EEUU amenaza a Rusia con sanciones por Ucrania mientras Putin gana terreno en América Latina

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En las últimas semanas el conflicto de Rusia con Ucrania ha escalado en grandes magnitudes, por lo que no se descarta, como lo ha hecho saber el propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que tropas militares rusas invadan a su vecino del oeste. Mientras esto ocurre en aquel lado del Atlántico, Vladimir Putin no despega su mirada de América Latina.

Tal y como se evidencia en el artículo “A World Away From Ukraine, Russia Is Courting Latin America” de The New York Times, publicado el 15 de febrero. “En medio de su arriesgada política sobre la vecina Ucrania en las últimas semanas, el presidente Vladimir V. Putin también ha estado ocupado tratando de expandir la influencia de Rusia a miles de kilómetros de distancia: en América Latina”, advierten Jack Nicas y Anton Troianovski, autores de la investigación.

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En cuanto al frente que el gobernante ruso tiene abierto en Europa, Cristina Rosas, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de México, explicó que las tensiones entre ambos países se han incrementado “porque la mitad de la población ucraniana quiere que su territorio se una con Rusia y la otra mitad es pro occidental, pro Unión Europea y pro Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y ha buscado acercamientos con Occidente, lo que tiene muy molesta a Rusia”.

Ante este escenario, Estados Unidos, uno de los principales miembros de la OTAN, fijó posición a favor de Ucrania y ha amenazado a Rusia de imponer “la madre de las sanciones” si se atreve a invadir militarmente el suelo ucraniano. Para el presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras, esa amenaza “es muy creíble”.

Si bien aseguró que es necesario conocer la medida a fondo para poder ofrecer consideraciones al respecto, adelantó que “sanciones al petróleo o al gas ruso, pudiesen poner en aprietos a ese país”. En todo caso, la realidad ha demostrado todo lo contrario con respecto a las sanciones que el gobierno de Donald Trump impuso a la industria petrolera venezolana. La estrategia de máxima presión de Estados Unidos, la cual buscaba ahogar a la administración de Nicolás Maduro para propiciar un cambio de gobierno en Venezuela, no ha logrado su objetivo.

Ciertamente se han reducido los ingresos petroleros, pero el régimen ha logrado aumentar la producción y exportación de crudo a niveles que le permiten sostenerse en el poder. De hecho, a mediados de febrero, el economista y director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, indicó en su cuenta de Twitter que “si los precios petroleros actuales se mantienen así como los niveles de producción de Venezuela, el gobierno de Maduro recibiría en 2022 un 70% más en ingresos por concepto de venta de crudo que lo recibido en 2021”.

La razón de todo ello es que la administración de Maduro se volvió un experto en violar las sanciones con la ayuda —y beneficio— de Irán y China, así como de compañías fantasmas aliadas con el régimen que aprovechan esta situación para enriquecerse aún más ilícitamente, a expensas de las empresas europeas y americanas en Venezuela que, debido a las sanciones, están incapacitadas de operar.

“Es sorprendente cómo Venezuela ha mutado para superar las dificultades derivadas de las sanciones, lo que hace que el comercio petrolero de Venezuela sea cada vez más opaco”, dijo Francisco Monaldi, director de la Iniciativa de América Latina del Instituto Baker e investigador de la Universidad Rice, a la agencia de noticias Reuters el año pasado.

Los viejos y nuevos aliados de Rusia en Latinoamérica

El conflicto de Rusia con Ucrania no compete única y exclusivamente a Europa, ya que algunos países de América Latina, de acuerdo con algunos analistas, han tomado partido, bien sea de forma abierta, como es el caso de Venezuela, o de manera más discreta, que es lo que ha hecho Brasil.

Y esto servido en bandeja de plata, ya que Rusia busca tener más influencia en esta región, la cual tradicionalmente ha sido aliada de Estados Unidos por su cercanía geográfica. Según The New York Times, Putin en los últimos días ha conversado telefónicamente con Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, y también llamó a los gobernantes de Venezuela, Nicolás Maduro y de Cuba, Miguel Díaz-Canel.

Además, fue anfitrión del presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien prometió durante una visita al Kremlin reducir la dependencia de su país de Estados Unidos y del mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, quien durante su visita a Rusia dijo que buscaba “afianzar la cooperación económica entre los dos países”.

El medio estadounidense agrega que esta “ráfaga de diplomacia personal dirigida a América Latina por parte de Putin, durante el período de mayor riesgo de su mandato, a menudo se basa en lazos que se remontan a la Guerra Fría y arroja luz sobre la naturaleza global de sus ambiciones: ejercer influencia incluso en regiones lejanas. Está intensificando el compromiso y construyendo lazos con una franja en expansión del hemisferio occidental, incluso con países como Brasil y Argentina, que tradicionalmente han estado cerca de Washington”.

