La Universidad Central de Venezuela (UCV) está cada vez más cerca de vivir la experiencia del cambio y renovación de autoridades, con la realización de los próximos comicios del 26 de mayo. Enrique López–Loyo, jefe de la cátedra de Anatomía Patológica de la escuela de Medicina José María Vargas de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y expresidente de la Academia Nacional de Medicina (ANM), es otro de los aspirantes a rector de esa casa de esa casa de estudios para el período 2023–2027.
Entre sus principales preocupaciones, mencionó la necesidad de reivindicar los sueldos y salarios del personal docente y obrero de la universidad; ofrecer la posibilidad de capacitación interna para este personal, así como brindarles soluciones médicas en primera instancia mientras se solventa la crisis administrativa de la universidad y poder brindar una póliza de seguro a cada empleado.
En cuanto a los estudiantes López–Loyo reconoció “la imperante” necesidad de brindar mejores oportunidades en cuanto a educación, capacitación y recursos a los bachilleres. Se mostró preocupado ante el bajo nivel educativo que, a su juicio, presentan los recién egresados de la educación diversificada y se identificó con la lucha continuada den la exigencia de una mayor y mejor remuneración económica por el concepto de becas; así como la recuperación de beneficios tales como el transporte y el comedor.
Otra de las banderas con las que el médico hizo sinergia fue con la de defender y velar por los derechos de la mujer y el respeto a la diversidad. Reiteró que, desde el Centro de Estudios de la Mujer, deben ser evaluados y trabajados todos los casos que han sido denunciados recientemente de abuso y acoso sexual dentro de las instalaciones de la «casa de que vence la sombra».
Conociendo su propuesta
–¿Qué le ofrece su candidatura a la UCV y al estudiantado?
-Debemos partir que el problema de carácter trasversal que afecta a todos los componentes de recursos humanos universitarios es la pérdida del poder adquisitivo, con sueldos miserables que no cubren ninguna necesidad para la supervivencia digna de todos. Esto ha llevado a que se restrinjan los horarios de trabajo para disminuir los gastos de traslados y ha permitido que muchos trabajadores busquen vías alternas para resolver sus necesidades básicas, pero ha mermado significativamente la productividad de los procesos de docencia, investigación y extensión, profundizando nuestra crisis institucional.
Nuestro personal viene a trabajar confrontando muchos problemas en su hogar. Preocupado porque no puede solventar sus necesidades más apremiantes, muchos exhiben, inclusive, signos de desnutrición. Algunos viven de la poca ayuda que les brinda algún familiar que les envía algo desde el exterior y ese personal que se mantiene en pie va con el orgullo de ser ucevista, con sentido de pertenencia, y ha entendido que no se deben abandonar nuestros espacios de lucha.
Nuestra crisis es real y la estrategia para superarla debe ser realista, pero requiere de la unión de todos. Aquí no hay espacio para la demagogia, para ofrecer soluciones mágicas. Quien llegue a ser el triunfador no va a realizar cambios inmediatos solo con ostentar el poder. El cambio hay que construirlo entre todos.
Quien piense que está en una carrera de 100 metros para llegar a la meta, pararse en el podio y esperar una presea se equivoca. Éste, en verdad, es un maratón con una meta distante, con un esfuerzo de largo alcance.
¿Qué hacer? Se requiere de un equipo con capacidad de gestión de crisis, con experiencia en las luchas por los derechos fundamentales de los ciudadanos. Que esté constituido, además, por profesores con conocimiento pleno en cada uno de los cargos relevantes que deberán llevar a nuestra universidad a un período que será, más bien, transicional; donde hay que hacer estrategias para exigir al Estado la asignación de recursos que nos corresponden. La devolución de las competencias y administración de recursos, a partir de gestiones innovadores en lo gerencial y propiciar actividades de financiamiento en asociación con entes locales e internacionales.
