A un apartamento de Caracas llegan Carlos y Gabriela, como llamaremos a esta pareja para mantener sus nombres en reserva. En el lugar hay otras tres personas que también asisten con el mismo fin: vacunarse contra la COVID-19 de manera clandestina.
Cada uno de ellos pagó 200 dólares por las dos dosis que requieren para su inmunización. Para empezar el proceso observan que abren la nevera que se encuentra en el sitio y sacan las vacunas. Al ver caras de extrañeza en los presentes les indican que estas pueden estar en un refrigerador común porque “se trata de la vacuna china”, exclama la persona que está por inyectarlos.
Venezuela hasta los momentos recibió dos tipos de vacunas, la Sputnik V proveniente de Rusia y la Sinopharm de China. Esta última requiere un almacenamiento entre 2°C y 8°C y aunque en ese rango se halla la temperatura de un frigorífico doméstico, quienes esperan por su primera dosis desconocen cómo se conservó la cadena de frío hasta llegar allí.
Al preguntar Gabriela de dónde provienen las vacunas recibe la respuesta “de un depósito en La Guaira y como el gobierno no está vacunando, nosotros lo hacemos”. Los cinco presentes son inyectados por una persona que indica ser personal de enfermería. Luego, les fijan la cita para la segunda dosis a ser aplicada 21 días después. Ese día, al igual que hoy y que todas las citas en este departamento, serán inmunizadas cinco personas. Esta es una de las formas en las que opera el mercado negro de vacunas en Venezuela.
La Guaira, el punto de encuentro
En otra zona de la capital venezolana, un matrimonio de la tercera edad está en un consultorio médico haciéndose un chequeo de rutina cuando un doctor irrumpe con prisa, abre la puerta, posa su mirada en el colega que está atendiendo a la pareja y dice: “Ya estamos por irnos a vacunar a La Guaira, ¿vienes?”.
El asombro de los pacientes es inevitable y el galeno no da mayor respuesta. Aunque se desconoce si la oferta del especialista en salud pertenece a una vacunación producto del mercado negro, existe un factor común con el apartamento donde vacunan y es de dónde provienen o están las dosis: La Guaira.
Un mercado negro desplegado “en todo el país”
En el país no todo el personal sanitario cuenta con inmunización, la cual inició el pasado 18 febrero y según la Academia Nacional de Medicina (ANM), menos de 10% de la población está vacunada a pesar de que lo recomendado es 70%.
Aunque el sector de la salud es prioritario, seguido por los adultos mayores y las personas con enfermedades preexistentes, el mercado negro privilegia a quien tenga los recursos.
La noche del domingo, el Community Manager de Farmarato, Javier Rojo, contó a través de su cuenta de Twitter que se vacunó, y aseguró que “no está mal buscar sobrevivir un poquito en este país”. Además, expresó que ayudó a diez personas que no tenían los recursos para hacerlo.
Aunque en el país la vacunación es gratuita, en el mercado negro ronda entre 200 y 600 dólares. “Conocemos casos en los que se han vendido estas vacunas a 300, y a 600 dólares las dos dosis. Esta situación es condenable. Mientras mueren los venezolanos, están criminales que comercian con la salud del pueblo”, dijo Dinorah Figuera durante la sesión de la semana pasada de la Comisión Delegada de la Asamblea Nacional liderada por Juan Guaidó.
“Tenemos denuncias de un mercado negro de vacunas, presuntamente desde el Hospital Militar (en Caracas), desde donde venden las vacunas en 300 y 600 dólares”, expresó en el encuentro virtual.
Al respecto, Virgilio Ferrer, quien también forma parte de la investigación, dijo a HispanoPost que, aunque el estudio está en curso, “existe un número importante de personas con recursos que han accedido a las vacunas por esta vía”.
A pesar que en la sesión del pasado miércoles se indicó que existían denuncias de un mercado negro de vacunas desde el Hospital Militar, ubicado en Caracas, Ferrer enfatizó que esta red de corrupción está “en todo el país”.
Las alertas sobre la existencia de este mercado negro fueron hechas hace un mes por el médico e integrante de la Mesa Técnica Nacional para Acceder a las Vacunas de Covax, Julio Castro, en un programa radial.
“Me han informado amigos que los llaman y les ofrecen llevarles la vacuna a su casa. Delivery de vacuna. Ante alguien que te ofrece una vacuna así debes preguntarte cuál es la cadena de custodia de la inyección, cómo llegó hasta mí, de dónde sale. Y la respuesta indica que es una mala señal”, afirmó.
Viajar, otra opción para vacunarse
Mientras algunos venezolanos que poseen el dinero acceden a ser parte de una red de corrupción para estar vacunados, otros optan por viajar a países como Estados Unidos.
Alejandra y toda su familia decidieron salir de Venezuela para poder vacunarse. Al igual que los testimonios anteriores, Alejandra no es su nombre real, es para resguardar su identidad.
Aunque esta alternativa tampoco es económica ni accesible para todos, es posible al no existir impedimentos en Estados Unidos ante la avanzada inmunización en su población y la amplia cantidad de dosis que indica tener.
Alejandra estaba preparada para decir que viajaban al país norteamericano por un encuentro familiar producto del nacimiento de un nuevo integrante. Pasó las fronteras y en ningún momento le preguntaron algo relacionado. Pero la verdadera razón era viajar para poder tener la vacuna.
A los pocos días Alejandra, sus hijos y esposo fueron vacunados con la primera dosis y actualmente están a la espera de la segunda. Desde el inicio, al comprar los pasajes esta espera estuvo contemplada y, por ello, el viaje dura un mes.
Al igual que esta familia hay quienes aprovechan que el espacio aéreo de Venezuela está abierto y hacen escalas en República Dominicana, México o Panamá para finalmente llegar a Estados Unidos y vacunarse.
Este no es el primer mercado negro que surge en Venezuela frente a la COVID-19, lea también:
Lo que debe saber del “combo para tratar la COVID-19” que distribuyen terceros en Venezuela