Aficionados de Los Lakers no le pierden la fe al equipo

    0
    191

    A pesar de que Los Angeles Lakers (antes Minneapolis Lakers) están pasando por el peor bache de sus 69 años de historia, en la ciudad se recuerda como si fuera ayer la consecución de los campeonatos de 2009 y 2010. Aún se sienten el confeti, los abrazos, el desfile y una gloria que siempre ha formado parte de la identidad de la segunda franquicia que más títulos de la NBA acumula en sus vitrinas. Y eso que ha llovido. 

    La racha más negativa del equipo hasta los últimos años fue durante el periodo comprendido entre 1991 y 1999, cuando no fueron capaces de participar en ninguna final. Aquello fue lo más cercano a la catástrofe lagunera hasta que recientemente se tocó fondo. En la actualidad, ya son cuatro los años consecutivos en los que ni siquiera lograron clasificar a playoffs y en dos de ellos registraron el peor balance de su historia en temporada regular.

    Independientemente a las bofetadas que la realidad está propinando al equipo, la ilusión por llegar a la cima siempre permanece intacta. El mensaje de regeneración en aras a lograr el trofeo Larry O’Brien lleva resonando desde 2011, cuando el por entonces comisionado de la NBA vetó la operación que hubiera llevado al actual jugador de Los Angeles Clippers, Chris Paul, a los Lakers. Aquello hizo mucho daño a la organización en una era en la que otros planteles contaron con súper equipos como el caso de LeBron James, Chris Bosh y Dwayne Wade en Miami.

    Luego llegó el proyecto fallido de Steve Nash y Dwight Howard, quienes se unieron a Kobe Bryant y Pau Gasol para conformar lo que siempre se vendió desde la gerencia como un equipo de campeonato. En 2012 no pasaron de la primera ronda en la postemporada e hipotecaron varias selecciones de Draft para los años siguientes. Hubo otros problemas como el liderazgo en una ejecutiva quedó a la deriva tras el fallecimiento del legendario propietario Jerry Buss, el baile de entrenadores (cinco en seis años), las continuas lesiones, decisiones desacertadas y la renovación millonaria (48.5 millones de dólares) a un Kobe Bryant que pasó por tres lesiones y nunca fue el mismo. Aquello también cerró las puertas a la llegada de agentes libres de envergadura ya que afectó al espacio salarial de los Lakers.

    Los aficionados púrpura y oro son especialistas en tener fe. La llegada de Earvin ‘Magic’ Johnson como responsable de operaciones de baloncesto y del exagente de Kobe Bryant, Rob Pelinka, como gerente general fueron la consecución de una revolución en la cúpula lagunera en la que Jeanie Buss despidió a su hermano, Jim Buss del puesto que ahora ocupa Magic. Esa es la base para seguir construyendo esta ilusión ilimitada y los aficionados vuelven a soñar. Jugadores jóvenes como Lonzo Ball (elegido la semana pasada en el segundo puesto del Draft) y la necesidad de contratar a algún agente libre en julio mantendrán viva la llama de la esperanza para unos Lakers a los que no se le augura el ansiado campeonato a corto ni medio plazo.