Según la expresión del poeta y filósofo español Jorge Ruiz de Santayana “quien olvida su historia está condenado a repetirla”.
Esto que estamos viviendo, en vilo, con el chantaje-amenaza de Ucrania por parte del Zar Vladimir Putin Iº es una repetición muy amarga de los sucesos que debió afrontar el pacifista Neville Chamberlain, con Adolf Hitler, otro desalmado y demente, ante la invasión de Polonia, precedida por la ocupación de Austria y la invasión a Checoeslovaquia.
Quizá evocando los procesos históricos, tal vez pudiésemos encontrar vías para evadir una confrontación de carácter funesto. Asombrosamente los personajes se mueven como si se tratara de un guion de teatro. El de pacifista, lo lleva Emmanuel Macron de momento y lo califico así sin mala intención; y es que en el fondo no se puede precisar si él está suficientemente al tanto de lo que es tratar con un sujeto perfectamente adaptado a las mentiras y las falsedades forman parte de su ser como abogado y sobre todo, “Doctor Honoris Causa de la KGB” en materia de espionaje-trácala, que parece ser su mayor logro académico y personal. El personaje de Chamberlain tiene hasta otro compañero en la presente puesta en escena de la obra, representado por el Presidente Biden ¡! con toda su circunstancia y además, dado que el Estado norteamericano está un tanto quebrantado por los efectos transtornantes del “trumpismo”. Lo cierto es que la trama parece idéntica; hasta la geografía lo confirma.
Es conveniente recordar otro adagio: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”, atribuida sin confirmación, a Einsten, a Mark Twain y hasta a Benjamin Franklin. Chamberlain bajó del avión “con un papelito”, que contenía un compromiso provisional que habría suscrito con Hitler para detener la invasión a Polonia, lo que obviamente fue incumplido, como impepinablemente lo hacen los fascistas de derecha “y de izquierda” y, por consiguiente, así casi seguramente lo hará Putin en cuanto le sea posible.
¿Qué debió hacerse en septiembre de 1938?: Sin duda, habría que plantársele a Hitler y conminarlo a suspender la política “lebensraum” o expansionista?
¿Estaban “los aliados” en condiciones de resistir al Tercer Reich? . La respuesta la tenía y siempre la tuvo Churchill: A los fascistas no hay que dejarles ganar terreno. Los fascistas son como en la fábula del alacrán montado sobre la rana: a la mitad del río el escorpión picó a la rana. Cuando la rana le preguntó ¿por qué?, si los dos vamos a morir; el escorpión respondió: “Es mi naturaleza”.
Entonces, nada de miramientos, papelitos, pre-acuerdos, suspensiones, estamos ante la manifiestamente torpe naturaleza fascista de atacar hasta a quienes los favorecen; por tanto hoy por hoy se tiene que persistir en los propósitos de detener, sin ambages, a estos desalmados.
Es bueno acotar, que el Tratado en el vagón de tren de 1919, que colocó a Alemania en una posición inicua, NO es parangonable con la situación actual: La URSS implosionó, se disolvió, por causas puramente internas. Básicamente porque el proyecto comunista es INVIABLE en todas partes; ni siquiera en China, con toda la coerción posible funcionó, porque tal manera de gobernar es aborrecible y contradictorio con la naturaleza humana. De hecho, es de considerarse por qué los migrantes procedentes de Siria no se quedan por los lados de Bielorrusia y, padeciendo todas las penurias posibles, pretenden seguir camino hacia Polonia y Europa Occidental: ¿Pero por qué no les atraen los “tan convenientes” sistemas comunistas-pseudo-socialistas?. Por consiguiente, este aspecto del problema antiguo no es comparable con la situación actual, en donde se trata principalmente de una especie de “despecho” por la pérdida de poder y la quimérica recuperación de las áreas de influencia que, mediante la pura fuerza luego de la II Guerra Mundial, logró ostentar en su momento la URSS.
¿Es de preguntarse además, cuánto de capricho personal de Putin no hay en esta torpe escalada belicosa?.
