La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por siglas en inglés) y la Universidad Central de Venezuela (UCV) plantean sustituir parte de la producción de maíz por rubros como el sorgo y el mijo.
Así lo aseguró Ramón Elías Bolotín, directivo del Fondo para el Desarrollo de la Soya (Fondesoya), quién comentó que recientemente la Facultad de Agronomía de la UCV, ubicada en el estado Aragua, sostuvo un foro con la participación de la FAO, en donde «se habló mucho de volver a implantar el cultivo de sorgo y de mijo en Venezuela».
«Se ha hecho tradición en Venezuela que en invierno Guárico, Monagas y Anzoátegui siembran solamente maíz, por lo que sustituir maíz por sorgo y por mijo en zonas más marginales, donde hay menos precipitaciones, en suelos menos fértiles es lo que está promocionando la FAO y la UCV. Sería una buena solución para el circuito de alimentos balanceados para animales», dijo Bolotín.
Detalló que la mayoría de los alimentos balanceados que se producen en Venezuela son bajo la fórmula base de 60% maíz amarillo y 30% de soya. «El resto, el 10%, es minerales, vitaminas, aminoácidos, secuestradores de toxina, entre otros», agregó.
El ingeniero agrónomo explicó que el sorbo y el mijo «son cultivos mucho más resistentes que el maíz a la sequía, a los cambios de temperatura. Son cultivos que se pueden dar en tierras más marginales y que pueden ayudar mucho a alimentar el abanico de ingredientes de la formulación de los alimentos balanceados para los animales».
Recordó que «en Venezuela somos deficientes en el maíz amarillo para la elaboración de alimentos balanceados» y anteriormente esta técnica de sustitución llegó a funcionar en el país, «pero por muchas razones, el sorbo dejó de sembrarse».
«El sorgo y el mijo pueden sustituir en buena parte al maíz amarillo», insistió Bolotín, al resaltar que ambos rubros «se dan muy bien en el centro y el oriente del país, debido a que hay condiciones más álgidas y soportan mejor una sequía que el maíz».
El directivo de Fondesoya indicó que no cuenta con cifras actuales sobre el balance de la producción y el consumo de alimentos balanceados en Venezuela, pero considera que la propuesta de la FAO y la UCV es una innovación que el sector debería aprovechar.