La promesa de Nicolás Maduro de entregar perniles a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) se ha llevado a cabo desde la semana pasada en Caracas, con la particularidad de que ha sido en horas de la noche, con precios que varían por zona y videos de agradecimientos a solicitud de los responsables.
Ante ello, en HispanoPost se realizaron entrevistas a habitantes de los municipios Libertador y Sucre para conocer las historias detrás de las entregas de pierna de cochino en estas comunidades.
Petare fue uno de los primeros lugares a donde llegó el producto. La diferencia fue que el precio por cada pernil fue de 70.000 bolívares y debía ser repartido entre dos casas. Además, el pago era únicamente en efectivo y de no tenerlo a las 8:00 pm, cuando llegó el camión, no lo entregaban. Así cuenta una de las personas de la zona: Si no hubiese sido porque mi tío tenía el efectivo, tanto él como yo nos quedamos sin pernil.
Señala que días previos a la entrega les habían informado que el pago podía hacerse por transferencia, pero cuando llegó el pernil los del CLAP dijeron que lo fueran a buscar, pero solo en efectivo y mi tía, quien vive en otro sector de Petare, no tenía efectivo ni con quién juntarse y al ir a la mañana siguiente le dijeron que se había acabado. Asegura que el pernil era pequeño, estaba congelado, pesaba poco más de dos kilos y la entrega fue igual a años anteriores.
En el centro de Caracas, específicamente en Parque Carabobo, los vecinos vieron un cambio en los perniles de 2019 en comparación con 2018. Este año no tuvieron que rifar uno en cada piso de los edificios. sino que cada apartamento recibió uno.
En la madrugada del lunes 16 de diciembre entregaron los perniles en estas torres. Las vecinas encendieron sus luces pasadas las 2:00 am para recibir el producto que pagaron con tres días de anticipación. Una de ellas narra que costó 30.000 bolívares y si las personas no asistían de inmediato al lugar donde era repartido el contenido del camión de refrigeración, se quedaban sin pernil a pesar de haberlo pagado. Afirma que lo mismo pasa cada mes y medio con las cajas CLAP.
Describe que el producto tenía buen aspecto, estaba deshuesado, sellado al vacío y refrigerado, pero no tenía etiqueta que diera a conocer su procedencia ni descripción.
Vecino, grabe un mensaje de agradecimiento al presidente
Pasadas las 6:00 pm, un señor cuya residencia también está ubicada en el centro de la ciudad, recibió un mensaje de la encargada de repartir las cajas CLAP en su edificio para que fuese a buscar el pernil. Lo que le pareció raro porque se acostumbra a enviar esa información por el grupo de WhatsApp de los vecinos.
Bajó, le entregaron el pernil que había pagado la semana anterior por un precio de 30.000 bolívares y cuando se disponía a volver a su casa, la persona que le avisó, con teléfono en mano, le dijo: Vecino, grabe un mensaje de agradecimiento al presidente. A lo que respondió: No me hagas esto, y siguió su camino, con un producto que describe como pequeño, sin dar mensaje alguno.
En Casalta el pernil llegó cinco días después del pago de 30.000 bolívares. Una de las personas de la zona explicó que el sábado hicieron la trasferencia y el domingo entregaron seis mil bolívares en efectivo para costear el transporte del camión. Del tema no se supo más hasta anoche, miércoles 18 de diciembre, cuando la vecina encargada del CLAP envió mensajes que informaban que estaba en Propatria a la espera de los cochinos.
A las 2:00 am me desperté porque el teléfono me sonaba y era eso, que bajáramos. Recuerdo que uno de los mensajes era un audio que decía: Gracias al presidente Nicolás Maduro Moros contamos con el privilegio del pernil. Feliz Navidad. La representante a cargo llegó a las 3 am y organizó la entrega por edificio y al bajar vi que había una corneta con música navideña.
Pusieron a un vecino a que diera palabras de agradecimiento y recibimos el pernil, firmamos y todos a sus casas, señala la habitante de Casalta, al detallar que cada casa obtuvo una cantidad de perniles igual a las cajas del CLAP.
Soy vegetariana pero mi papá come pernil
En Artigas, Yicey Lovera hizo cola el martes 17 de diciembre a las 7:00 pm para que los encargados del CLAP le entregaran el pernil que compró para su papá. Chiquito, sellado al vacío, congelado y sin etiqueta, describe el producto que recibió por el pago de 30.000 bolívares, y el cual se esperaba llegase el domingo.
Lovera recuerda que grababan a la gente en la entrega. Eran más de 200 personas las que se concentraron esa noche para buscar la pierna de cochino y, junto a ellas, estaba la Guardia Nacional. Las diferencias de este año con el anterior eran varias, pero hay una que detalla con mayor énfasis: En 2018 no dieron pernil por el bloqueo económico, destaca que era la respuesta que recibieron cuando preguntaron hace 12 meses. Y en 2017, la historia era la misma que se vive hoy en día en Petare, un producto por dos casas, ese año su familia tuvo que compartir el pernil con el vecino.
De las cinco personas entrevistadas, cuatro afirmaron haber pagado 30.000 bolívares y una 70.000, sin embargo, el primer lote de estos perniles provenientes de Rusia fue distribuido a razón de 10.000 bolívares el kilo, según la ABC.
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Tan pronto se dio a conocer la noticia que los perniles eran rusos, la Federación de Colegios de Médicos Veterinarios de Venezuela rechazó la importación de cerdos vivos o congelados y embutidos provenientes de países donde existe la Peste Porcina Africana (PPA) ya que pone en riesgo la Sanidad Animal Porcina por no existir esa enfermedad en Venezuela.