Ahora, la estrecha relación entre Rusia y Venezuela data de la época del fallecido presidente Hugo Chávez. De allí que no causara mayor sorpresa que el primer destino del viceprimer ministro ruso, Yuri Borisov, en su visita oficial a América Latina fuera Venezuela, donde estuvo el pasado 16 de febrero.

Durante el encuentro con Maduro en el Palacio de Miraflores, el gobernante venezolano aseguró que “hemos ratificado el camino de una poderosa cooperación militar entre Rusia y Venezuela para la defensa de la paz, de la soberanía, de la integridad territorial (…) Y, además, se profundizarán los acuerdos económicos de cooperación”.
Sin ofrecer detalles al respecto, dijo que el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, “tiene instrucciones precisas”, así como “todo el Estado Mayor Superior”. “Vamos a incrementar todos los planes de preparación, entrenamiento, cooperación con una potencia militar del mundo como es Rusia. Nuestros lazos son profundos e históricos”, subrayó.

Igualmente, Maduro ratificó su apoyo a Putin con respecto a sus intenciones con Ucrania. “Rusia cuenta con todo el apoyo de la República Bolivariana de Venezuela en la lucha que está dando para disipar las amenazas de la OTAN y del mundo occidental y para que Rusia siga siendo un territorio de paz”, sentenció.

No obstante, el viceministro ruso de Exteriores, Serguéi Riabkov, no descartó en una entrevista concedida en enero con el canal de televisión ruso RTVI el despliegue de infraestructura militar en Cuba y Venezuela.

Al respecto, Luis Fleischman cofundador del Centro para la Democracia y la Investigación Política de Palm Beach, aseguró que la intervención de Rusia en América Latina, “especialmente proveyendo armas a Venezuela, a Cuba y a Nicaragua, es parte de una estrategia que se intensificó después de la crisis de Georgia en el año 2008”.
Añadió que se trata de una estrategia para tener influencia “sobre lo que se llama el patio trasero norteamericano, tener influencia en una zona donde Estados Unidos puede ser, desde el punto de vista de seguridad, muy vulnerable y esto no empezó ahora, esto viene desde mucho antes”.

Advirtió que este posicionamiento de Rusia en América Latina ha sido ignorado por parte del gobierno norteamericano por mucho tiempo. “Vladimir Putin mencionó abiertamente hace tres semanas que habló con Cuba y Venezuela y esto fue ignorado por parte de la administración de Joe Biden. Yo creo que casi no se está poniendo atención a América Latina y lo que significa para la seguridad de Estados Unidos. No se está tomando en serio eso”, indicó.

¿Cuáles son las intenciones rusas con Occidente?

El artículo de The New York Time asegura que las verdaderas intenciones de Putin con Occidente son difíciles de leer. “Su acercamiento a América Latina podría ser una finta, una forma de complicar la respuesta de Occidente a su amenaza de invasión de Ucrania. Al mismo tiempo, los líderes latinoamericanos tienen sus propias agendas políticas y pueden estar utilizando a Putin para ganar influencia con Estados Unidos, que, junto con China, todavía ejerce una influencia mucho mayor en la región en general”.

El medio norteamericano aclara que la reciente diplomacia latinoamericana es un recordatorio de que para Putin un objetivo más amplio es primordial en su política exterior: devolver a Rusia al estatus de una gran potencia capaz de desafiar a Estados Unidos.

Según los autores, el cortejo de Putin por América Latina lleva años en proceso. “Ha sabido aprovechar vínculos que datan de la era soviética, resentimientos locales contra Estados Unidos y caprichos de líderes particulares. Durante la pandemia, mientras las naciones ricas acumulaban vacunas contra el covid-19, el Kremlin aprovechó otra oportunidad: en al menos cinco países latinoamericanos (Argentina, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Paraguay), la vacuna Sputnik V de Rusia fue la primera en llegar”.

Para comprender la relación de Rusia con Occidente el New York Times considera necesario algunos aspectos tales como:

-La tensión entre las regiones está creciendo y el presidente ruso, Vladimir Putin, está cada vez más dispuesto a asumir riesgos geopolíticos y hacer valer sus demandas.

-Competir por la influencia. Durante meses, la amenaza de confrontación ha ido creciendo en un tramo de Europa desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro.

-Amenaza de invasión. A medida que el ejército ruso aumenta su presencia cerca de Ucrania, las naciones occidentales buscan evitar un empeoramiento de la situación.

-Política energética. Europa es un gran cliente de los combustibles fósiles de Rusia. Las crecientes tensiones en Ucrania están generando temores de un corte en pleno invierno

-Crisis migratoria. Mientras la gente se reunía en la frontera este de la Unión Europea, la incómoda alianza de Rusia con Bielorrusia desencadenó fricciones adicionales.

