Especialista en el lago de Maracaibo: “Vemos un deterioro mucho más crónico”

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Desde 2016, la bióloga Yurasi Briceño realiza investigaciones formales en el lago de Maracaibo. Al día de hoy sus proyectos son los únicos que desarrolla, en dicho lugar, el centro de ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), donde Briceño realiza su doctorado.

Quizá por esta razón o por falta de más personal que investigue en el sitio, el IVIC, adscrito al ministerio de Ciencia y Tecnología, no tiene una opinión formal sobre la realidad de este lago, cuya agua es vista por los satélites de la NASA como verde por la contaminación en ella.

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A pesar de ello, Briceño relata cómo ha avanzado el problema a lo largo del tiempo y “desafortunadamente en los últimos años estamos viendo un deterioro mucho más crónico del lago producto de los derrames de petróleo”.

Para la bióloga egresada de la Universidad del Zulia las condiciones en las que se encuentra el lago de Maracaibo son “bastante tristes y deplorables desde el punto de vista ecológico”. Afirma que las fugas de crudo en los últimos cinco años se han intensificado “mucho”.

“Antes eran eventos esporádicos y hoy en día suceden diariamente. Todos los días hay un derrame de petróleo en el lago o una fuga de cualquier otro componente asociado a la industria petrolera debido a la ruptura de las tuberías en la instalación subacuática, las cuales ya no tienen mantenimiento y, por ende, se corroen por la salinidad y por el mismo efecto del agua. En consecuencia, se deterioran y al partirse empiezan a liberar todas las sustancias que en ellas aún hay”, dice.

Lea también: Pueblos de agua contaminada: las consecuencias de un verde lago de Maracaibo

Una asfixiante capa superficial

Briceño también es la directora del proyecto Sotalia, equipo multidisciplinario abocado a la investigación, conservación y difusión de las especies de mamíferos acuáticos en Venezuela y su ambiente, con énfasis en el ecosistema del sistema del lago de Maracaibo.

Como bióloga, investigadora y directora de dicha ONG, indica que la gran cantidad de algas, sumado a los derrames de petróleo, crearon alteraciones en el ecosistema del lago de Maracaibo producto de la disminución de oxígeno en todo el cuerpo de agua que provocan.

“La explosión de la cantidad de algas la hemos visto en el pasado. Se generan por las aguas que vienen de las zonas donde hay plantaciones. En ellas hay un alto contenido de nitrógeno por parte de los fertilizantes del sector agrícola. Y como estas aguas llegan al lago de manera directa, sin pasar por ningún tipo de tratamiento, incorporan esta cantidad de nitrógeno al ecosistema”, explica.

Agrega que por esa razón las algas se reproducen mucho más y, en consecuencia, “tanto las algas como el petróleo crean una capa superficial que no permite el paso de los rayos solares, impidiendo que lleguen al fondo del lago para que se generen los procesos de fotosíntesis que hacen que se mantenga estable la cadena trófica. Al haber este bloqueo, también se empieza a perder el oxígeno disuelto en el agua y los pequeños peces se terminan asfixiando”.

Una realidad mucho peor a la del pasado

“Las condiciones lamentables del lago de Maracaibo son antiquísimas. Desde que se comenzó la explotación petrolera en él en los años 20, siempre ha habido derrames. La diferencia ha sido la recurrencia y la respuesta”, dice Briceño.

La bióloga explica que hace por lo menos 10 años “la respuesta era un poco más efectiva, pero lo que ha sucedido en esta última década es que no hay una respuesta tan rápida ni planes de contingencia, ni de mitigación ni de restauración de las zonas afectadas por petróleo. Como resultado, todo esto está deteriorando a una velocidad mucho más acelerada al lago de Maracaibo”.

“Y desgraciadamente no hay la capacidad logística para responder ante los derrames y más ahora que se necesitan más personas porque son muchos los que ocurren en toda la extensión de las áreas petroleras del lago. Estamos hablando de miles de miles de kilómetros de tubería y se tendría que tener muchísimo personal para que cada vez que una de estas se rompa se pueda atender el derrame o se creasen procesos de contingencia que los evitaran. Pero desgraciadamente el efecto actual es mucho peor al del pasado”.

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Abigail Carrasquel
Abigail Carrasquel
Periodista venezolana

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