En los últimos tiempos los atentados en Israel han sido llevados a cabo por lobos solitarios, como los llama la policía. Palestinos, principalmente jóvenes, no organizados, que usan lo que tienen a mano para atacar a israelíes (aunque en más de una ocasión también a otros palestinos, por error): cuchillos de cocina, tijeras, destornilladores, sus coches o, como sucedió en el último ataque, su camión.
El último atentado acabó con la vida de cuatro soldados, tres chicas y un chico, que bajaban de un autobús. El terrorista los atropelló y poco tiempo después fue abatido por las balas de un soldado y un guía turístico testigos del ataque.
Tienen en común estos atentados que son llevados a cabo de manera espontánea y casi siempre acaban con la muerte del atacante. Y como todo suicidio publicitado por los medios de comunicación, tiene un efecto contagio.
La sociedad israelí y la palestina se preparan para más de estos letales incidentes.