del postgrado. Laboraba en la noche y estudiaba en el día, además el Instituto Venezolano de Seguro Social (IVSS) brindaba alojamiento a algunos residentes en apartamentos y para ello descontaban una parte del sueldo, y pude quedarme en uno de ellos, entonces siempre hay una posibilidad.

La medicina es una carrera que tiene muchos sacrificios, muchísimos, pero tiene muchas satisfacciones y definitivamente es una vocación que uno hace porque le gusta y se dedica a hacerlo y a hacerlo bien.

-¿Por qué decidió especializarse en el trasplante capilar?          

-Cuando me tocó dedicarme a la restauración capilar estaba en Puerto Ordaz y mi esposa quedó en un postgrado de dermatología capilar en Caracas y nos mudamos a una ciudad que de 600 cirujanos plásticos que somos, hay 400 y todos hacíamos lo mismo. Entonces, mis amigos me dijeron: “Dedícate a lo que tú haces y sabes hacer, el pelo”, que siempre me llamó la atención. Cuando me mudé a la capital les hice caso porque no había alguien que se dedicara a eso en el país y era un campo desasistido y, entonces, decido, con los ahorros que teníamos, irme al mejor sitio para aprender esto, Estados Unidos y regreso con el conocimiento.

-Al estudiar en tantos países alguien podría preguntarse ¿por qué ejercer en Venezuela?

-Yo siento bastante agrado por mi país, porque estaba en el sexto semestre de medicina cuando tuve un accidente que me llevó a estar varios meses alejado de mis estudios. Luego de eso, cuando me logré recuperar, vino una situación complicada cuando mi papá quedó desempleado de la empresa donde trabaja como gerente, cuando esta fue comprada por unos franceses que llevaron sus propios gerentes. Un día me dijo que no tenía las posibilidades de mandarme dinero para que continuara mi carrera e inmediatamente le dije que estuviese tranquilo que daría clases de inglés y que recordara que tenía la beca de la universidad. Con eso me terminé de graduar de médico y seguí trabajando en los hospitales y, aunque no todos entienden por qué queremos los hospitales, a estos centros les debemos mucho de nuestra formación.

Logré ser médico con una beca, formarme en los hospitales nacionales y hay un compromiso importante desde el punto de vista académico de formar más personas. Quiero que se replique el trabajo que hago para que otros también tengan la oportunidad y demostrarle a algunos que no necesariamente tienes que tener mucho dinero sino que con mucho esfuerzo, ímpetu, ganas y mucho trasnocho se pueden lograr las cosas.

-¿Cómo desempeña su especialización en el Hospital Pérez Carreño de Caracas?

-En el Pérez Carreño a mí me toca hacer reconstrucciones de cuero cabelludo a personas que han perdido parte de este por un accidente o por quemaduras generalmente. Me toca reconstruirlos en ese hospital y esa labor cuánto no costaría en un medio privado. Tener la posibilidad de apoyar a esos pacientes y ver una sonrisa en sus rostros tiene mucha gratificación y a mí no me pesa hacerlo.

-A pesar de la fuga de jóvenes médicos venezolanos, ¿ha podido compartir su conocimiento con aquellos que permanecen en el país?

-A mis alumnos del Hospital Pérez Carreño trato de transferirles todo lo que sé, aunque algunos de los equipos específicos para el trasplante capilar son muy costosos y no se llevan a cabo en los hospitales, pero sí la reconstrucción del cuero cabelludo.

Mi grano de arena a la formación es ir a cada postgrado. Me ha tocado darle clases al postgrado de dermatología del Hospital Militar, al de cirugía plástica del Hospital Universitario de Caracas, también del Hospital Domingo Luciani. Tengo invitación para ir a Barcelona, Anzoátegui a dictarlas ahí y también en Maturín, Barquisimeto y Maracaibo. La intención es establecer la restauración capilar como una subespecialización tanto de la cirugía plástica como dermatológica.

-¿Cuáles son las próximas metas?

-Yo no pierdo la esperanza ni el sueño de poder curar una de las enfermedades más importantes que es la alopecia androgénica y actualmente se realizan muchos estudios en las células madres. De ello viene mí vínculo con el IVIC (Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas), una de las instituciones más serias del país para esta investigación, y también se busca lograr engranar con algunas universidades internacionales dedicadas a este estudio en esta área especifica.

Quiero seguir con la línea de investigación trazada y dejar las puertas abiertas para que si alguno de mis estudiantes sigue esta línea pueda contribuir. La idea es continuar haciendo y ampliarnos, trabajar en el ámbito educativo y asistencial e incluso en lograr traer los productos necesarios que no se consiguen en Venezuela para suplir enfermedades del cuero cabelludo.

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Abigail Carrasquel
Abigail Carrasquel
Periodista venezolana

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