En la medida que la cuarentena por el coronavirus se prolonga, los venezolanos se las ingenian para obtener ingresos familiares suficientes en lo que el emprendimiento toma cada vez más fuerza como opción.
Alfredo Padilla, directivo de la Asociación de Trabajadores Emprendedores y Microempresarios, aseguró que la precariedad económica de ganar salario mínimo, profundizados por el confinamiento en los hogares con mucho tiempo libre, ha multiplicado la conformación de negocios y actividades familiares.
La principal particularidad del fenómeno es que vendedores y compradores son vecinos de la urbanización, el barrio o el edificio. «Las restricciones para evitar el contagio y la propagación del coronavirus hacen que los consumidores busquen aprovisionarse de fuentes mucho más cercanas, lo cual ha expandido la oferta de productos, especialmente alimentos, delivery y otros servicios desde los mismos hogares», explicó el representante de Atraem.
Los chats vecinales son la vía para ofrecer productos y servicios, en los que la confianza de conocer al vendedor -porque vive cerca de tu casa y lo has tratado- es un valor agregado.
Los emprendedores ofrecen una variada gama de comida hecha en casa como panes, dulces, tortas, hamburguesas y almuerzos. Además, venden productos no perecederos, como harina de maíz y de trigo, aceite, margarita, café y azúcar entre otros, y perecederos: frutas, carne, pollo y verduras.
Asimismo, en los edificios y urbanizaciones hay maestras y profesores que dan clases a domicilio para reforzar el conocimiento de materias, con lo que apoyan a los padres en las tareas de la educación a distancia impuesta por el cierre de los planteles a causa de la emergencia sanitaria.
Mototaxistas, cuya actividad de trasladar pasajeros se vino abajo, ofrecen en sus vecindarios el servicio de delivery.
El directivo de Atraem destacó que venezolanos en el exterior también recurren a sus antiguos vecinos para hacerles encargos que entregan a la familia que dejaron en Venezuela.
«El Día de la Madre y del Padre tuve muchos pedidos. La entrega, con tapaboca y todas las previsiones sanitarias, es en los domicilios cercanos», contó una repostera del centro de Caracas.
Padilla resaltó que estos emprendimientos seguirán en la post pandemia en una tendencia pujante del negocio familiar y de relación con los vecinos.
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