El estudiante ucevista debe tener una atención desde su ingreso, su prosecución y su egreso. Debemos lograr la recuperación de las providencias estudiantiles, comedor y transporte como elementos esenciales para facilitar su traslado y permanencia dentro de la institución, buscando vías alternas para preservar esos beneficios a través de asociaciones estratégicas, alianzas y acuerdos a todos los niveles que los lleven a la participación en proyectos de investigación, consecución de becas, reconocimientos y preparadurías.
Superando la situación grave y actual, en la cual un estudiante recibe solo 5 dólares de beca y 7 bolívares como asignación por ser preparador. Se debe lograr el fortalecimiento de programas de atención a las necesidades a los estudiantes en materia de orientación vocacional y también, psicológicas y académicas a través de comisiones de orientación de las unidades de asesoramiento académico y de la oficina de bienestar estudiantil.
Proponemos, igualmente, la creación de brigadas sanitarias para promover jornadas que se extiendan también a todos los trabajadores con carácter de atención primaria en materia de salud. Otro aspecto importante a considerar es la pertinencia del curso introductorio que es, hoy en día, una necesidad imperiosa vistas las deficiencias de conocimientos básicos que presentan los bachilleres que ingresan a la universidad. Ésta ha sido una experiencia valiosa en las facultades que lo han implementado, por lo cual debería ser extensivo a todas como producto de una política general de la universidad.
Por otra parte, es fundamental procurar y promover la participación estudiantil a través de actividades que incluyan los voluntariados, las pasantías y los servicios comunitarios.
El apoyo de todos para lograr los objetivos
–¿Qué considera que hace falta, en este momento, en la universidad para que pueda vencer los problemas que aquejan al alumnado y al personal docente y obrero de la UCV?
-Aquí hay que definir que nuestros problemas pasan por la obtención de recursos financieros, ya que el Estado ha tomado una estrategia errada al tratar de buscar nuestra aniquilación por la vía de la supresión abominable de los recursos que nos corresponden.
Por lo tanto, una gestión más dinámica debe procurar estrategias innovadoras que incluyan poder lograr tener la capacidad para ser creativos en la recuperación de recursos. Por ejemplo, de nuestra Zona Rental que nos adeudan. Hay que buscar alianzas internacionales con centros de investigación y organismos multilaterales que nos lleven a reinsertarnos en las redes del conocimiento global; así como fomentar la reactivación de las compañías anónimas que se crearon para cada facultad, estableciendo pautas para el manejo de iniciativas para la obtención de recursos propios a través de asesorías, actividades comerciales y culturales, todas bajo una impecable supervisión y contraloría efectiva.
Para ello hay que replantear la modificación de muchos de los instrumentos de reglamentación interna que hoy día hacen pesados e imposibles la tramitación de estos cambios y que no permiten salvar los obstáculos burocráticos que nos suprimen la libertad de emprendimiento financiero.
Todo esto va a conducir a reforzar nuestra fortaleza académica en lo formativo, en la investigación y en las capacidades de extensión, llevando a un proceso de recuperación que va a ser, necesariamente, progresivo, pero con la ayuda de todos los que hacemos vida en nuestra tricentenaria universidad lo vamos a lograr.
El personal jubilado afronta una problemática particular, puesto que la mayoría depende de la asignación miserable de sueldos que le provee la universidad debe ser tratado como un caso particularmente especial, ya que no hay garantía de la provisión oportuna de sus medicinas o de los alimentos básicos para su nutrición.
Hemos visto con horror noticias con casos de profesores jubilados que fueron encontrados muertos en sus hogares, abandonados y desnutridos. Nuestras unidades de trabajo social deben asumir un rol de identificación de profesores jubilados en estado de vulnerabilidad para prestar apoyo y canalizar por los medios necesarios estos casos que son particulares.
A nuestros trabajadores proponemos un programa de profesionalización para que la propia universidad brinde la oportunidad de estudiar y formarse en su seno, favoreciendo la promoción social que les brinde mejores horizontes para su desarrollo, tanto personal como familiar. Es vital apoyar el servicio médico de los trabajadores, logrando la participación de los posgrados médicos y quirúrgicos, a través de una asociación estratégica con estos posgrados que imparte la universidad, que pueden asignar actividades de consulta externa en sus espacios, para ayudar a la canalización de problemas particulares de salud, mientras recuperamos las capacidades de brindar la cobertura por seguros; siendo otro aspecto a revisar, el respetar los requerimientos de clasificación y ascenso de los trabajadores, recuperar la ruta de transporte con la adecuación de las unidades.
