Las calles de las principales ciudades colombianas fueron azotadas por centenares de carros-bomba y otro tipo de explosiones que detonó el cartel de Medellín durante los años ochenta y noventa, lo que dejó millares de muertos y mutilados.
Jhon Jairo Velásquez, alias Popeye, uno de los operarios del crimen de ese cartel que todavía siguen vivos, reveló a HispanoPost que un terrorista de la ETA apodado Miguelito fue quien le enseñó a Pablo Escobar a diseñar bombas y activar los artefactos explosivos que habrían de aterrorizar a toda Colombia.
Miguelito fue llevado desde España tras haber estado preso con Jorge Luis Ochoa, uno de los jefes del cartel de Medellín. Vendió la técnica a Escobar por 500 mil dólares, pero también se la vendió al cartel de Cali, grupo opositor.
La bomba que le colocan al edificio Mónaco, donde está la familia de Pablo, su señora esposa, su hijo y su niña la armó Miguelito en Cali, y esto le costó la vida porque el cartel de Medellín es el que mata a Miguelito, nosotros lo matamos, reveló Popeye.
En el extenso testimonio que dio Popeye a HispanoPost confesó cómo mató a Wendy Chavarriaga Gil, quien fuera una de las novias del capo y después amante del mismo Popeye, luego de enterarse de que estaba entregando información al Bloque de Búsqueda del gobierno.
Al referirse a su primer asesinato, Popeye sentencia: Yo tenía estómago para el crimen, yo lo maté y listo, y me fui para donde el patrón y ya, se acabó.