CAF Banco de Desarrollo de América Latina estrenó el pasado primero de septiembre un nuevo presidente. Se trata de Sergio Díaz-Granados, hombre vinculado políticamente al partido del mandatario colombiano Iván Duque, quien impulsó su candidatura para evitar que el control de ese organismo multilateral fuera asumido por el gobierno argentino de Alberto Fernández, que pretendía una orientación más política como reseñó el semanario Exclusivas Económicas en sus números 38 y 50.
Díaz-Granados, de acuerdo con una fuente vinculada a la CAF, tiene varias misiones por delante: una de ellas es resolver el caso Venezuela, pero ahora en un contexto en el cual este organismo multilateral puede jugar un rol fundamental en la reactivación de financiamiento para obras de infraestructura pública como parte de las negociaciones entre la administración de Nicolás Maduro y representantes de los principales partidos de oposición en Ciudad de México, indica la publicación.
Agrega el semanario que hay un tema a resolver, como es el hecho de los incumplimientos que tiene el Gobierno venezolano por concepto de préstamos otorgados por la CAF, los cuales alcanzan 170 millones de dólares en morosidad, según la fuente de este organismo, aspecto que estuvo entre los temas informalmente conversados entre Díaz-Granados y la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez.
La funcionaria, en su papel de ministra de Economía y Finanzas, asistió al acto de investidura del nuevo presidente de la CAF. En ese evento, realizado en el auditorio del organismo, recurrió al estilo que mostró en la Asamblea Anual de Fedecámaras: combinó poses diplomáticas, respeto y negociación con posturas beligerantes y conflictivas.
Rodríguez, de acuerdo con Exclusivas Económicas, reclamó dos aspectos: primero, que la CAF haya formado parte de las sanciones contra Venezuela y muestra de ello está la postura que 13 de los 18 países que integran este organismo mostraron en 2019 al no reconocer la reelección de Nicolás Maduro en los comicios de 2018 y, en cambio, optaron por avalar la posición de presidente interino de Juan Guaidó y, segundo, la intención que existe –sobre todo por parte de Colombia- de que Caracas deje de ser la sede de esta institución.
“Venezuela es país sede de la CAF”, le recordó Rodríguez a Díaz-Granados. “El país ha sido víctima de la intolerancia política y desde el punto de vista económico es una competencia desleal que, sin duda, ha tenido un impacto en esta organización que establece mecanismos de financiamiento para el desarrollo”, añadió la funcionaria.