Situaciones que necesitan el apoyo de todos para lograr estos objetivos. No han podido y no podrán destruirnos, porque seguiremos venciendo las sombras y resplandeciendo como un sol que ilumina a toda Venezuela.
–¿Cuál es el valor de estas elecciones universitarias?
-Este proceso electoral es de especial significación y es inédito porque cierra el ciclo más largo conocido de no renovación de autoridades universitarias a todos los niveles. También porque involucra la totalidad de los integrantes de la familia universitaria, quienes tendremos la posibilidad de poder fortalecer la participación democrática dentro de la institución.
Esto será el preludio de otros horizontes. De allí la responsabilidad que tenemos de escoger hombres y mujeres con compromiso y que estén conscientes de los cambios que nuestra universidad necesita.
–¿Considera que lo que suceda en la UCV, debería ser replicado en el país?
-Sin lugar a dudas, el ejemplo de civilidad y transparencia de este evento va a motorizar el inicio de procesos electorales similares y va a ser la guía referencial para el resto de las universidades, de los gremios y los sindicatos nacionales, con el fin de completar la tan anhelada renovación de sus autoridades.
Serviremos de ejemplo también al país que está a las puertas de procesos electorales fundamentales que serán vitales para el futuro de la nación venezolana; sin embargo, hay que competir respetando el derecho que tiene cada profesor de postularse, sin generar descalificaciones y guerras de descrédito, las cuales desmeritan solo a quienes las propician porque demuestran con esa actitud que no tienen argumentos para hacer planteamientos serios, sustentables y que aseguren un cambio verdadero en nuestra institución.
–¿Cómo considera que el cambio de autoridades universitarias, pueda ayudar en el restablecimiento de la democracia en el país?
-El cambio de las autoridades universitarias será, sin duda, un ejemplo de participación ciudadana. Un ejercicio para certificar la importancia del voto como mecanismo fundamental para dirimir los conflictos, las diferencias; además de darle paso a la rotación de personas que ostentan la representación institucional, ejerciendo plenamente la alternabilidad que es necesaria para abrir espacios para la participación de las diferentes tendencias del pensamiento. Esa alternabilidad es uno de los valores más importantes de la democracia, la cual se garantiza eligiendo con plena libertad.
–¿Cómo cree que debe ser abordado el problema de las recientes denuncias de abuso y acoso sexual hechas por mujeres dentro de la universidad?
-Se debe partir por abordar los problemas de seguridad a lo interno, tanto de la ciudad universitaria como extensiva a los núcleos de Maracay, Barquisimeto y nuestras extensiones experimentales.
No se trata de permitir el paso de funcionarios policiales, lo cual contraviene nuestros principios fundamentales de autonomía, sino que se deben reforzar las políticas internas de seguridad, implementando, entre otros, talleres para la garantía de la vida e integridad de las personas, el tratamiento de las víctimas e identificación de victimarios y propiciar la cultura de la denuncia de los incidentes particulares. Se conoció que el reciente caso, que provocó la justa reacción de los grupos universitarios, finalmente, no pudo ser canalizado por falta de la denuncia respectiva.
La universidad cuenta, desde hace años, con el Centro de Estudios de la Mujer y junto a ellas se debe hacer una investigación profunda de cada caso y generar los protocolos que puedan ser aplicados; sin embargo, lo correcto es que se trabaje para elaborar un manual preventivo que sea de difusión masiva para la comunidad universitaria.
La estrategia pasa por la capacitación ciudadana. La universidad debe dar cumplimiento a las directrices de la Organización de las Naciones Unidas, que nos llama a defender los derechos humanos de la mujer y garantizar que todas alcancen su pleno potencial. Debe imperar la paz, la tolerancia a la diversidad y la protección a los derechos de todos.