El Observatorio Venezolano de Finanzas realizó este jueves un foro virtual para dar a conocer sus perspectivas económicas para el año 2024, el cual califican como un período donde reinará la incertidumbre, en primer lugar porque no se conoce cuál será el futuro de la flexibilización de sanciones hacia nuestro país y en segundo lugar por las elecciones presidenciales programadas para el segundo semestre.
Los economistas, Daniel Cadenas, Omar Zambrano y el miembro fundador del OVF, José Guerra, expresaron sus proyecciones y opiniones acerca el escenario económico venezolano dentro del contexto nacional y de los diversos acontecimientos mundiales que han impactado las finanzas en general.
Daniel Cadenas argumentó que entre 1973 y 2013 la economía creció a una tasa promedio anual de 2,5% lo cual se puede aproximar al crecimiento del PIB potencial, todo ello con una industria petrolera dinámica, sin sanciones y sin migraciones.
“Esta tasa de crecimiento es baja debido a que la economía de Venezuela tiene poca complejidad, en el sentido de que posee capacidades productivas muy simples e igualmente sus exportaciones están muy concentradas en pocos productos”, comentó.
Explicó que en Venezuela, al igual que en otros países del mundo, hubo un rebote después de la pandemia de COVID-19 que se expresó en un crecimiento del PIB en 2021 y 2022 pero el mismo duró poco debido a la persistencia de la inflación y la caída de los salarios. Para 2023 se espera una contracción de la actividad económica asociada principalmente a la insuficiencia de la demanda agregada.
“Para el cierre de 2023 el PIB puede caer entre 0,5% y 5% dependiendo del comportamiento del cuarto trimestre”, argumentó.
En cuanto al 2024 el especialista señaló que PIB tendría el siguiente comportamiento, según los siguientes parámetros:
Si se revierten las licencias petroleras, el PIB caería 2%.
Si las licencias se mantienen solo por 6 meses el PIB crecería 4%.
Si las licencias se mantienen durante todo 2024, el PIB aumentaría 8%.
Cadenas igualmente advirtió que la economía nacional tiene un severo problema de financiamiento y no existen indicios de que puedan generarse cambios significativos en esta materia.
“Para crecer Venezuela necesita un crédito como proporción del PIB de 10% y actualmente es de 1%. La política de elevados encajes ha hecho mucho daño al crecimiento”, opinó.
Igualmente el economista reveló que los cortes eléctricos generaron una pérdida hasta 2022 de US$ 6.000 millones, es decir entre 9% y 10% del PIB.
Añadió que para crecer sostenidamente hace falta mucho más que flexibilizar las sanciones, a su juicio también se requiere un buen servicio eléctrico que provea la energía que requiere la reactivación económica y que los demás servicios públicos también funcionen.
Para 2024 la estimación de la inflación sería, según los cálculos realizados por Cadena, de 250% y 360% dependiendo la cantidad de dólares que tenga el BCV para intervenir en el mercado.
En cuanto al tipo de cambio, igualmente su rango va a depender de los dólares que el BCV pueda vender. Así, el tipo de cambio podría ubicarse entre 170 y 210 bolívares por dólar.
Vivimos una recuperación no productiva
Por su parte, el profesor universitario y directivo de la consulta Anova, Omar Zambrano, explicó que posterior a la COVID-19, Venezuela tuvo una recuperación no productiva, ya se trató de una expansión fundamentalmente del comercio y ciertos servicios donde prevaleció la baja productividad y los bajos salarios.
“Todo indica que 2023 será un año perdido en materia de crecimiento y el que hubo en 2021 y 2022 fue muy frágil y estuvo territorialmente muy concentrado en pocas ciudades”, comentó.
Aunque no quiso ofrecer pronósticos y tampoco cifras, el economista señaló que la característica principal de la economía venezolana actualmente es la gran desigualdad existente.
“Venezuela ha perdido muchas capacidades y requiere crecer rápido y sostenidamente para recuperar el nivel de actividad económica de 2012. El mercado laboral de Venezuela está destruido la mitad de las personas en edad de trabajar está inactiva. Los salarios son muy bajos y no crean incentivos a la economía formal, por eso decimos que la recuperación de 2021 y parte de 2022 no fue productiva para el país y tampoco para los ciudadanos”, dijo.
Zambrano también hizo referencia a las remesas que reciben algunos venezolanos desde el exterior y advierte que las mismas ayudan pero no tanto. “25% de las familias recibe remesas por un monto promedio mensual de 150 dólares”.
Estima que el 58% de las familias venezolanas en 2022 estaban en una situación de vulnerabilidad económica y geográficamente esta situación es más notoria.
“Para 2024, si se relajan las sanciones, puede haber cierta expansión fiscal que se puede enfrentar con una restricción de oferta que puede derivar en más inflación. Todo ello en medio de una gran incertidumbre política por ser 2024 un año electoral”, indicó.
Finalmente, José Guerra, aseguró que la incertidumbre económica será la protagonista no solo en 2024, sino también en 2025.
“Para 2024 tenemos un escenario económico que dependerá en gran medida sobre la flexibilización de las sanciones. Si las mismas se mantienen a lo largo del tiempo, veremos una mejoría, la cual será insuficiente debido a la abrupta caída que tuvimos desde el año 2013. Si las sanciones son nuevamente impuestas, todos los escenarios apuntan a una nueva recesión. En 2025 el escenario será similar, porque de haber una transición en el país, no podemos olvidar que todos los poderes públicos estarán en contra del nuevo gobierno, en caso que sea de oposición y eso no permitirá tener un panorama económico claro. Los próximos dos años insistimos, serán de mucha incertidumbre”, finalizó.