-Militarización de la sociedad. Con un “ejército juvenil” e iniciativas que promueven el patriotismo, el gobierno ruso está impulsando la idea de que se avecina una pelea.

Juan Francisco Contreras advirtió que Rusia, desde hace bastante tiempo, viene implementando una estrategia para recuperar su influencia en los países que integraban la Unión Soviética y también en otras naciones del mundo.

“Vemos lo que paso en Georgia, un proceso parecido a lo que pasó en la península de Crimea, donde se generó un conflicto bélico. Los rusos intervinieron y dos provincias se separaron de Georgia, que son Estados reconocidos por muy pocos países como Rusia, Nicaragua, Venezuela. Allí se ve que hay un juego geopolítico estratégico, donde se utiliza a Venezuela y a Nicaragua como peones de ese ajedrez geopolítico ruso”, indicó.

Aseveró que Rusia “lo que viene haciendo también en países como Estonia, Letonia y Lituania es promover una especie de grupos o milicias pro rusas para después buscar anexarse esos territorios. Lo hicieron en Crimea y ahora están tratando de hacerlo en algunas regiones al este de Ucrania”.

El internacionalista es de la opinión de que Rusia está tratando de revivir la “guerra fría” que tuvo el siglo pasado y que ocupó gran parte del siglo XX, y que esas políticas de acercamiento con algunos jefes de Estado de América Latina responden más a un criterio ideológico-político que a verdaderos intereses de la región con Rusia”.

Explicó que América Latina está “sumamente lejos de Rusia, donde cualquier tipo de intercambio comercial se hace muy costoso y difícil. Además, la mayoría de las materias primas rusas compiten con las materias primas latinoamericanas, básicamente petróleo y gas, y en América Latina no tenemos ningún tipo de carencia o escasez de esos productos”.

De allí que reiterara que “estas alianzas responden más a un interés político-ideológico que a otra cosa y esto básicamente es un sentimiento antinorteamericano de algunos líderes de la región, que están en contra de las políticas de Estados Unidos”.
En cuanto a la postura de la nación norteamericana ante este juego geopolítico ruso, Contreras sostuvo que la posición del gobierno de Joe Biden puede ser preocupante para los intereses de su país “porque la debilidad que demuestra Biden es lo que está haciendo que Putin aproveche la situación para ir generando conflictos”.

“Estados Unidos tiene problemas internos bastante complicados, producto de la pandemia y de otras cosas que han influido en la economía y eso tiene resultados en la opinión pública norteamericana. Además, esa política de ir retrocediendo en torno a la influenza global es lo que Rusia y China han venido aprovechando”, indicó Contreras.

Por su parte, Fleischman afirmó que Rusia y China comparten un interés geopolítico en el mundo entero y es la de estimular autocracias o dictaduras. “La mejor forma de combatir la expansión del orden liberal es con el apoyo directo a las dictaduras. Cuantas más democracias haya en el mundo es peor para ellos (Rusia y China)”.

Precisó que los regímenes autocráticos también buscan a Rusia para entablar una relación directa, la cual genera una política exterior “antinorteamericana” o pro rusa o pro china. “Tomemos a Turquía, que ha sido un aliado de la OTAN y tiene el segundo ejército más poderoso de la OTAN después de Estados Unidos. Se está yendo hacia una dirección diferente; es decir, hacia Irán, Rusia, está saliéndose de la alianza tradicional”, comentó.

Explicó que Putin estimula el nacionalismo y la soberanía nacional, lo que atrae directamente a estos países con gobiernos dictatoriales. “Hoy en día las dictaduras tienen consecuencias geopolíticas y Rusia y China lo saben. Por eso su apoyo directo a países como Venezuela, Cuba, Nicaragua y muchos otros”, apuntó.

A su juicio, para que Estados Unidos y Rusia lleguen a un acuerdo sobre América Latina es necesario que se abra un canal de comunicación directo. “En este escenario hay que ser muy creativo y pensar. Yo nunca quise a Donald Trump, pero él dijo algo que sí comparto. En varias oportunidades durante su mandato preguntó: ¿Qué hay de malo en llevarse bien con Rusia?”.

A lo que Fleishman respondió: “Hoy en día estamos en un mundo multipolar y Estados Unidos no se da abasto y encima hay un espíritu dentro de Estados Unidos cada vez más aislacionista en ambos partidos. Entonces, para resolver problemas mundiales y proteger las democracias que nos quedan lo mejor es negociar con Rusia con mano firme, pero a la vez tomarlo como un socio negociador para ir resolviendo el mundo”.

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Juan Carlos Salas
Juan Carlos Salas
Editor Senior. Periodista de Política y Economía. Especializado en la fuente electoral. Locutor y amante de la tecnología. Más de 15 años de experiencia en medios de comunicación tanto impresos como digitales.

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