Mexicanos defienden su “derecho” a tener armas de fuego

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La Asociación Mexicana de Usuarios de Armas de Fuego (AMUAF), aboga por el derecho de los ciudadanos de ese país de portar armas ante lo que califican como una creciente ola de violencia, corrupción e impunidad en el país.

«No hay quien nos defienda», lamenta Luis Antonio Merino, presidente de AMUAF. «Los niveles de seguridad en México son insoportables. Te secuestran, te roban, te asesinan por nada. Y la gente no confía en el Estado porque la seguridad pública está coludida con los delincuentes».

En el campo de tiro Catimex del céntrico Estado de México y frente a la línea de blancos -las siluetas de personas a las que se apunta y dispara-, Merino practica su pericia con varias armas, como una pistola calibre .22 o un rifle.

«¡Agresión!», grita un compañero, y acto seguido dos de ellos vacían el cargador en sus respectivos objetivos.

Para la práctica siguen un protocolo y medidas de seguridad, pero dicen sentirse «satanizados» por buena parte de la sociedad, como si fueran ellos los delincuentes de los que quieren protegerse, alegan.

La AMUAF, conformada hace cuatro años, recuerda que en la Constitución de 1917, que este domingo cumplió 100 años, se hablaba del derecho a la «la libertad» de poseer y portar armas para su seguridad y legítima defensa.

En el artículo 10 original, la portación de armas en poblaciones se sujetaba a los «reglamentos de la policía», y se negaba el uso de armas prohibidos «expresamente por la ley» o de uso de los cuerpos de seguridad gubernamental.

Fueron años de «cultura de respeto» y «armerías por todo el país», cuando ahora solo hay una tienda oficial ubicada en la capital, reclaman.

Según datos de la AMUAF, en México solo hay unas 4.000 licencias de portación, frente a 4 millones de armas registradas, ya sea en manos de las Fuerzas Armadas o de la ciudadanía, lo que provoca un desbalance enorme que crece año cada año con más solicitudes.

Todo ello, según Merino, incentiva el mercado negro y la criminalidad: «Los únicos en este país que no tienen armas somos los ciudadanos normales, que pagamos impuestos y somos honestos».