En algunos círculos dentro de la administración de Nicolás Maduro ha venido subiendo el volumen la discusión sobre la pertinencia de que la actual vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, ejerza el cargo dual junto con el de ministra de Finanzas. Una figura percibida por muchos como invencible ha enfrentado dos reveses en las últimas semanas: El instructivo Onapre y la fuerte devaluación del bolívar de los últimos días, informó el semanario Exclusivas Económicas.
Rodríguez, quien ha logrado ufanarse de haber controlado la hiperinflación, ha tenido que aceptar que el instructivo Onapre fue una torpeza, hasta tal punto que el propio Tribunal Supremo de Justicia lo consideró inexistente en un intento por salvar la reputación de la administración de Maduro.
Pero las implicaciones están allí y las protestas que creó, por el detrimento de las condiciones laborales para los trabajadores (no sólo los maestros), pusieron los nervios de punta a Maduro, según confirmó una fuente interna.
El segundo revés ha sido la devaluación del bolívar, que no solo obedece al aumento del dinero circulante en la calle -por el pago de las vacaciones de los empleados públicos- sino porque paradójicamente el haber creado el Impuesto General a las Transacciones Financieras (IGTF) aumentó los pagos en bolívares.
Es así como el haber obligado a los agentes económicos a transar en bolívares se convirtió en una bola de nieve que ahora luce indetenible.
Para algunos, esto nace de lo poco viable que resulta que la vicepresidenta logre por un lado acertar en sus decisiones políticas cuando debe -por otro lado- continuar con un plan de austeridad fiscal; que incluso ha llevado a que se les disminuya en 50% el presupuesto a las gobernaciones. Disciplina fiscal y manejo político, al parecer, no están yendo de la mano en este momento.
Una fuente que prefirió mantenerse bajo la reserva confirmó, además, que los ingresos en dólares de la nación se están retrasando porque a Venezuela se le está complicando vender su petróleo a descuento pues Rusia está “jugando duro” en ese mercado.
A esto se suma que, al estar sancionada, cada vez a Pdvsa se le hace más complicado el cobro de lo que vende; y ese retraso podría afectar su posibilidad de inyectar divisas en el mercado cambiario.
Es así, como lo que nunca antes se había ni siquiera comentado ahora comienza a hablarse y es la posibilidad de que la posición de Delcy ante Nicolás Maduro se esté debilitando. ¿Hará falta un tercer strike? Eso se verá en las próximas semanas.