Las nuevas medidas económicas: ¿pueden cumplir sus objetivos?

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Los anuncios económicos del gobierno arrancaron con la definición de un objetivo de crecimiento económico, atención al sector productivo privado y fortalecimiento del crédito que deben ser evaluados en positivo, pues representan un cambio sustancial con respecto a muchos discursos previos.

Sin embargo, la pregunta clave es si las medidas anunciadas tienen la dirección adecuada y el impacto esperado suficiente para lograr esos objetivos, considerando las limitaciones que bloquean el crecimiento, tales como la infraestructura y las condiciones actuales de la banca nacional.

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Si evaluamos los anuncios para estimular el crédito, podríamos decir que el objetivo y la dirección son correctas, pero con un impacto esperado bajo, debido a las débiles condiciones actuales de la banca, la desmonetización en bolívares y lo tímido de las medidas. 

Es una buena decisión reducir el encaje legal para liberar recursos que vayan al financiamiento de actividades productivas. Pero, 73% sigue siendo más del doble que la segunda peor tasa de encaje de America Latina (Argentina) y siete veces las de Colombia y Mexico. Pero en adición, la banca tiene hoy una parte importante de los encajes obligatorios no cubiertos, por los que paga multas permanentemente. Si descontamos esos porcentajes efectivos, la reducción del encaje teórico en realidad libera muy pocos recursos nuevos para ser prestados.

El anunció entonces de que esta reducción del encaje anunciado generará un aumento sustancial del crédito no luce posible. El impacto será más bien muy moderado.

Por otra parte, aunque se reduzca el encaje legal, la disponibilidad de bolívares de la banca para prestar (y para cualquier otra cosa) está absolutamente restringida y difícilmente se podrá expandir el crédito en proporción a la reducción del encaje.

Adicionalmente los patrimonios de la banca venezolana están muy depreciados luego de la crisis,  lo que hace que su capacidad de prestar este también restringida por los máximos permitidos por las prácticas bancarias internacionales.

Se hace necesario entonces fortalecer al sistema financiero y permitirle operar sin tantas restricciones, que le hacen cuesta arriba adaptarse a las nuevas condiciones de un mercado con uso intenso de divisas, que el mismo gobierno ha reconocido.

Sobre los créditos respaldados en  los depósitos en dólares, es una medida positiva que reconoce el cambio dramático en la composición de monedas usadas  en Venezuela y que hoy privilegia al dólar. Pero hay varios problemas aún por resolver en esa decisión para ser optimistas.

El primer problema es que se ordena que los créditos basados en dólares se entreguen en bolívares indexados. Pero eso necesita una normativa que comprometa al BCV a comprar los dólares a la banca para liquidar y recompre los bolívares al vencimiento del crédito a tasa de mercado. 

Obvio que los bancos no tendrían bolívares para prestar sobre sus depósitos en dólares. Solo BCV se los puede dar, pero la banca, que prestaría dólares propiedad de los clientes, quedaría descubierta si no tiene garantizada la recompra inmediata de bolívares al vencimiento. 

Ningún banco responsable vendería dólares de depósitos para prestar bolívares, incluso indexados, si no tiene garantía total de poder comprar de nuevo dólares  tan pronto recibe los pagos del crédito, pues de lo contrario quedaría sin las divisas propiedad de sus clientes.

Pero aún cuando se garantizara la compra y venta automática de divisas para la banca, considerando que 70% de la transacciones se hacen en divisas, permitir créditos sólo por el 10% de los depósitos es equivalente a 90% de encaje, lo que regresa al problema original de magnitud.

Sobre el impuesto a las transacciones en dólares, es obvio que el BCV busca revivir al bolívar (y es natural), pero no resuelve las causas por la que el mercado desechó esa moneda. Sin confianza, este impuesto (si es alto) solo estimulará las operaciones informales y en efectivo.

La clave de cualquier medida debe ser evitar que se estimule el mercado negro y la desbancarizacion del dólar y esto se resume en incentivar su uso a través de la banca contra la informalidad del efectivo, no nariceando al uso del bolívar, sin que compita intrínsecamente.

Entendemos el objetivo de las medidas de incrementar crédito y fortalecer el Bolívar. Ambos objetivos positivos. Pero para lograrlos hay que reconocer las condiciones del mercado, permitir a la banca operar flexible en moneda extranjera y rescatar la confianza para revalidar al bolívar.

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