Mientras Rusia avanza sobre Ucrania, EEUU y Europa ya sienten los efectos de su dependencia energética

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La invasión a Ucrania era el peor escenario posible para los mercados energéticos y, el pasado jueves, los bombardeos de Rusia contra ese país dejaron bien en claro lo que está por venir. Ese día el gas se disparó 30%, en una sesión sin precedentes en la que llegó a subir el doble: 60%; y el petróleo superó los 100 dólares, cotización que no se veía desde 2014. Y, según los pronósticos de los analistas, los precios podrían aumentar aún más si el presidente ruso Vladimir Putin continúa avanzando sobre el resto de Ucrania, como en efecto está ocurriendo.

Sin embargo, los precios son tan solo la punta del iceberg. El impacto de la invasión de Rusia a Ucrania es mucho mayor y expertos alertan sobre su gravedad para Europa, cuyo suministro de gas depende en gran medida del gigante euroasiático; para Estados Unidos, tomando en cuenta que se trata del segundo exportador de petróleo a ese país, y, sobre todo, para las naciones del Caribe y Centroamérica que tendrían que comprar petróleo con fondos que previamente pensaban destinar a salud, educación u obras públicas.

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De hecho, un día antes de que se produjera la invasión a Ucrania, el canal FOX News alertaba sobre cómo los estadounidenses están siendo afectados por el incremento de los “precios energéticos”, lo cual había empeorado por el conflicto ruso.

Uno de los entrevistados fue Rick Perry, exsecretario de Energía, quien indicó: “Tenemos 100 años de gas natural líquido, GNL, debajo de Estados Unidos. América estaba a punto de hacer que Europa fuera claramente independiente de Rusia”.

Conversaron, además, con el senador republicano Mark Green, a quien preguntaron “qué tan mal” se puede poner para los estadounidenses la situación cuando “están luchando contra la inflación”. A lo que respondió: “Se va a poner muy mal. No puedes ganar una guerra energética si cierras tu propio sector energético y eso es lo que Biden ha hecho. Y, desafortunadamente, es la única cosa con la que Vladimir Putin va a responder: cerrando su energía. Y para eso no está preparado”.

En todo caso, ¿cómo podría Estados Unidos ganar esa ‘guerra energética’ que menciona Green? ¿Qué debe hacer entonces Biden? “Dos palabras: gas natural. O tal vez tres palabras: gas natural licuado. Aprovechar los increíbles desarrollos del gas natural en Estados Unidos. Trabajar ahora para dirigir aún más esos recursos a Europa es una herramienta importante. El sector no se está cerrando. Y ciertamente no cuando los precios impulsarán y recuperarán inversiones importantes. Esa es la realidad”, respondió Jeremy Martin, vicepresidente de Energía y Sustentabilidad en el Instituto de las Américas.

Afirmó que la administración de Biden y otros aliados de la Agencia Internacional de Energía “tienen una palanca de la que pueden tirar: la liberación de petróleo de la Reserva Estratégica de Petróleo. Demostraron a fines del año pasado que están dispuestos a coordinar tal lanzamiento. Es algo que pueden hacer, pero con un impacto a muy corto plazo”.

Antero Alvarado, socio director Venezuela GELA, y Mariana Vargas Carballo, analista internacional del Equipo GELA, son de la opinión de “que esta situación no la vieron venir” Europa y Estados Unidos. “Buscar flexibilizar algunas sanciones respecto al crudo venezolano bajo ciertas condiciones pudiera liberar la presión a la cual están sometidos. Por ejemplo, que empresas socias de Petróleo de Venezuela (Pdvsa) puedan recoger crudo como pago de deudas pendiente y llevar ese crudo a la costa del Golfo. Ahí abres la puerta a más crudo a Estados Unidos sin tener que oxigenar a Pdvsa”, dijeron.

¿Dejaron el camino abierto a Rusia?

A partir de jueves 24 de febrero se encendieron aún más las alarmas en Occidente sobre las potenciales consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania sobre el sector energético. Visto el peligro que esto reviste para Europa y Estados Unidos, la pregunta es: ¿qué tan responsable es Occidente de que Rusia se convirtiera en una potencia energética?

