El café forma parte de la vida cotidiana de los venezolanos. Desde hace más de dos siglos se produce en el país y eso lo ha convertido en uno de los principales rubros del sector primario de la economía.
El grueso más importante de la producción de café se localiza en los estados Lara, Portuguesa, Trujillo, Barinas, Falcón, Yaracuy, Monagas y Anzoátegui. Se trata de zonas montañosas en las que los cafetales se ubican entre los 600 y 1.600 metros sobre el nivel del mar o incluso, en algunos casos, a los 1.800 metros. Allí crecen diversas variedades, todas arábigas, que los caficultores procesan, mayoritariamente, por vía húmeda y natural.
Según algunos productores del rubro, la crisis económica que atraviesa el país y la falta de financiamiento le han pasado factura a los caficultores, quienes también han tenido que lidiar, desde hace varios años, con el contrabando de café proveniente de Brasil.
Pese a este complejo escenario, la Asociación Venezolana de la Industria del Café (Asicaf), desde hace algún tiempo, estudia con detenimiento las alternativas de financiamiento como el uso del mercado de capitales a través de una bolsa agrícola para el sector café.
Nelson Moreno, economista y presidente del gremio, explicó a HispanoPost que en muchos países se financia la producción de distintos rubros agrícolas mediante el mercado de capitales y esto puede generar grandes beneficios para todos los sectores de la cadena. Sin embargo, se deben cumplir con los estándares internacionales de calidad.
“Los sistemas bursátiles y otras fuentes de financiamiento para fortalecer a los pequeños y medianos productores de café venezolanos implica mejorar los sistemas de control de calidad, en busca de mejores precios del café crudo en los mercados nacionales e internacionales. De manera que se pueda estudiar cómo establecer certificaciones de origen, esquema que está muy avanzado en la mayoría de los países cafetaleros, y que sean reconocidas ante organizaciones mundiales y bolsas del café a nivel mundial”, explicó.
Agregó que Venezuela, para volver a ser competitiva en este rubro, debe colocarse a la par de los instrumentos y factores que permiten a los grandes países productores de café entrar en el “comercio a futuro”, con garantías hacia los compradores internacionales en cuanto al cumplimiento de entrega y continuidad de la calidad negociada.
Según proyecciones hechas por la Federación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), para el año 2021 la producción de café podría cerrar por debajo del millón de quintales, lo que representa un retraso de aproximadamente 100 años en términos cuantitativos.
Café arábiga de Venezuela, entre los mejores del mundo
Moreno aseguró que el café arábiga venezolano es uno de los más equilibrados del mundo y esta variedad sería, sin duda alguna, la punta de lanza para la exportación del rubro.
“El equilibrio de nuestro café arábiga es muy importante porque con esto evitamos las mezclas con diferentes variedades de café robustas, como el conillon, arabustas y otras variedades de semillas que dañan los sabores, aromas y las características organolépticas que caracterizan el café arábiga, producido en las laderas y zonas montañosas de Venezuela”, precisó.
Indicó que la tercera ola mundial del café que se vive en la actualidad ha permitido grandes avances en las investigaciones genéticas de la semilla de diferentes tipos de café arábiga, así como nuevas técnicas de perfilamiento del café tostado para elaborar cafés especiales de un gran auge en el mercado venezolano y mundial.
“Nos están obligando a mejorar las tecnologías de recolección, medir el tiempo necesario en la maduración del grano de café cereza en la planta, no recolectar granos verdes ni pintones y establecer ciclos de entrenamiento a los cosecheros para estas labores, lo cual va a beneficiarlos con una mayor remuneración por cada kilo de café recolectado”, explicó.
Aseguró que por estas y otras razones el caficultor y el industrial del café de cualquier escala deben ir de la mano: “Ambos son dos sectores complementarios en este momento y en el futuro inmediato”.
Moreno señaló que de cara al futuro es necesaria la transformación de los sistemas de comercialización de café, lo que reducirá la intermediación si se saben utilizar.
“No es fácil incursionar en este sistema, existen normas y procedimientos que obligan a los caficultores y a la industria a modernizar o transformar los sistemas administrativos y contables de sus unidades productivas. Serán necesarios talleres, mesas técnicas, simposios y congresos agroindustriales con materiales de apoyo para concientizar al caficultor y al agroindustrial que la comercialización de café en Venezuela es una opción con el uso del mercado de capitales para financiar materia prima, inventarios, fertilizantes y flexibilizar los modelos de mercadeo del café industrializado”, dijo.
No estamos preparados, pero tenemos que aprender
Sobre el futuro cercano de la comercialización del café en Venezuela, Nelson Moreno advirtió que “no estamos preparados para estructurar un mercado de capitales o un mercado de subastas organizado como existen en otros países del mundo para su producción agrícola y pecuaria, pero vamos a tener que aprender para rescatar la caficultura venezolana”.
“Quienes hemos tenido la suerte de conocer cómo opera el capital y los inversionistas extranjeros, nos podemos dar cuenta del movimiento de capitales donde se instalan y las buenas perspectivas que se generan. También conocemos la realidad cuando el escenario es negativo. Por eso debemos trabajar por mejorar el panorama y volver al mercado mundial del café”, insistió.
Moreno expresó que el escenario actual de la producción de café en Venezuela es bastante complejo, “pero tenemos la obligación de comenzar a ver el futuro de la caficultura empresarial, que asuma los riesgos implícitos en un mercado de capitales, que permita atraer inversionistas nacionales y extranjeros en todo el circuito cafetalero venezolano. No olvidemos que Venezuela produce uno de los mejores cafés arábiga del mundo”.