“Venezolanos no quieren entrar en el remolino de los bandos radicales”

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Bandos radicales y una población cada vez más moderada es el panorama en Venezuela a menos de tres meses de las elecciones parlamentarias fijadas para el 6 de diciembre de un año que recibió una pandemia que incrementó los problemas de un país con hiperinflación y crisis humanitaria. En consecuencia, la mayoría de los venezolanos no considera que las acciones tomadas por los líderes sean suficientes para el bienestar de las comunidades y están a favor de que las partes creen un acuerdo para enfrentar los problemas que afectan su vida diaria, como la falla en los servicios básicos y la escasez de gasolina.

El más reciente estudio de Hercon Consultores, realizado entre el 5 y 15 de septiembre, muestra que 83,4% de los encuestados considera que el país necesita un cambio de gobierno. La mayoría de las 800 personas consultadas (52,8%) se autodefine como no alineada a ningún bando, mientras que 28,5% afirma ser de oposición y 17,1%, oficialista.

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El sociólogo y analista político Daniel Fermín afirma que las investigaciones de opinión “y el sentir popular son claro: los llamados radicales no cuentan con el respaldo de la mayoría de los ciudadanos, sino que son más ruidosos y tienen mayores plataformas y recursos para hacer llegar sus mensajes. Tan no cuentan con el apoyo de la ciudadanía, que ellos mismos tienden a pintarse como moderados frente a otros radicales con posturas similares, aunque ambos tienen la misma propuesta y hablan de ‘opciones sobre la mesa’ y ‘debajo de la mesa’. Eso es porque ellos también leen las encuestas y saben que el nicho del radicalismo representa una minoría minúscula, aunque escandalosa, de la población”.

El docente e investigador Leonardo Carvajal sostiene que las encuestas “muestran el hastío de la población y su desinterés por entrar en el remolino de uno u otro bando polarizado radical”. “Diría que dos terceras partes no comulgan ni con el radicalismo del gobierno, que opta por la violencia, ni tampoco con los opositores del llamado G4, que no tienen impacto en la vida de la mayoría de la población golpeada por una hiperinflación desde hace tres años y que a duras penas sobrevive, aunque ya no se puede hablar de sobrevivencia, sino de hambruna, porque los pensionados obtienen un dólar mensual. La realidad es que las personas están pendientes de ver cómo ayudarse entre la solidaridad de unos con otros y no están pendientes de escuchar los cantos de sirena que llaman al combate”, añade.

La encuesta de Hercon Consultores ubica la crisis económica en el primer lugar de los principales problemas de los venezolanos, con una mayoría de 59,6%, seguido por la escasez de gasolina con 25,8% y la deficiencia de los servicios públicos con 12,2%.

El expresidente de Fedecámaras, Jorge Botti, indica que “en la medida en que la situación económica y la crisis humanitaria empeoran, se hace más imprescindible comenzar a elaborar acciones que alejen de los extremos la conducción y consigan espacios de terreno común para lograr algunos acuerdos. Creo que los pasos para lograr esto no están en los actores políticos, aunque es importante que den algunas señales”.

Considera que “también es importante el posicionamiento de algunos actores sociales de relevancia como la Iglesia y, a mi juicio, Fedecámaras, porque las instituciones que no están comprometidas con los extremos tratan de buscar soluciones para acercar a los extremos y generar acciones previas para un mínimo espacio de confianza de cara a eventuales acuerdos”.

El empresario señala que cada día crecen más las posiciones de los ‘ninis’, los que no están alineados con ninguno de los extremos. A lo que Fermín explica que ser moderado “no significa ser tibio, dócil ni vacilante, tampoco implica equidistancia; estar en el medio en estos momentos señala contundencia en la promoción de un camino distinto y en el rechazo a las opciones extremistas que tanto daño le hacen a Venezuela y al prospecto de retomar la senda democrática”.

Buscar acuerdos mínimos

Más de la mitad de la muestra (59,5%) encuentra negativa las acciones de los líderes políticos de ambas partes por lograr el bienestar de la población, y señala estar a favor (41,3%) y muy a favor (23,3%) con que Juan Guaidó y Nicolás Maduro establezcan un acuerdo para la importación de combustible.

Botti indica que, a pesar de que en los momentos donde hay una extrema polarización se alejan las posibilidades de acuerdos políticos, “es viable e inmensamente necesario conseguir acuerdos mínimos que conduzcan a la concepción de acuerdos más profundos para la solución del conflicto venezolano, es un paso fundamental y más en el caso de Venezuela debido a las sanciones”.

Agrega que los acuerdos mínimos son un “paso previo para cualquier posibilidad de recuperación profunda de nuestra economía y reordenar las finanzas públicas porque no es simplemente un conflicto político que se va a resolver poco a poco. “Debemos hacer viable un acuerdo político que comience por acuerdos parciales, pero que derive en uno de profundidad que nos lleve a un escenario de elecciones libres, porque es la única forma de poder abrir los espacios para el crecimiento económico”.

“No hay otra manera que llegar a un punto moderado para lograr acuerdos, insistir en el reclamo, en impulsar un camino distinto, en brindar una alternativa frente al extremismo, a la desesperanza, al derrotismo y a la inacción”, asegura Fermín.

Carvajal enfatiza que “los acuerdos que beneficien a la economía, la salud y a la población puedan empezar a implementar una transición como proceso progresivo porque mostraría la capacidad de colaboración sensata entre el pueblo, gobierno y oposición democrática”. Pero el problema está en que “desde 2016 el país está en manos de los radicalismos, porque el gobierno siempre ha estado a favor de los más radicales, empezando por Chávez, pero luego de su muerte se estableció una competencia intensa entre los radicales de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello”.

Añade que “la oposición que se encarriló en una vía sensata y progresiva que le permitió consolidar espacios de poder, pero perdió la brújula cuando obtuvo dos terceras partes de la Asamblea Nacional en 2015 y quiso usarla como una plataforma de asalto al poder, equivocó los tiempos y despreció las siguientes fases como la elección de gobernadores”. “Desde ese momento hemos estado en manos de la estrategia de los radicales y la oposición empezó a desperdiciar su avance al optar por la abstención. Hemos estado en los vaivenes de dos grupos radicales”, afirma.

Votar en las parlamentarias

Carvajal explica que a lo largo de 20 años “el gobierno se ha embargado en la fantasía, el belicismo y la locura, pero la oposición desde 2016 se sumó en esa fantasía belicista”. Dice tener una “esperanza racional” en las próximas elecciones, donde el cambio de composición de la Asamblea Nacional sea un punto de inflexión “porque lamentablemente los jóvenes que en 2015 la ocuparon pensaron que desde ahí y con el apoyo de Estados Unidos podrían derrocar el gobierno, pero los hechos demuestran que no”.

“Considero que un mínimo de 40% de los venezolanos votará en las parlamentarias, porque ahora que hay quienes llaman a una invasión extranjera y otros a una guerra con el imperio, la población va a pensar que la salida está en los votos, o eso pienso. Pero si el resultado de estas elecciones da dos terceras partes para uno de los bandos, sea cual sea, sería negativo dado el clima de polarización y podría inducir enfrentamientos cuando lo que se necesitan son acuerdos”, indica.

No obstante, según la reciente encuesta de Hercon Consultores, 43,8% de los venezolanos está nada dispuesto a ir a votar en las parlamentarias de este año.

“El 6 de diciembre, en ese sentido, representa una oportunidad extraordinaria para lo que llamas la moderación, para retomar la política y convertir al Parlamento en lo que nunca debió dejar de ser, ni por las aventuras ni por los inconstitucionales desacatos: el escenario natural del diálogo y el pluralismo de la sociedad venezolana”, expresa Fermín.

Para el analista, “no hay otro camino para sacar a Venezuela del foso que la reconciliación”. “Cuando insistimos en la necesidad del encuentro, en la reconciliación, no lo hacemos levantando las banderas de la ingenuidad, lo hacemos porque estamos convencidos de que un futuro de inclusión pasa necesariamente por recomponer una nación que se ha venido desintegrando.

 Eso no implica impunidad, pero sí la disposición de ver hacia adelante y no quedarnos anclados”.

De acuerdo con Fermín, “la reconciliación no es solo pertinente, sino que es viable en la medida en que el deseo de la mayoría de los venezolanos que quieren el encuentro para salir adelante y construir soluciones a los gravísimos problemas que nos aquejan, se manifieste y se empine sobre la visión minoritaria de quienes solo quieren venganza, retaliación y el continuismo de estos 20 años de un ping pong de odios que no le ha dejado nada bueno a Venezuela”.

“De aquí a diciembre veremos varios escenarios a la vez. Por un lado, la promoción de la abstención por parte de los grupos que abandonaron la vía electoral y saben que tienen una fecha de vencimiento y que el grueso del país no los acompaña, de modo que estos próximos 72 días echarán el resto para lograr en el ‘tiempo extra’ lo que no pudieron en más de dos años de extravíos”, advierte Fermín.

Afirma que “la abstención no solo será promulgada por parte de los abstencionistas de un sector de la oposición, sino también por parte del gobierno que intentará desestimular el voto disidente y opositor a través del abuso, sugiriendo a los venezolanos que no vale la pena participar”.

“Además del aumento de la conflictividad y el extremismo como un último esfuerzo por garantizar el continuismo de una opción que prometió la salida inmediata del gobierno, pero que ahora, más de dos años después, pareciera más preocupada por garantizar su propia subsistencia y la de los privilegios que conlleva, llevándose la Constitución por los cachos, también está el papel de quienes promueven la participación, la resolución pacífica, democrática, electoral y constitucional de los problemas, sin violencia. Ese sector, con todas las limitaciones de la pandemia y la crisis, hará campaña activa para llegarle a los venezolanos en todos los rincones del país, por todos los medios posibles y allí será clave el mensaje”, asegura Fermín.

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