“Cuando un grupo de países se hace muy dependiente de una sola fuente de suministro esto le genera el potencial riesgo de tener problemas precisamente en energía y en el caso de Europa, al ser un continente que no es autosuficiente, pues se genera esta situación”, aseveró Juan Fernández, analista en materia energética.

No obstante, advirtió que Europa está realizando acciones para minimizar esa dependencia en el petróleo y el gas importado a través de su sustitución por energías renovables. “Es por ello que esta situación lo que va a hacer es acelerar aún más esa decisión estratégica que ha tomado Europa de depender menos del petróleo y del gas importado”, dijo.

En cuanto a Estados Unidos, Fernández sostuvo que desde hace muchos años una premisa de todos los gobiernos, independientemente que hayan sido demócratas o republicanos, es la autosuficiencia energética, “como un elemento que permita al país estar ‘tranquilo’, si es que lo podemos llamar de esa manera, en cuanto a la energía que necesita consumir”.

Al respecto, Martin indicó que “seguramente existe la percepción de que, a pesar de las tensiones geopolíticas derivadas de la dependencia energética rusa, la Unión Europea no avanzó lo suficiente para diversificar sus fuentes. Estados Unidos y la UE juntos están persiguiendo de manera más agresiva las importaciones de GNL en el continente y se han logrado avances importantes. Pero a raíz de los acontecimientos de esta semana, se muestra que no es suficiente y no es lo suficientemente rápido”.

A propósito de ello, cómo evalúa Martín las políticas energéticas de Estados Unidos, tomando en cuenta la alta dependencia en el petróleo ruso. “El hecho es que el Estados Unidos de hoy no se parece en nada al Estados Unidos que sufrió los embargos petroleros o los tremendos impactos en la década de 1970. Los enormes avances en la producción nacional de petróleo y gas, junto con el despliegue masivo de energía eólica y solar en todo el país durante los últimos 10 a 15 años, apuntan al hecho de que podemos estar sujetos a vulnerabilidades de precios y mercados, pero no dependemos mucho de las importaciones. Esos días han terminado”.

 No obstante, desde el punto de Alvarado y Vargas Carballo, la política energética estadounidense ha sido “bastante inestable”. “Vimos a (Barack) Obama cerrar ciertos oleoductos, incrementar inversión en energías renovables, módulos fotovoltaicos y turbinas eólicas, pero sus sectores transporte, industrial y energético eran dependiente de ciertos hidrocarburos”.

Agregaron que, posteriormente, la administración Donald Trump paralizó las energías renovables, se salió del Tratado de París y comenzó a invertir en sus estados petroleros para incrementar producción y exportación de los shales no convencionales.

“(Joe) Biden nuevamente cambia la estrategia energética interna y en estos dos últimos años su foco se ha centralizado en medidas post covid, políticas públicas e incrementar producción de GNL. Hoy, Estados Unidos es el principal exportador de GNL y su principal mercado es China. A su vez, importa 700 kbd de crudo ruso. Sin duda, una compleja realidad geopolítica”, advirtieron.

Entonces, si Estados Unidos dispone de suficientes reservas de gas y pudo haber logrado la independencia de Europa de Rusia, ¿por qué esto no ocurrió? “Yo diría que no es una cuestión de independencia, sino de cuánto hemos disminuido nuestra inseguridad energética, es decir, nuestras vulnerabilidades. Ningún país será nunca completamente inmune al hecho de que el petróleo y el gas son productos básicos globales con ciclos de precio y mercado y volatilidad. Pero con el crecimiento masivo de la producción nacional y el despliegue de energía renovable, Estados Unidos opera desde una posición de fortaleza en lo que respecta a la energía”, aseveró Martin.

Fernández aseguró que Estados Unidos está enviando gas licuado de petróleo a Europa, pero que cuando llega a los puertos europeos requiere regasificación. “Esto es un proceso que va a tomar un tiempo, sobre todo para abastecer con suficiente oferta el mercado”, señaló.

