La historia del fútbol mundial está repleta de gritos, emociones, alegrías y abrazos que quedaron guardados en la retina de millones de aficionados. Sin embargo, para los argentinos hay uno que se destaca por encima del resto: «el abrazo del alma». Ese del que todos se sintieron parte pero del cual solo tres fueron protagonistas.
Ubaldo Fillol y Alberto Tarantini fueron pilares fundamentales del campeonato mundial de 1978. Ante el pitazo final y consagratorio se fundieron en un apretón para desahogarse y gritar campeón por primera vez en la historia, pero el alma de un tercero se filtró y convirtió ese abrazo en la emblemática imagen que trascendió generaciones.
Victor Dell´Aquila fue el otro protagonista y 39 años después HispanoPost lo encontró en Solano, al sur de la provincia de Buenos Aires, para recapitular esa imagen, su vida y demostrar que el fútbol fue su motor de arranque para una historia signada por la superación.
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