Recientemente, Iván Puerta, presidente de la Cámara Nacional de Restaurantes (Canares), pronosticó que 60% de los restaurantes inaugurados en 2022, durante el boom gastronómico, podría fracasar antes de concluir este año.
Canares señaló que en 2021-2022 hubo un boom de instalación de restaurantes y bares de lujo destinados a la gente con elevados recursos. Sin embargo, el problema radica en la sobreoferta de restaurantes de lujo para cubrir una demanda que representa menos de 10% de la población de las principales ciudades del país.
La realidad es que el grueso de los venezolanos es de pocos o bajos recursos económicos. Conscientes de esta situación, comerciantes de Caracas que solicitaron guardar sus nombres indicaron que se reinventan para hacer rentables sus negocios.
En esa dirección, la ciudad muestra un nuevo semblante con la proliferación de establecimientos formales que ofrecen comida rápida a bajos precios.
Comida rápida a bajos precios
En los alrededores de la Plaza Candelaria, dos emprendedores jóvenes abrieron hace tres semanas un pequeño local que vende churros de diferentes sabores, como azucarados, con arequipe, chocolate o mermelada de fresa, durazno y guayaba.
En el pequeño espacio equivalente a un quiosco de periódico están dos freidoras, la máquina para la masa de churros y las dos personas que atienden al público entregando una docena de estos dulces dentro de un envase de anime. Todo ello por un dólar o en bolívares de acuerdo con el cambio del Banco Central de Venezuela.
«Cada vez que vengo a comprar mínimo hago una cola de 45 minutos. La fila es muy larga, pero vale la pena porque los churros son riquísimos y más baratos», contó un empleado público.
A pocos metros de la churrera están una heladería y un establecimiento con unas mesas que venden -también por un dólar- dos barquillas y una ración de tortas tres leches, arequipe y chocolate y gelatina arlequín, respectivamente.
“Para darnos un gusto»
Chacaíto es otro flanco de estos comercios. En uno de ellos se forman largas filas en la mañana pues, venden dos empanadas por un dólar.
Igual apilamiento de personas se observa al mediodía y en tarde en un local que ofrece fresas y otras frutas con crema a un dólar el vaso.
«En Catia hay muchos establecimientos de comida que ofrecen helados, tortas, perros calientes, pinchos y hamburguesas, entre otros, a precios de uno a 3 dólares», señaló una joven profesional en la cola de la churrera en Candelaria.
Otros consumidores consultados aplauden estas iniciativas «para darnos un gusto», aunque no en la frecuencia deseada debido a los bajos salarios.
En un restaurante grande en Candelaria, el cual vende comida internacional, pollos en brasas, parrillas y pizzas, hay en un rincón una barra con unas pocas mesas donde los clientes aprovechan los combos que allí ofrecen.
El encargado refirió que se venden «muy bien» las alitas de pollo a 4 dólares la ración; así como las hamburguesas de carne y pollo acompañadas de refresco y papitas a 6 y 7 dólares.
Los comerciantes destacaron que la ganancia está en el volumen de ventas satisfaciendo a la clientela en calidad, cantidad y precio.
En las pastelerías, se consiguen las ofertas «para compartir el café» de cinco dulces fríos pequeños, mini donas o pancitos dulces y de coco con crema o chocolate a tres dólares.