Otra similitud increíble: Hitler en 1938 se anexionó “voluntariamente” a su país natal Austria y nadie chistó. El 21-2-2022, Rusia aprobó la “solicitud de anexión” de las provincias ucranianas, ahora auto-proclamadas Repúblicas Populares de Donetsk (RPD) y Lugansk (RPL) y además, ya fueron invadidas por las fuerzas rusas.
A pesar de todos estos parecidos-coincidencias, debemos mostrarnos con fe y confianza en el progreso humano, porque si bien los eventos de la humanidad tienen la peculiaridad de repetirse, no lo hacen idénticamente, sino como en una suerte de espiral, según señalan Vico y Del Vechio; o sea con cierta entropía o impredecibilidad peculiar en cada caso. Sin embargo, hay que tomar muy, pero muy en cuenta, el aspecto del precedente histórico.
En efecto, Churchill tuvo plena razón para “entromparse”, confrontándose con sangre sudor y lágrimas contra el demente de Hitler, pero no vemos por ningún lado el equivalente a este protagonista en la presente situación y tal ausencia de una persona con buen sentido y mucho carácter, preocupa mucho, muchísimo; se sigue pensando en convencer al alacrán, que sigue soplando y soplando, agregando trastos militares en la frontera ucraniana, mintiéndole al mundo acerca de sus “buenas intenciones” y como siempre en el pensamiento comunista, “porque los demás tienen la culpa de lo que les sucede”, pero acumula y acumula fuerzas en la frontera ucraniana ¿para qué, cuál es la amenaza?. Las distancias con cohetes “supersónicos”, son cosa del pasado.
¿Será que estamos ante una tormenta perfecta?. ¿Habrá que esperar a que vuelva a suceder Dunkerque?¿Entonces, hasta qué momento se debe considerar culminado el proceso persuasivo y pacifista “con el alacrán”?.
De nuevo reseño lo que apunté en mi artículo publicado por Hispanopost en diciembre de 2021 (Rusia merodeando y “supermonigote” y su combo …): A Venezuela la tienen jugando como peón en un tablero de titanes; sin embargo nuestro país pudiera tener una interesante participación contribuyendo con una parte importante del suministro de gas, reduciendo la presión rusa sobre Europa. Pero la “nomencklatura” política venezolana y el estamento militar se han dejado engañar o mejor dicho, seducir, claramente y ominosamente por las patrañas rusas. Y dadas las condiciones intelectuales de los integrantes del partido verde oliva, será muy difícil que salgan de su ensoñación, hasta que la realidad los golpee con fuerza.
Otro aspecto más que comentar: Dos importantes atentados contra la vida (de más de 40), tuvo Hitler: el 8 de noviembre de 1939 fue instalado un dispositivo en una de las columnas del estrado en la cervecería Bürgerbräukeller, que estalló después de un corto discurso de Hitler; el otro, más conocido, ocurrido el 11 de marzo de 1944, bajo la coordinación del coronel Claus von Stauffenberg, le causó serios daños personales al demente dictador, de los que no se recuperó. Sujetos de la calaña de Hitler-Musolini, que han perjudicado enormemente a la humanidad deben ser exterminados sin piedad alguna. La IIa. Guerra Mundial tuvo como saldo unos cincuenta millones de muertos; con uno solo, se habrían salvado 49.999.999. Saque Ud. su conclusión. Como la situación no es idéntica a la de Hitler, a lo mejor si Putin, tan tiranuelo y tan fascista como aquellos, sigue con esta torpe maniobra, le pudiera saltar un tornillo desde las interioridades del militarismo ruso … y quién sabe.
Inserto el link que contiene las palabras de Chamberlain al declarar la Guerra a Alemania, decepcionado por el engaño de que fue objeto y probablemente esa angustia le generó el cáncer del que murió un año después: https://www.youtube.com/watch?v=M5Rj8NlQA18. Recomiendo también la película de Netflix, “Munich: The edge of war”, para sentir vívidamente lo que nos ocurre.
Explicit: No se debería esperar a un segundo Dunkerque.