A diferencia de quienes serán sus rivales en la Serie Mundial, el ascenso de los Astros de Houston fue todo menos una sorpresa. Si un equipo se mantuvo en ritmo todo el año y cumplió con las expectativas, ese es precisamente el que dirige Dusty Baker.
Los siderales fueron el único equipo en alcanzar las 100 victorias en la Liga Americana. Ganaron un total de 106 juegos, con lo que aseguraron el segundo mejor récord de la temporada, solo por detrás de unos Dodgers de Los Ángeles que cerraron el año con 111 lauros, pero que terminaron siendo sorprendidos por los Padres de San Diego en la Serie Divisional de la otra liga.
En caso de que esto no fuera suficiente, los Astros también llegaron a estas instancias con un récord inmaculado en Postemporada, después de barrer –en tres compromisos– a los Marineros de Seattle en la Serie Divisional y repetirle la dosis –propinándoles cuatro derrotas al hilo– a los Yankees de Nueva York en la Serie de Campeonato.
Houston se convirtió en el primer equipo en conseguir tal hazaña, desde que en 2014 los Reales de Kansas City ganaran ocho juegos en fila, para asegurar su pase a la magna cita. Salvador Pérez y compañía derrotaron a los Atléticos de Oakland en el juego por el comodín, despacharon a los Angelinos en la Serie Divisional y acabaron con las ilusiones de los Orioles en la penúltima instancia.
Sin embargo, Kansas City claudicó frente a los temibles Gigantes de San Francisco, que conquistaban su tercera corona en cinco años; cabe destacar que, en aquella oportunidad, la serie se fue al máximo de siete encuentros.
Como mencionábamos en días anteriores, la ofensiva del conjunto sideral durante este mes de octubre no ha sido su punto fuerte; simplemente han podido contar con bateo oportuno, de lo que se han valido para ganar a sus rivales con lo justo.
El mayor “despilfarro” de carreras que tuvieron en la presente Postemporada, fue en el tercer juego contra los Yankees, propinándoles una dolorosa blanqueada, a la vez que se encargaban de pisarles el plato hasta en cinco ocasiones.
Y pensar que todo esto comenzó en el primer juego de la Serie Divisional, donde completaron una remontada de película, luego de que los Marineros lograran descifrar los envíos de Justin Verlander, al que vapulearon con un aluvión de diez indiscutibles y seis anotaciones, en labor de cuatro entradas en las que solo pudo recetar a tres bateadores.
Curiosamente, antes de eso, en la temporada, la salida en la que Verlander recibió mayor castigo fue el 27 de mayo, precisamente ante el equipo de Seattle. Ese día también recibió una decena de hits y le anotaron media docena de carreras, además de ver como le sacaban la pelota hasta en cuatro chances. De resto, hubo meses completos en los que el estelar abridor permitió menos de seis rayitas.
Sin embargo, los texanos vinieron de atrás de forma dramática y sin siquiera necesitar fabricar un rally; la clave estuvo en los últimos dos innings, en los que se combinaron para anotar dos y tres carreras respectivamente, lo suficiente para dejar en el terreno a la visita, y volcar la serie a su favor, lo que sin duda fue un golpe en lo anímico y psicológico para ambas partes.
Ahora, lo que sí es pertinente resaltar es la destacada labor que han tenido sus lanzadores; con la excepción de esa primera salida de Verlander, claro está.
Para muestra, aquel maratónico tercer juego contra los Marineros, que se extendió a lo largo de 18 entradas; el doble de una jornada habitual. Por la lomita desfilaron ocho brazos siderales y ninguno permitió más de dos imparables.
Lance McCullers Jr. fue el encargado de abrir dicho compromiso y lo hizo notablemente, con labor de seis capítulos, en los que permitió dos hits, regaló par de boletos y se apuntó siete abanicados. Asimismo, el venezolano Luis García entró a relevar desde el 14° tramo, hasta el final del cotejo; con cinco entradas lanzadas, solo le dieron par de hits y pasó a seis por el filo de sus strikes, además de apuntarse la victoria.
Contra la aletargada alineación de Yankees, los ptichers de Houston se crecieron y sacaron la casta para llevar a su equipo hasta la tierra prometida, el clásico de otoño.
El propio Verlander se reivindicó, ponchando a 11 en seis innings, en los que solo le batearon de hit tres veces, permitió una carrera producto de un jonrón y dio una base por bolas.
Al día siguiente llegó el turno del dominicano Framber Valdez, que prácticamente emuló lo conseguido por Verlander. Lanzó siete entradas, ponchó a nueve, le dieron cuatro hits y le hicieron dos carreras que fueron sucias.
Para el juego tres, un desfile de seis brazos liderados por Cristian Javier, se combinó para silencia aún más a los llamados ‘Bombarderos del Bronx’, que llegaron a esas alturas de la temporada ya con la pólvora mojada.
En el cuarto y decisivo, los neoyorquinos comenzaron a dar señales de que podrían despertar, pero ya era demasiado tarde y los Astros pusieron punto y final detrás de McCullers Jr., que aunque permitió tres carreras, también abanicó a seis en cinco capítulos.
A su vez, otro que estuvo intratable en la lomita fue el cerrado Ryan Pressly, quien ya suma cuatro rescates en estos Playoffs; tres de ellos ante los dirigidos por Aaron Boone.
En la serie contra Nueva York, el taponero acumuló 3.1 innings lanzados, recetó a seis bateadores, no permitió hits y mucho menos carreras; solo se le embasó un corredor, por boleto negociado.
En total, los lanzadores de Houston se combinaron para pasar a 50 Yankees por la vía de los strikes; una cifra insólita y desmedida, si se tiene en cuenta que solo hicieron falta cuatro encuentros para definir al representante del joven circuito.
En cuanto a la ofensiva, el venezolano José Altuve consiguió su primera hit de la Postemporada en el tercero de la Serie de Campeonato, después de una larga seguidilla de 25 apariciones al plato en las que fue dominado por el rival.
El de Maracay soltó un sólido batazo de dos bases, con lo que pareció quitarse un gran peso de encima. Lo que siguió después, es algo que bien podría despertar las ilusiones de los Astros, pues recuperarían a uno de sus mejores bateadores, que además posee cifras históricas en Postemporada.
En el juego cuatro, Altuve de fue de 4-2, negoció un pasaporte y anotó dos carreras. Hasta el año pasado, el ‘Pequeño Gigante’ se ubicaba en el segundo lugar entre los jonroneros de todos los tiempos de la Postemporada.
Con 23 cuadrangulares, el venezolano está solo por detrás de Manny Ramírez (29), desde que logró dejar atrás a los Yankees, Bernie Williams (22) y Derek Jeter (20), así como a su ex compañero –hoy con los Azulejos de Toronto– George Springer, que despachó 19 hasta ahora.
El mánager Baker, aparte de Altuve, cuenta con los siempre peligrosos y oportunos bates de jugadores como: Alex Bregman, Yuliesky Gurriel, Yordan Álvarez, así como al novato sensación Jeremy Peña, que acaba de ser nombrado como el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato.