El Willi tiene 14 años edad. Junto a otros niños de la calle y de barrios de Petare busca en los contenedores de desechos sólidos envases, bolsas y botellas plásticas que revenden para su sustento. Soy el mayor y tengo que ayudar a mi mamá y 7 hermanitos, cuenta este menor que abandonó la escuela hace 3 años para ponerse a trabajar.
La basura se ha convertido en una fuente de ingresos para algunas familias venezolanas en situación de pobreza. Por una botella plástica pequeña o de 2 litros me pagan entre 200 y 500 bolívares. Eso sí, tienes que jorungar muchos botaderos y hasta pelear con la gente para recoger por lo menos 10 botellas diarias, refiere Melvin, otro niño trabajador.
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Los niños recolectores cuentan que el plástico es llevado a camiones que se estacionan en la vía donde les cancelan la mercancía en efectivo.
Se trata de una actividad informal del reciclaje, pero es un trabajo pauperizado en el que los muchachos no tienen una factura de nada ni saben a dónde va la mercancía ni quien la utilizará al final, explicó Dick Guanique, coordinador del Frente de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato.
Agregó que pese a la condición de explotación de mano de obra infantil, la cual condena los acuerdos de la Organización Internacional del Trabajo, el Estado venezolano no ejerce ningún control sobre esta situación.
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Un empresario del sector, que solicitó no mencionar su nombre, refirió que en la web hay registradas una docena de recicladoras formales de plástico, pero algunas han cerrado o reducido sus operaciones como consecuencia de la crisis económica y del transporte. Esta situación ha generado el surgimiento de moliendas informales que se surten de materiales recolectados por los círculos de la pobreza, dijo.
Franco Simplicio, de la empresa Recuperadora y Fundición Isfra, deplora que se utilicen niños como proveedores de materiales. No es lo mismo incorporar niños y adolescentes a una iniciativa ecológica de recolección y uso de los desechos en una escuela o comunidad a explotarlos laboralmente, aseguró.
Refirió que en Venezuela no se ha logrado una cultura del reciclaje en defensa del medio ambiente, pues la forma de recoger la basura no es eficiente: en los países industrializados hay contenedores para cada material específico (vidrio, papel, orgánicos, plástico).
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Fuentes cercanas a Pequiven, filial petroquímica de Petróleos de Venezuela, que pidieron guardar su nombre en reserva, indicaron que las plantas de olefinas, de propileno lineal y de alta y baja densidad del complejo El Tablazo, estado Zulia, están paralizadas por la falta de repuestos y gas licuado de petróleo, lo cual afecta el abastecimiento regular de materia prima al sector del plástico.
Una de las fuentes reconoció que el momento actual es propicio para el desarrollo de una industria del reciclaje del plástico seria y productiva, con la finalidad de enfrentar la escasez de envases y bolsas plásticas por la falta de materias primas.
Simplicio resaltó como positivo para el reciclaje ecológico la aparición de comercios de llenado de artículos de limpieza y de aseo personal que proveen esos productos más barato a los consumidores que llevan su propio envase.