“Niños y adolescentes deben poder construir una sexualidad sana”

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El aumento en el número de embarazos precoces y no planificados, de la violencia sexual, violencia de género y femicidios son tan solo algunos de los problemas que acarrea la ausencia de una debida educación integral de la sexualidad desde los primeros años escolares en Venezuela, afirmaron Mercedes Muñoz y Magdymar León, directora y coordinadora, respectivamente, de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa).

Muñoz, quien también es educadora y magistra en Psicología del Desarrollo Humano, explicó que es importante aclarar a qué se refiere la educación sexual. «En Avesa entendemos que hay una educación sexual formal, que es la que tendría que darse en las instituciones académicas. Desde nuestro punto de vista, debería ser una educación sexual integral, que no sea solo la dimensión fisiológica de la sexualidad, sino también la visión psicoafectiva de la sexualidad y lo que tiene que ver con los derechos sexuales y reproductivos».

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Avesa participó en el balance más reciente que se hizo en Venezuela -fue realizado en 2018- sobre la educación integral de la sexualidad. León, quien además es psicólogo clínica con maestría en estudios de la mujer, indicó que «Avesa participó en la iniciativa regional ‘Mira que te miro’, que pretende hacer seguimiento al Consenso de Montevideo, que incluye la evaluación de los avances en el tema de la educación integral de la sexualidad».

De acuerdo con esta esta iniciativa, «para ese momento se encontró que el marco legal y político, que es necesario para el posterior desarrollo de programas de educación integral de la sexualidad, estaba en unas condiciones óptimas, no era preciso hacer modificaciones en el aspecto jurídico». «El problema viene cuando entramos en los aspectos programáticos y contenidos curriculares y sobre todo en la implementación, capacitación del docente y asignación de recursos necesarios para que sea llevada a cabo esta educación integral», agregó. 

Afirmó que el Estado venezolano no tiene una política articulada de educación sexual. “Esto no existe. Ha habido intentos fragmentados y sin continuidad de generar principios y lineamientos para un programa de educación sexual formal, y han salido algunos documentos del Ministerio de Educación, de otras instancias públicas, pero no tienen ninguna trascendencia porque no están incluidos en las políticas públicas y no se generan los recursos que se requieren para implementar un plan de ese tipo: educación de los docentes, material bibliográfico, etc».

La docente Rina Hernández aseguró que otra de las fallas en el país son los problemas de acceso y distribución a los métodos anticonceptivos: «Muchas veces si los padres son adolescentes o no tienen ningún tipo de conocimiento en estos temas es más complicado, porque sus hijos crecen con esa deficiencia. Por ejemplo, tengo entendido que Plafam no está funcionando como antes y eso es una gran falla, porque ahí proveen a los adolescentes de estos métodos anticonceptivos, dan charlas educativas y ofrecen consultas ginecológicas, que tanta falta hacen en la construcción de una educación sexual y reproductiva responsable». 

Considera que el Estado «debería ser vigilante con ahínco de que exista información y guía para los adolescentes, además de contar con una institución que los provea de métodos anticonceptivos y que los eduque sobre su debido uso». «Creo también que esa parte de la educación debe comenzar por la casa y luego en las escuelas reforzarla». 

Educación prejuiciada 

La directora de Avesa insistió en que un programa de educación sexual integral debería abarcar todos los niveles educativos, desde preescolar hasta la universidad. «Pero, aunque no haya educación sexual formal, no significa que no haya educación sexual porque la sexualidad es un aspecto fundamental de la vida humana, y de manera tácita o explícita en la misma escuela o en los demás agentes de la sociedad se educa sobre ella sin hablar de sexualidad.»

Muñoz aseguró que cuando un docente o los padres les omiten información a los niños sobre sexualidad se está construyendo una educación prejuiciada sobre el tema. «Cuando no nombramos ciertas partes del cuerpo o la llamamos con apodos, con palabras prohibitivas, los niños están aprendiendo que esa es un área de la vida que no es igual a las demás. Cuando en las escuelas o en las universidades reproducimos estereotipos de género que están estrechamente vinculados a problemas que podemos vivir desde la infancia, como la violencia de género o sexual, la división sexual del trabajo». 

