Califican de “esfuerzo modesto” contrato de casi $500 millones entre Irán y Venezuela para recuperar Centro de Refinación Paraguaná

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El deterioro de la industria petrolera venezolana debido a la falta de inversión y mantenimiento durante años pasa factura a las operaciones de producción y refinación del crudo.

En ese sentido, fuentes calificadas del sector energético que solicitaron guardar sus nombres en reserva aseguraron que es muy grande el esfuerzo económico y tecnológico a realizar en el área de la refinación porque se trata de operaciones y procesos muy complejos.

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En este contexto, a principios de febrero se conoció que las empresas estatales de Irán y Venezuela iniciarán en las próximas semanas una renovación de 100 días del mayor complejo de refinación del país -el Centro de Refinación Paraguaná (CRP), ubicado en el estado Falcón y compuesto por la refinerías Amuay y Cardón- para restaurar su capacidad de destilación de crudo, dijeron cuatro fuentes cercanas al plan.

El esfuerzo de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y Compañía Nacional Iraní de Refinación y Distribución de Petróleo (Niordc) para aumentar la producción de combustible en CRP “marca un paso hacia el fin de la dependencia de Venezuela de la tecnología de refinación de Estados Unidos”, dijeron las fuentes, según reseñó Reuters.

También está previsto que las empresas firmen en las próximas semanas un contrato de cerca de 493 millones de dólares para modernizar el complejo de refinación. Sin embargo, de acuerdo con las fuentes consultadas por HispanoPost, resulta modesta esa inversión para recuperar el Centro de Refinación Paraguaná.

Sin descartar la importancia del monto mencionado, las fuentes señalaron que se trata de la primera fase de un proyecto mayor en ese complejo refinador.

«En esta primera etapa del desarrollo en el CRP permite acceder a la tecnología abierta existente en el mercado, pero si se quiere ir más allá habrá que comprar tecnología más sofisticada y costosa con patentes exclusivas, fundamentalmente de Estados Unidos, que incluyen cláusulas de confidencialidad para su adquisición y uso», sostuvo un consultado.

Dicha tecnología, agregó, permitirá el aprovechamiento óptimo de la carga del crudo procesado, lo que se denomina como fondo del barril.

Otro consultado refirió que esta primera fase en el CRP ayudará a incrementar la carga de crudo, a refinar por lo menos para cubrir las necesidades actuales del mercado interno de 125.000 barriles diarios de gasolina y entre 80.000 y 100.000 barriles por día de diésel.

De este último, las fuentes precisaron que la producción actual es de unos 60.000 barriles al día lo que explica los problemas de desabastecimiento de diésel automotor existentes en el país.

Al retomar el desarrollo en el CRP, las fuentes revelaron que la inversión en las etapas subsiguientes será mucho mayor para modernizar las refinerías y lograr excedentes de producción para la exportación de derivados de hidrocarburos.

Inversión en mejoradores de crudo de la faja petrolífera del Orinoco

«Un elemento fundamental para que la carga de crudo a la refinerías se mantenga estable y en la gravedad API (American Petroleum Institute) requerida en los procesos, es que Pdvsa y sus socios en la faja petrolífera del Orinoco realicen inversiones para recuperar las plantas de mejoramiento del crudo extrapesado», precisó un consultado.

Señaló que los mejoradores ubicados en el complejo de Jose, Anzoátegui, producen ahora entre 110.000 y 120.000 barriles diarios de crudo de la Faja en lugar de 500.000 a 700.000 barriles/día de la capacidad de esas plantas.

Las fuentes revelaron que mientras tanto el crudo extrapesado se mezcla con petróleo liviano iraní para mejorar su calidad API y que ese país productor de petróleo del Golfo lo cobra a precio internacional, sin descuentos ni créditos.

La necesidad de contar con una mayor producción petrolera en Venezuela explica el plan de subir en 2023 el bombeo de crudo de 700.000 a un millón de barriles al día.

Pero el abandono de la industria petrolera nacional, especialmente desde 2012, derrumbó la producción de crudo que a finales de la década de 1990 era de 3 millones de barriles diarios.

Esta caída de la producción petrolera, según las fuentes, hace más difícil y laborioso el trabajo de recuperar y modernizar la industria petrolera.

En el caso del CRP, indicaron las fuentes, la asociación con los iraníes también persigue superar los problemas técnicos y operacionales que ocasionan accidentes e interrupciones en la producción de las plantas destiladoras de combustibles con el subsiguiente desabastecimiento al mercado interno.

El CRP es uno de los complejos de refinación más grandes del mundo, con una capacidad instalada de procesamiento de 955.000 barriles diarios de crudo y derivados petroleros.

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