Las consecuencias que se avecinan 

Para ilustrar las dimensiones del problema actual y el que se avecina, Fernández recordó que Rusia es unos de los principales productores de petróleo, con unos 10 millones de barriles por día, conjuntamente con Estados Unidos y Arabia Saudita. En el caso de Europa, que es una de las zonas más afectadas por el efecto del conflicto con Ucrania, 40% del gas proviene de Rusia, siendo Alemania y Holanda sus principales consumidores.

En cuanto a petróleo, el experto indicó que en Europa el suministro ruso es de 29% de lo que reclama el mercado y en lo que respecta a Estados Unidos, según la última estadística de Departamento de Energía, las importaciones de Rusia hacia la nación norteamericana para noviembre de 2021 fueron de unos 550 mil barriles.

“Esos 550 mil barriles están dentro de las importaciones que hoy en día deben de estar en alrededor de los 6 millones y medio de barriles por día y aquí (Estados Unidos) se deben estar consumiendo alrededor de unos 19 millones de barriles diarios. Es decir, tiene un efecto, pero no del mismo impacto que este pueda tener en Europa. Entonces, quien en este momento tiene el mayor impacto en cuanto a la potencial salida del mercado de suministro de Rusia es Europa”, señaló.

Explicó que desde antes de la guerra de Rusia contra Ucrania ya había un déficit -estimados entre 1 millón y 2 millones de barriles- en el mercado petrolero global, situación venía ya generando un incremento en el precio del petróleo. “Dada la situación geopolítica que se está viviendo por este conflicto, y que siempre es una variable que afecta el tema energético, ya vemos el impacto que esto ha tenido en el precio del petróleo”.

Con respecto a los precios del gas, mencionó que subieron el jueves y que en los últimos meses prácticamente se han cuadriplicado para Europa. “Esto es importante considerarlo por las implicaciones que esto va a tener, sobre todo en el corto plazo, relacionadas con el tema de la inflación en países como Estados Unidos y la Unión Europea, cuyas economías estaban saliendo de la crisis derivada del COVID. Pero con esta situación se va a generar una presión social importante por el aumento de los combustibles a los consumidores y en Europa por el aumento de la electricidad, puesto que el gas es uno de los insumos más importantes para su generación”.

Ante el escenario de que Rusia corte las fuentes de suministro a Europa y Estados Unidos, Martín comentó que Rusia es y ha sido un petroestado durante años y la dependencia de los combustibles fósiles para su Tesorería es importante. Por lo tanto, cortar el suministro de petróleo podría tener impactos en sus ingresos. “El hecho es que el petróleo es un producto global y recortar los suministros a Estado Unidos equivaldría a algo más que una retórica”.

Para Fernández, de concretarse ese escenario, “las implicaciones serían mucho mayores en cuanto a los efectos en el precio. Hay estimaciones hechas por analistas que hablan de entre 20 y 30 dólares adicionales por barril. Esto pondría una presión muy importante en diferentes consumidores y aquí tenemos que hablar del caso de China, que es también un importador, quizás el más importante que tiene Rusia de petróleo. Es un efecto que hoy lo vemos muy focalizado en Europa, pero que tiene implicaciones globales”.

Sobre las consecuencias en Estados Unidos, Fernández aseveró que de no poder contar con el suministro ruso esto obviamente generará desequilibrio. “Esto ya lo estamos viendo hoy en día, inclusive con el suministro por el aumento del precio, pero eso yo creo que puede ser subsanado rápidamente y no es la misma situación que se vive en Europa”.

Alvarado y Vargas Carballo advirtieron que “Rusia hará lo que más le beneficie y ambos escenarios muestran a Rusia como un victorioso. Si mantiene la exportación de crudo a Estados Unidos, este sería altamente costoso y seguirá impactando la inflación creciente que posee Estados Unidos. Si se le cierra el grifo, Estados Unidos se verá forzado a solventar de alguna u otra manera, pero el golpe será más fuerte y difícil de sanar”.