Ambas especialistas coincidieron en que esa «educación sexual» tiene un efecto importantísimo. «Tiene que ver con la socialización de todos los días», indicó Muñoz. A lo que León añadió: «La familia y el Estado tienen una corresponsabilidad en la educación integral de la sexualidad, pero lo que ocurre cuando dejamos esto en manos de la familia es que muchas personas reproducen la educación sexual que han recibido y que fue marcada por mitos, falsas creencias, desinformación, prejuicios. Lo que hacen es reproducir su educación sexual patologizada y prejuiciosa, que no contribuye al ejercicio responsable de la sexualidad y tampoco contribuye al respeto de los derechos sexuales y reproductivos». 

En cuanto al debate sobre en quién debe recaer la responsabilidad de ofrecer una educación integral en materia de sexualidad a los niños, niñas y adolescentes, ambas especialistas señalaron en que se trata de un trabajo en conjunto que parte desde el Estado, pasa por las escuelas e instituciones académicas, incluidas las universidades, y termina dentro del hogar.

Muñoz explicó que lo ideal y necesario es crear un plan nacional de educación sexual formal, que tenga un presupuesto asignado y que se empezaran a tomar todas las medidas de formación y sustento bibliográfico. “Si no se educa sobre la sexualidad desde la dimensión afectiva, política y social, termina siendo una sexualidad biologicista, genitalizada que lo que hace es perpetuar la problematización de la sexualidad que existe en esta cultura y los problemas que de ella se derivan, que son bastante».  

En la mayoría de los países latinoamericanos los patrones culturales en los que se ha basado la educación sexual de sus ciudadanos han estados fundamentados en prejuicios sociales; así lo detallaron ambas especialistas. 

«Todos venimos de una cultura machista, que propicia y perpetúa la inequidad de los derechos de las mujeres, que crea un terreno fértil para la violencia en contra de la mujer y sexual. Cómo los niños varones van a dejar de tener actitudes violentas si en los juguetes, los juegos, las películas está reproduciéndose permanentemente esta versión de la masculinidad estructurada para el ejercicio del poder. Hay que comenzar a trabajar desde preescolar, con patrones de masculinidad, para que esos varones comiencen a transformar esta versión de la masculinidad de ellos mismos», dijo Muñoz.  

León sostuvo que “es importante que los Estados desarrollen políticas, programas y planes sobre la educación integral de la sexualidad porque “es preciso que los niños, niñas y adolescentes cuenten con información veraz, basada en elementos científicos, que tengan la capacidad de conversar y debatir sobre todos estos temas vinculados a la sexualidad para que ellos tengan la oportunidad de construir una sexualidad sana y responsable».

Problemas derivados

Como se mencionó al principio una deficiente o ausente educación sexual podría ser una de las causas de grandes problemas como el embarazo precoz y el aumento en los casos de violencia de género o abuso sexual.

León explicó que en la aplicación curricular sobre educación sexual en Venezuela «hay debilidades en cuanto a abordar temas sobre derechos humanos, género, normas sociales vinculadas a la sexualidad”. “Digamos que está más relacionada a los aspectos biológicos, pero no en toda la dimensión integral que implica la sexualidad. Además, el currículo oficial es para los últimos grados de educación primaria, más o menos para los niños de 9 y 11 años». 

Muñoz indicó que en Latinoamérica hay países que sí cuentan con programas integrales de educación sexual, como sucede en Argentina, y que se deberían imitar. «Durante la pandemia del coronavirus, en Venezuela y muchos otros países tenemos la pandemia de los femicidios y la violencia contra la mujer, que han aumentado enormemente en situación de confinamiento. También tenemos la pandemia del abuso sexual y el abuso sexual infantil. Eso tiene que hablar de la educación sexual que estamos recibiendo y reproduciendo».

León puntualizó que, de acuerdo con los datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), para el cierre de 2019 hubo en Venezuela 95 embarazos precoces por cada 1.000 adolescentes de 15 a 19 años de edad. «El promedio regional fue de 62 por cada 1.000. Esto significa que estamos muy por encima de este promedio, que ya es alto de por sí», afirmó.

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