A 40 años del Viernes Negro | Economistas aseguran que dolarización en Venezuela no es confiable a largo plazo

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Si bien el «Viernes Negro» tiene su origen en Estados Unidos -se refiere al día en el que se inaugura la temporada de compras de Navidad con significativas rebajas- en el caso de Venezuela tiene una connotación diferente. Con esas dos palabras se identifica el viernes 18 de febrero de 1983, fecha en el que el bolívar sufrió su primera gran devaluación, tras la caída de los precios del petróleo, lo que trajo como consecuencia la fuga de capitales.

Lo anterior obligó al gobierno de Luis Herrera Campins a establecer un control de cambio, imponiendo una restricción a la salida de divisas, lo que también significó el fin de la tasa de cambio de 4,30 bolívares por dólar. Esta decisión fue fuertemente objetada por el entonces presidente del Banco Central de Venezuela, Leopoldo Díaz Bruzual.

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A propósito de cumplirse 40 años del «Viernes Negro», el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), junto a un panel de expertos económicos, ofreció un balance de las circunstancias financieras que hoy aún están presentes en el país: devaluación del bolívar, caída de las exportaciones petroleras y del precio del crudo y altos niveles de deuda, entre otros factores.

A pesar de que Venezuela vive una dolarización de facto, para el economista Pedro Palma, director de Ecoanalítica, dolarizar el país de manera legal no solventaría la crisis a largo plazo.

«Yo no soy favorable a la dolarización porque si bien la dolarización traería unos efectos favorables a corto plazo, sobretodo en materia inflacionaria, uno de los problemas centrales de la dolarización es que atenta contra la competitividad del sector productivo, y si hay una necesidad en esta Venezuela, es la diversificación de la economía, la diversificaciones de la importaciones venezolanas, el crecimiento hacia fuera. Ahí la dolarización es un factor que veo como una restricción a las posibilidades de mantener una competitividad activa y permanente en la economía venezolana con una visión de mediano y largo plazo», explicó Palma.

En esa misma línea, el economista Leonardo Vera aseveró que por varios años el país podría continuar en un «sistema bimonetario o de multimonedas, en donde debemos aprovechar lo mejor de ese sistema». Recordó que hay países que han tenido existo con este tipo de modelo monetario como Perú y Bolivia.

«Lo que hay es que estudiarlo, investigarlo y saber cómo supervisar correctamente y promover un buen sistema de pago, facilitarle la vida a la gente», dijo.

Vera dijo que concuerda con Pedro Palma en cuanto a que «la dolarización a largo plazo no nos va ayudar, sobretodo en materia de crecimiento», debido a que solo «se estaría adoptando una moneda fuerte que al final se fortalece contra todas las monedas latinoamericanas y pasa como lo que ocurre en Ecuador hoy en día, que contra Colombia y Perú no puede competir por el hecho de que es tratado con una moneda sumamente fuerte como es el dólar norteamericano».

Sin embargo, aseguró que es entendible que los venezolanos busquen invertir en dólares debido a la desconfianza que existe hacia el bolívar, producto de la devaluación de la moneda nacional.

Protección social

El economista Leonardo Vera recalcó que uno de los desafíos que tiene Venezuela es cómo reconstruir el sistema de protección social, con las condiciones actuales que cuenta el país.

«El sistema de protección de Venezuela está en el suelo, está destruido. No hay un régimen de pensiones y jubilaciones. Eso quedó destruido por la hiperinflación, las prestaciones sociales, el seguro de desempleo, la red de hospitales y de salud pública. Todo eso está destruido (…) Hay que pensar en un sistema de protección social que se adapte al país que hoy tenemos, que no es el país que tuvimos hace 40 ni 60 años atrás», aseveró el economista.

Resaltó que la forma de hacer macroeconomía social por parte de la chavismo «ha sido totalmente irresponsable», destruyendo todas las figuras como el salario mínimo y todo lo que incluye el sistema de protección social.

Por su parte, el economista Ángel Alvarado resaltó que «Venezuela tiene un problema sumamente serio» que pasa por el colapso de la economía en general, pero principalmente por el de la industria petrolera.

«Si nosotros queremos recuperar el sistema de pensiones en Venezuela y que el pensionado pueda recibir algo minimamente digno -lo que recibe actualmente es completamente miserable- se requiere recuperar la cuenta fiscal, recuperar la capacidad de producción y exportación de petróleo, con todas las consideraciones que implica, que no va hacer tan rápido como muchos esperan», agregó el economista.

Desigualdad en América Latina

Uno de los grandes dilemas que enfrenta América Latina, incluyendo a Venezuela, es la desigualdad. De acuerdo a Ángel Alvarado, miembro del OVF, esto se debe a cómo los gobiernos invierten el gasto público.

«Cuando tú miras la desigualdad en América Latina antes de transferencia del Estado o antes del gasto público, la desigualdad es similar a la de Europa (…) Es decir, que parte del problema de la desigualdad es la manera en cómo gasta el Estado y tenemos un Estado que gasta para los ricos y no para los pobres», sostuvo Alvarado.

Añadió que «gastar en los pobres quiere decir gastar en la educación básica, primaria, secundaria (…) Hay que ver dónde se ubica el gasto y un lugar especialmente importante de dónde gastar es gastar en pensiones, si queremos generar una política retributiva y una política de gastar para los pobres».

Un ejemplo de esto, según Alvarado, es el gasto que hizo la administración de Nicolás Maduro en el estadio Monumental Simón Bolívar, en La Rinconada, Caracas.

«Me parece muy bien que tengamos un estadio, pero no en las circunstancias actuales que tenemos (…) En Venezuela se requiere revisar profundamente el gasto público (…) Si no tenemos un sistema de pensiones que realmente funcione y unos maestros que estén bien pagados, sobretodo a los del sector primario y secundario, no vamos a tener una Venezuela que sea más igualitaria», puntualizó Ángel Alvarado.

Una economía estancada

Para José Guerra, economista y también miembro del OVF, tras 40 años desde el Viernes Negro «la situación de Venezuela es muy similar», en el sentido de que «tenemos una economía estancada».

Sin embargo, «en aquellos años la inflación era baja, ahora es muy elevada y un hecho común entre ambas generaciones es que las reservas del Banco Central de Venezuela, que es lo que le da estabilidad a la moneda, en 1983 habían colapsado y ahora, 40 años después están en un nivel mucho más bajo, aún proporcionalmente de las que estaban en ese año», advirtió Guerra.

Otra de las características que hay entre ambos periodos es que «no había un equipo económico apto y cohesionado para dirigir el destino del país».

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