Vigilia para surtir gasolina: alcohol, miniteca y sexo irrumpen en la cola de carros

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Las noches de fin de semana, a partir del viernes, se han convertido para los residentes de la avenida Panteón, el Paseo Anauco y los alrededores en una pesadilla por no poder conciliar el sueño.

Afectados que solicitaron guardar sus nombres en reserva denunciaron que esta situación irregular se debe a los gritos y la música a altísimo volumen de los conductores y vehículos que hacen la cola a partir de las seis de la tarde para comprar gasolina el día siguiente en la estación de servicio ubicada a pocos metros del Centro Comercial Galerías Ávila.

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«Después de las seis de la tarde, la policía y los militares se van y queda la cola de carros en las calles oscuras», contó un consultado.

Destacó que los residentes de edificios y casas deben pasar «la tortura de largas horas con música -salsa, reguetón y merengue- a todo volumen y el griterío de hombres y mujeres bebiendo alcohol, cantando y bailando».

Un conductor aseguró que «si les llamas la atención te insultan y hasta amenazan». Los vecinos indicaron que han llamado, sin éxito, a la policía para detener el escándalo.

Un ama de casa refirió que su madre de 80 años de edad sufre de los nervios desde que la cola se realiza toda la noche durante los últimos meses.

«En el apartamento de al lado un bebé no deja de llorar cuando arranca el escándalo», sostuvo un vecino.
Sin embargo, el sábado 3 de julio la capacidad de sorpresa de los conductores que no se involucran en el escándalo fue puesta a prueba. Un camión cava que estaba en la cola para surtir gasolina fue convertido en un sitio de citas. «La cosa empezó a las once de la noche. El camión estaba tres vehículos delante del mío. De repente, empezaron a entrar y salir parejas en estado de ebriedad. Luego de algunos minutos, las parejas salían de la cava ¡subiéndose el cierre del pantalón!».

Otro usuario, cuyo vehículo se hallaba a pocos metros del camión, expresó: «Mi esposa quedó pasmada con la escena».

Otros conductores revelaron que cerca de la medianoche mujeres golpean con los nudillos la ventana del carro ofreciendo sus servicios dentro del vehículo.

«Ni de broma abro la ventana. Puede ser una prostituta o el cebo de un malandro para que lo asalten o lo maten a uno», dijo un joven conductor.

Los residentes señalaron que después de las cuatro de la madrugada retorna la calma y los revoltosos recuperan la compostura o se quedan dormidos en el carro para pasar la borrachera.

A partir de la cinco de la mañana llegan los militares a implantar la logística de ingreso a la bomba, que comienza a atender al público entre 8:30 y 9:00 am.

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