“La mayoría de las empresas ejecutan algún tipo de programa de reconocimiento de empleados, pero a menudo fracasan y desperdician recursos”, advierten Kerry Roberts Gibson, Kate O’Leary y Joseph R. Weintraub en su artículo “The Little Things That Make Employees Feel Appreciated”, publicado en Harvard Business Review. Esto se traduce en que hay compañías que no logran conectarse con los trabajadores, al tiempo que estos se sienten poco o nada apreciados.
La razón es que muchos gerentes no expresan adecuadamente su aprecio hacia el personal o recompensan a unos pocos, dejando así a la mayoría de la fuerza laboral sintiéndose excluida y pasada por alto. Pero no todo está perdido.
Los propios empleados han revelado, de acuerdo con el artículo, que hacer que se sientan valorados y reconocidos no es tan complicado. En la mayoría de las veces se reduce a “muchas prácticas pequeñas y de sentido común”.
“Adam Grant y Francesca Gino descubrieron que cuando las personas experimentan la gratitud de su gerente, son más productivas. Otro investigador descubrió recientemente que los equipos realizan mejor las tareas cuando sus miembros creen que sus colegas los respetan y aprecian”, señalan los autores, quienes también han podido observar -siendo justos- que hay muchos gerentes que luchan por hacer que los empleados sientan que sus talentos y contribuciones son notados y valorados.
Entonces, ¿dónde radica el problema? En las brechas notables entre las percepciones de los gerentes y los empleados. Los tres expertos descubrieron que, aunque los jefes sienten que es un desafío mostrar su agradecimiento al personal, los empleados piensan que en realidad es bastante simple. El truco está en ponerse de acuerdo, por muy simplista que parezca este planteamiento.
“Primero, había una gran diferencia entre cuánto apreciaban los gerentes a los empleados y qué tan apreciados se sentían los empleados. Especulamos que la ilusión de transparencia, o la tendencia de las personas a sobrestimar cuán visibles son sus emociones para los demás, explica esto: los gerentes asumieron incorrectamente que los empleados sabían lo que sentían por ellos”, señalan en el artículo.
En segundo lugar, muchos gerentes informaron que comunicar aprecio parecía realmente complicado. Algunos tuvieron problemas para equilibrarlo con la retroalimentación del desarrollo y temían enviar mensajes contradictorios a los empleados.
Para los trabajadores, en cambio, no se trata de una tarea compleja. De allí que fueran capaces de articular rápida y claramente las formas en que los gerentes podrían expresar su aprecio de manera efectiva. Esto fue lo que dijeron que los gerentes debían hacer, según Gibson, O’Leary y Weintraub.
-Evitar que el personal se sienta invisible. Tomarse el tiempo para saludar a los empleados y comunicarse con ellos es un punto valioso de conexión entre ambas partes.
-Dar retroalimentación equilibrada. Los empleados quieren saber qué están haciendo bien y dónde pueden mejorar. Recibir comentarios positivos y de desarrollo los hace sentir valorados.
-Abordar las oportunidades de crecimiento. Los empleados quieren saber qué les depara el futuro a sus carreras. Y cuando los gerentes se toman el tiempo para discutirlo, los trabajadores lo interpretan como evidencia de que son valorados.
-Ofrecer flexibilidad. La opción de trabajar de forma remota o simplemente sugerirle al empleado que puede llegar tarde el día después de trabajar horas extra, es interpretado como una señal importante de confianza y aprecio.
Como se puede ver se trata de pequeños gestos que no consumen mayor esfuerzo, tiempo o recursos, pero que sí tienen un impacto positivo en los empleados. Al final del día, construir una cultura de apreciación dentro de la empresa se reduce principalmente a muchas pequeñas prácticas de sentido común que se pueden resumir en no dar por sentado a su gente.