Añadieron que Arabia Saudita, el aliado petrolero de Estados Unidos, no posee el tipo de crudo que la nación norteamericana necesita. “Justamente Venezuela pudiera atender ese mercado; sin embargo, pesan las sanciones. Vale destacar que fue Rusia quien tomo parte del mercado de Venezuela en Estados Unidos. Es un escenario, pero sin duda esa decisión no se tomará hasta que no afecte los intereses de Estados Unidos”.

Venezuela se puede aprovechar de la situación

Los expertos coinciden en que las sanciones que Estados Unidos impuso a la industria petrolera venezolana han beneficiado a Rusia, al extremo de que se convirtiera en el exportador número dos hacia ese país.

“Rusia ha logrado llevar al mercado unos volúmenes de crudo que antes no tenía (…) Cuando la administración de Trump decide sancionar a Pdvsa, hay un volumen de unos 300 mil barriles de crudo pesado que se venían exportando de Venezuela hacia Estados Unidos, que básicamente se refinaban en Citgo y en las refinerías que había en el golfo. Al quitarlo, esa oferta desaparece y el diferencial disminuye. Esto hace que otros oferentes de crudos pesados, como el Ural ruso, tuvieran una ventaja de venderle a Estados Unidos y la aprovecharon”, indicó Fernández.

Alvarado y Vargas Carballo también concuerdan con Fernández en que Rusia se ha beneficiado, pues parte de la importación de crudo que hoy en día satisface Rusia era de Venezuela, debido a la similitud de características del crudo. Aunque para Martin si bien las sanciones a Venezuela pueden haber ayudado un poco a Rusia, “nada como la ayuda que las sanciones brindaron a China, Irán y una amplia gama de comerciantes ilegales de petróleo en todo el mundo”.

Y si bien Venezuela fue desplazada por Rusia en el mercado estadounidense, eso no significa que no pueda recobrar su radio de influencia en la región, tal como lo expone André Oppenheimer en su artículo “Aumento del precio del petróleo será ‘brutal’ para Centroamérica y el Caribe”, publicado el 23 de febrero en El Nuevo Herald.

“El aumento de los precios del petróleo provocado por la invasión de Rusia a Ucrania podría crear un gran problema para Estados Unidos en América Latina: podría causar estragos en los países importadores de petróleo de Centroamérica y el Caribe, e impulsar a Venezuela a intentar reanudar su diplomacia petrolera en la región”, indicó.

Advirtió que el conflicto ya está creando un gran problema financiero para los países del Caribe y América Central, la mayoría de los cuales son importadores de petróleo: “Y está golpeando especialmente a los países del Caribe en un momento en que todavía se están recuperando de una fuerte caída en el turismo por la pandemia de COVID-19”. Añadió que, aunque en menor medida, la subida del precio del petróleo también perjudica a los importadores de petróleo de Sudamérica del Sur, como Chile, Uruguay y Paraguay.

En su artículo citó a Roger Noriega, exjefe de la oficina del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado y actual asesor del gobierno de República Dominicana, quien dijo: “Rusia, China, Venezuela, Irán y otros rivales de Estados Unidos pueden aprovechar la escasez de suministros de energía para ganar influencia en las Américas (…) Debería adelantarse a este problema hoy, antes de que sea demasiado tarde”.

Oppenheimer recordó que Venezuela, “que solía ser un gran exportador de petróleo subsidiado a los países del Caribe y América Central, ha visto caer drásticamente su producción de petróleo en los últimos años por la corrupción y la desastrosa gestión de su gobierno. Pero, con el aumento de los precios del petróleo, Venezuela podría desviar algunas de sus exportaciones petroleras actuales a China hacia América Central y el Caribe, dicen los expertos”.

Y concluye su artículo señalando: “Si el presidente Joe Biden no presta atención a la inminente crisis petrolera de América Central y el Caribe y ayuda a estos países a obtener préstamos de emergencia de las instituciones financieras internacionales, Maduro intentará llenar ese vacío. No sería la primera vez que Venezuela lo hace, o que los importadores de petróleo de la región se ven obligados a caer en sus manos”.

Foto: Agencia de noticias

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